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Bodas

El "sí, quiero" de Cris y Aleix: emotivo y divertido a partes iguales

Con diez años de amor a sus espaldas y enamorados como el primer día, Aleix y Cris rindieron homenaje a su bonita historia de amor con un enlace rústico, sencillo y mágico: muchas emociones y fiesta, en un entorno tan natural como idílico.

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Toni Santiso

Sus caminos se cruzaron cuando Cris tenía 16 años y Aleix 18. Tras una fiesta, se conocieron en casa de una amiga en común y, aunque ese primer encuentro no dio el pistoletazo de salida, ambos vieron algo que les gustó del otro: "no puedo decir que me enamoré de él ese mismo día, pero sí sentí que sería alguien especial con quien habría un NOSOTROS", cuenta Cris. Así, se hicieron buenos amigos hasta que, unos años más tarde, formando parte de un mismo grupo y como inseparables compañeros, sucedió lo inevitable: se enamoraron. Nació un amor que no contemplaría un final que no fuese juntos.

El mejor regalo: ¡la propuesta!

De esta forma fueron creciendo y compartiendo momentos, salidas, viajes, noches y amaneceres... Con la sinceridad, la comprensión y el respeto por bandera –haciendo de ellos auténticos cómplices–, construyeron miles de recuerdos inolvidables de la mano. Es por eso que ninguno de los dos dudaba en pasar el resto de su vida al lado del otro, pero mientras Cris soñaba con vestirse de blanco desde niña, para Aleix casarse era algo totalmente innecesario. Sin embargo, consciente de la ilusión que le hacía a la chica que le había robado el corazón hacía más de diez años, decidió sorprenderla cuando menos lo esperaba y ¡le regaló una sincera pedida de mano en su 30 cumpleaños! Cris no daba crédito de que Aleix al fin estuviera cediendo con una firme proposición. ¡Lloró emocionadísima!

El equilibrio perfecto entre demasiado y poco

Esta pareja vislumbraba como mejor opción un "sí, quiero" sencillo, cargado de detalles que los definieran y que involucraran a todos aquellos amigos y familiares que figuraban en su lista de invitados. Por ese motivo se decidieron por El Mas del Silenci (Vilanova de Sau, Barcelona) como espacio predilecto. Un enclave alejado de cualquier zona urbana y rodeado del aura verde de la naturaleza más pura. El lugar perfecto donde gozar del sosiego y no sentirse excesivamente acalorado en un día de pleno verano gracias al viento que soplaba entre las hojas, ideal para dotarlo de solemnidad e impregnarlo de personalidad.

Con las invitaciones que pintó el padre de la novia plasmando en lienzo a su hija y yerno, Cris y Aleix citaron a sus asistentes –alojados en zonas próximas para poder darlo todo sin preocuparse por los desplazamientos– el 22 de julio de 2017. Entre los primeros en llegar: el padrino y buen amigo de los novios, que leyó a la novia el correspondiente verso y le hizo entrega del ramo, y las amigas de Cris, que fueron elegidas por la misma para lucir unos corsages como muestra de su determinante lazo afectivo. Por su lado, el novio recibía al resto de los presentes y los invitaba a dirigirse a la zona de bienvenida, que contaba con una mesa con limonadas frescas, así como con un bonito rincón decorativo donde el público femenino podía conseguir un abanico.

¡Hasta que llegó el momento de poner el broche de oro! La ceremonia civil se enmarcó en el centro de una zona copada de árboles, decorada con encanto con los arreglos florales de Molist Floristes Núvies, tarros de vidrio y un camino de pétalos en los extremos del pasillo, troncos naturales coronados con velas bancas y vasijas de latón, cestos de mimbre, una estructura de madera ornamentada con lona y una pequeña mesa vintage. Con semejante escenario, Aleix cruzó la puertas de madera blanca envejecida del brazo de dos mujeres importantes en su vida al son de Una foto en blanco y negro, de El Canto del Loco, un tema muy representativo para los protagonistas de este gran día, que hizo que muchos "murieran de amor" y se les escaparan las primeras lágrimas. Cuando fue el turno de Cris sonó Dreams, de The Cranberries, una sorpresa para ella, pues no sabía con qué canción daría sus pasos hasta el altar al ser elección de él. ¡No pudo gustarle más! Y empezando así, con los novios sentados de frente a sus más queridos, la ceremonia puso el listón muy alto: destacó la simpatía del amigo que fue elegido como oficiante, las lecturas de los seis testigos, la entrega de las alianzas por parte de los sobrinos pequeños y, por descontado, ¡el primer beso como flamantes esposos!

¡Mr. and Mrs.!

Una vez convertidos en marido y mujer, Cris y Aleix se dedicaron una breve sesión de fotos romántica. Mientras, se iniciaba el aperitivo, donde se descubrían un panel con fotos, unas letras luminosas con las iniciales de la pareja, de Light & Wood, estaciones de comida –arroces, jamón, marisco...– un rincón de firmas con una cámara de fotos instantáneas y música en vivo que consiguió que grandes y pequeños se animaran desde el principio. ¡Nadie se resistió!

Como guinda del pastel tuvo lugar el banquete y el baile. El convite recibió a los comensales con notas personalizadas, el menaje más exquisito vistiendo las mesas y una bolsa de tela con la estampa de dos ratitas –diseñado por una amiga por ser el apodo que ellos se dedican cariñosamente– como detalle de boda. Durante el banquete, tantos los novios como sus padres tomaron el micro para expresar su absoluta felicidad, se hondearon servilletas, se silvó, se brindó... y tuvieron lugar algunas sorpresas: Cris entregó dos réplicas de su ramo de novia a dos de sus mejores amigas, los futuros casaderos recibieron unas divertidas caricaturas de La Fábrica de Mariana y las madres fueron obsequiadas con ramos de rosas blancas. Además, algunos aprovecharon para sorprenderlos con regalos originales o con un videomontaje. Y para finalizar, los novios inauguraron la pista de baile bajo cálidas tiras de bombillas. ¡La fiesta no hizo más que empezar! Alpargatas para todas, copas para todos, muchos bailes e infinitas tomas en la zona de photocall. Y por si fuera poco: ¡recena con el candy bar y algún que otro baño en la piscina! Un fiestón.

Estilismos: 100% Aleix y Cris

Para el gran día, Cris se enfundó un traje nupcial de dos piezas, de Immaclé, de color blanco roto con falda fluida con botonadura trasera y cuerpo de encaje con escote invertido en la espalda. Lo combinó con unas sandalias rose gold de tacón ancho, un bouquet silvestre con astilbe, craspedias, eucalipto y paniculata, su anillo de prometida, unos discretos pendientes tipo botón de brillantes –de su madre–, una tiara joya en rosados y verdes rematando su larga melena y labios fucsia. ¡Muy Cris!

Aleix, fiel a su estilo, se decantó por un traje azul, con forro burgundy de estampado oriental y bordado de los nombres y fecha del enlace en la solapa interior, conjuntado con camisa blanca con los puños personalizados con C&A, chaleco gris, pajarita burdeos con calaveras, zapatos acordonados marrones, de Lottusse, y boutonnière en la solapa de la americana a juego con la apuesta floral. ¡También muy él!

Recuerdos para atesorar siempre

Toni Santiso se encargó del trabajo de fotografía, capturando los momentos y detalles del día B de estas almas correspondidas. Su trabajo plasmó el romanticismo, la espontaneidad y, sobre todo, el AMOR en mayúsculas. ¡No os perdáis la selección de instantáneas y sucumbid!

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