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Bodas

Una boda ibicenca en la playa de Zahora

Marta y Emilio se casaron el pasado 19 de junio en la playa de Zahora, un entorno natural paradisíaco situado en los Caños de Meca (Cádiz). El mar, el sol, y sus familiares y amigos fueron testigos de excepción de su romántica boda.

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La decisión de dar el “Sí quiero” no fue difícil de tomar… Lo que deseamos era tener un boda distinta que celebrara lo que para nosotros ha sido la suerte de nuestra vida, el poder estar juntos tras superar muchas dificultades.

 

 

Lo primero fue escoger el lugar, y lo principal lo teníamos claro: no podía faltar la playa. No hay nada que más extrañemos los andaluces que vivimos lejos de nuestra tierra que el mar!! Y tuvimos tan buena suerte que uno de los lugares preferidos de la novia en Caños de Meca celebraba bodas… y nosotros sin saberlo! Un pequeño complejo hotelero de carácter rural, Sajorami Beach, al borde de la playa de Zahora, nos hizo soñar con nuestro perfecto día! 

Nació la idea de una boda ibicenca, playera, algo hippie…. Además nos ofrecían la posibilidad de cerrar todo el complejo para nosotros el fin de semana, con lo que fueron tres días de celebración!!

El menú también decidimos que se saliera de lo normal… y tras el brindis final de la ceremonia, se sirvieron unas brochetas de frutas para abrir el apetito y que empezara el coctel. Los platos fuertes, tras diversos entrantes cocinados con materia prima de la tierra, se componían, de cómo no, gran variedad de pescaíto y un buen homenaje de carnes de la sierra a la brasa.

 



Ya sólo quedaba disfrutar de los preparativos….. y entre ellos uno muy especial… el vestido de la novia!!!!  La elección fue relativamente fácil, buscaba algo sencillo, pero de corte moderno y que se adaptara a una boda playera como la queríamos hacer. A su vez, también tenia claro que tenía que ser de Rosa Clará, por lo cual se reducía bastante el abanico de posibilidades… Me encantó el tejido de macramé artesanal del que había diseñado varios modelos, pero el segundo vestido que me probé fue el que me enamoró y no quise mirar más… ese era el vestido que me iba a poner en el día más feliz de mi vida.

 

 

Se componía de un vestido de seda blanco de tirantes y escote corazón, y encima iba el segundo vestido de macramé todo calado haciendo dibujos, de escote cerrado y recto con la espalda descubierta en forma de triángulo, acabado en una pequeña cola.

  En cuanto al novio, fue también bastante fácil, Emidio Tucci fue el elegido para su traje de chaqueta blanco, combinado con camisa de lino, cinturón y mocasines en tonos azul cielo….

 

 

Cómo era de esperar, optamos por un segundo modelo más cómodo para cuando acabara la ceremonia, un conjunto de lino egipcio de Blac du Nil y sandalias de cuero, muy acorde a su personalidad. Muy guapo!!!

La ceremonia fue civil, pero no queríamos que por eso dejara de ser original…. Así que la acompañamos con instrumentos de viento, flautas y clarinetes, que tocaron piezas de The Beatles, Coldplay, de B.S.O. de Forrest Gum, Cats y Lord of Rings, que sonaban mientras los mejores amigos de los novios leían unas lecturas escogidas para la ocasión, y por supuesto en la entrada de la novia y la salida de la pareja.

 

 

Para el intercambio de anillos y los votos realizamos la ceremonia de la vela, la cual encendimos a raíz de la llama que emitían unas velas pequeñas que recordaban a los abuelos de la novia ya fallecidos, fue muy emotivo.

 

 

 

La decoración destacaba por los detalles marinos, conchas, arena, estrellas de mar y las flores en tonos blancos y muy frescas y románticas.

 

 

 

Los floristas son amigos de la familia desde siempre y el ramo de la novia fue un regalo de ellos, muy especial, y lo vi sólo diez minutos antes!!!!! Me encantó, encajó perfectamente con mi personalidad, muy fresco, acompañado de estrellas, como los prendidos del novio y el padrino y el brazalete que llevaba la madrina, de un gusto exquisito. Son Floristería El Pinillo, en El Puerto de Santa María.

 

Durante la comida, la novia entregó el ramo a su hermana, se colocaron los alfileres, a todos los invitados, nos saltamos la tradición de solo a las mujeres…

 

 

Estaban realizados en fimo y eran estrellas de mar en distintos tonos de azul. Los recuerdos eran unos marca páginas de acero con una pareja de novios para todos lo invitados, aparte para los hombres repartimos unas botellitas de brandy de Osborne y para las mujeres unas pashminas en blanco y azul con nuestras iniciales bordadas.

 

 

Para los niños hubo juegos, cubos y palas, puzzles… Y por último, los novios encargamos unas figuras personalizadas para la tarta, las que entregamos con mucho cariño a la hermana del novio. Fueron un éxito porque estaban conseguidísimas y llamaron mucho la atención.

 



Pero la mayor sorpresa estaba por llegar tras abrir el baile con la versión de Alba Molina de “No puedo quitar mis ojos de ti”, muy flamenca y representativa de la Andalucía moderna, acompañada de todos los invitados haciendo burbujas, la fiesta, la barra libre y las piruletas y chupachups comenzaban…

 

 

De repente unos tambores sonaron a lo lejos y apareció una batucada que ningún invitado esperaba. Un grupo traído especialmente de Sevilla que animo la fiesta y nos acompañó hasta la puesta sol. Eran Elas Batucada y lo dieron todo.

 

 

Cuando el sol caía, seguimos a los tambores hasta la orilla del mar y con el ocaso encendimos unos globos de papel que se elevaban al cielo para que el mar y la puesta de sol se llevaran nuestros mejores deseos. Lo pasamos genial.

 

 

Pasada la media noche, y con los cuerpos agotados nos retiramos a la habitación y cuál fue nuestra sorpresa al ver que el equipo de Elite wedding planners la había  decorado especialmente para nosotros: estaba llena de pétalos, había velas formando nuestras iniciales, incienso y un enorme ramo de rosas y champan.

 

 

Todo acompañado de un fotógrafo que ha sabido captar los mejores momentos, unas imágenes que consiguen trasmitir las emociones que vivimos en cada momento, Ana Cruz.

Nada hubiera sido como fue si no hubiéramos contado con la ayuda de Vanessa de Elite wedding planners, que se encargó del protocolo, de la decoración de toda la boda y ayudarnos con toda la organización.

Sin duda mi mejor consejo para las futuras novias es que cuenten con la ayuda de un wedding planner y un fotógrafo de excepción ya que sin Luis y sin Vanessa nuestra boda no hubiera sido igual, tenemos las mejores imágenes de nuestra boda de cuento.

Ha sido nuestro sueño hecho realidad!!

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