Si buscáis un cortijo típico andaluz para celebrar vuestra boda y que, además, os dé la opción de alojaros tras el enlace, podéis acercaros al Complejo La Veguilla. Se trata de un lugar perdido en un paraje natural único en el que las bodas se convierten en algo muy romántico y especial.

Espacios y capacidades

Disponen de dos salones de fiestas distintos. El Salón Victoria tiene espacio para 275 personas; el Salón Arturo es algo mayor, 395 personas.

Podréis recibir a vuestros invitados en sus maravillosos jardines y terrazas, donde se puede organizar un pequeño cóctel. Estos jardines también son adecuados para la celebración de bodas civiles al aire libre.

Para el momento del baile, ponen a vuestro alcance varias opciones diferentes: carpas gigantes de 600 metros cuadrados con barra y aseos, una terraza más pequeña con escenario y barra o, si preferís algo en el interior, disponen de un salón con un escenario y luces de colores.

Servicios que ofrece

Os brindan la posibilidad de escoger el alojamiento que deseéis: disponen de 17 habitaciones y dos apartamentos totalmente equipados para 4 o 6 personas o, si queréis, una de sus dos encantadoras suites nupciales.

Otras instalaciones

En su restaurante de dos tenedores podréis degustar platos típicos de la zona, como cordero o carne del monte.

Su parking, de 4500 metros cuadrados, está vigilado con cámaras de seguridad para evitar problemas.

También han pensado en la diversión de los más pequeños, y por eso tienen un espacio exclusivo para ellos con toboganes, césped, columpios y castillos hinchables.

Si os casáis en verano, os interesará saber que de junio a septiembre sus piscinas están abiertas (tienen piscinas públicas y privadas con jardines). Además, tienen un solárium para los amantes del bronceado.

Tampoco podía faltar en un hotel así un pequeño salón social con video proyector, barra y chimenea, perfecto para reuniones con amigos o familiares.

Historia

Este Cortijo data de principios del siglo XX, y en 1978 fue adquirido por Arturo Bárcena y Pilar Chinchilla. Ellos fueron, junto a sus hijos, los encargados de rehabilitarlo y adecuarlo hasta convertirlo en lo que es hoy.