La unión de dos poblados dio como resultado el origen de esta localidad sevillana: por un lado, la villa agrícola de Los Palacios y, por el otro, el reducto ganadero de Villafranca. En la actualidad, Los Palacios y Villafranca es un lugar digno de descubrir en mitad del bajo Guadalquivir. Haciendo gala del auténtico sabor andaluz y de la belleza de la provincia en la que se emplaza, este municipio os ofrecerá centenares de motivos para que os decantéis por él como telón de fondo para vuestro esperado enlace.
La calidad de su gastronomía es uno de sus grandes reclamos. Su cocina tradicional, basada en gran parte en lo que ellos denominan “el bombón colorado”, comúnmente conocido como tomate, es un auténtico tesoro y un gran descubrimiento para todos aquellos que tienen el privilegio de degustar uno de sus manjares.
Ahora, imaginad combinar el buen gusto palaciego con el pintoresco atractivo de su entorno. Fruto de esta flamante fusión, asombrosas fincas asoman a lo largo de sus confines territoriales configurando una fantástica oferta de espacios donde celebrar una boda de ensueño.
Apartados de su núcleo urbano, y a poca distancia del cauce del arroyo de San Juan, algunos enclaves conseguirán llamar vuestra atención con sus amplios jardines o el carácter rural que se refleja claramente en sus construcciones. Salones presididos por arcadas y una decoración con aires señoriales serán parte indiscutible del encanto de estos sorprendentes lugares que, ahora, pueden convertirse en el escenario que de vida a vuestra celebración.