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Bodas

La boda de Francesco y Laura: Italia, Australia y Mallorca como testigos de su amor

No podía haber un escenario mejor: en las cercanías de Venecia, la ciudad del amor, nació la magia entre Francesco y Laura. Tras varios años juntos, Australia presenció una pedida de mano única que acabó en una boda llena de amor y color en Mallorca.

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Bernardo Arzayus Photography

En verano de 2009, una de las ciudades que rodean la mágica Venecia presenció la más bonita de las casualidades: Francesco y Laura se conocieron en una plaza de esta villa italiana y eso bastó para que –sin apenas buscarlo– naciera entre ellos una inolvidable historia de amor. Pasados siete años de un idílico noviazgo, ambos enamorados afianzaban todavía más su relación en un "sí, quiero" de ensueño.

Una pedida de mano inolvidable en Australia

La pareja de jovenes vivió separada durante algún tiempo. Ella en Italia y él en Australia, aunque ambos se reencontraron seis meses después en Isla Magnética (Australia) –el increíble lugar en el que Francesco vivía por aquel entonces–, con motivo de la Navidad y la celebración de Noche Vieja.

Durante un baño en la piscina del resort en el que ambos se hospedaban, bajo la llovizna y un sol abrumador, la pareja abrió una botella de champagne para celebrar que por fin estaban de nuevo juntos. Y en ese preciso instante, Francesco sacó un anillo de compromiso y se lanzó hacia la tan romántica proposición. Después del indudable "¡sí!" de Laura, llegó el momento de organizar uno de los días más importantes para ambos: su boda.

Un "sí, quiero" lleno de color

La preciosa isla de Mallorca y concretamente Son Mir –una finca ubicada en pleno campo mallorquín con unas impresionantes vistas a la bahía de la ciudad– fue el espacio escogido por la pareja para celebrar su cita más romántica. Un lugar especial, lleno de paz y con un aire rústico inconfundible por el que la pareja apostó queriendo cumplir el sueño de celebrar su enlace al aire libre.

A juego con el rústico natural del escenario, Francesco y Laura quisieron incluir detalles vintage en la decoración de su boda y bañar su paisaje nupcial de color. A su vez, los elementos handmade elaborados por la novia, como el jabón artesanal para los invitados, el seating plan o la decoración de la ceremonia, cobraron gran protagonismo y cubrieron cada pequeño rincón de la celebración. En definitiva, Francesco y Laura vistieron su enlace con una mezcla de estilos única y acorde a su propia personalidad.

Las flores –grandes y de colores vibrantes– acabaron de dar esa esencia tan especial a la boda de la pareja, destacando las rosas, las peonías y los claveles, entre una gran variedad.

Looks impresionantes

Ambos novios lucieron radiantes en su gran día. Así, Francesco apostó por un traje azul oscuro hecho a medida, pajarita del mismo color, camisa blanca y calcetines dorados. 

Por su parte, la novia eligió un look romántico y sencillo; un vestido de encaje ceñido al cuerpo y con un impresionante escote en V en la espalda. Sobre su cabellera, una corona de flores en tonos nude –los mismos que conformaron su ramo de novia– puso el broche de oro a su precioso vestuario nupcial.

Mezcla de culturas

Sin duda, el rasgo más distintivo de la boda –dejando por un momento de lado la belleza del escenario y de la decoración– fue la mezcla cultural que hubo, con invitados de un total de diez nacionalidades distintas. Para unir a todos los invitados, los novios apostaron por una mesa en forma de U que, sin duda, fue todo un éxito.

De esta mezcla cultural y de un día lleno de amor y cariño fue testigo el equipo fotográfico de Bernardo Arzayus Photography, quien plasmó el enlace en un juego de luces, sombras, expresividad, fuerza y naturalidad único. No perdáis detalle de la felicidad de esta pareja retratada con nitidez en un reportaje fotográfico inolvidable.

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