La boda de Geles y Karol en Arganda Del Rey, Madrid
Modernas Verano Azul 8 profesionales
G&K
09 Sep, 2017El día de nuestra boda
Érase una vez...
Pues todo empezó el viernes 8 de septiembre de 2017, madrugamos un poquito ya que teníamos que pasarnos por “María Salas Novias” a primera hora para recoger nuestros vestidos para el gran día. El mío por una serie de incidencias que habíamos tenido, aún tenía que probármelo una última vez para ver que todo estaba bien, así que cogimos el coche y nos fuimos directas a por ellos.
Al llegar, esta vez Geles tuvo que quedarse unos minutos fuera para que yo terminara mi prueba, por suerte, pude respirar tranquila ya que finalmente estaba todo bien, ¡ya estaba listo! Nos los prepararon para que no pudiéramos ver la una el de la otra, y salimos las dos con nuestros vestidos y el de la madrina, de vuelta a casa con una sonrisa que nos iluminaba la cara a ambas.
Al llegar a casa, terminamos de recoger y guardar todo en cajas para su transporte ya que habíamos quedado con mi padre que traía la furgoneta del trabajo para poder llevarlo todo a la finca. Sobre la 13:00h empezamos a cargar y una vez tuvimos todo, nos dirigimos a Arganda de Rey, al Complejo La Cigüeña, lugar que elegimos para nuestro enlace.
Seguir leyendo »Como esa noche íbamos a dormir ya allí, tanto nosotras como nuestras familias (padres y hermanos), solicitamos la llave de nuestro bungaló para descargar todo lo que llevábamos y al abrir la puerta, ¡madre mía, que sorpresa!, nos alojamos en un bungaló estilo ibicenco, ¡que era una pasada!
Descargamos todo y, como ya era bastante tarde, tuvimos que comer ese día en el McDonald de vuelta a Madrid, ya que aún quedaban los últimos flecos como recoger la tarta "falsa" cerca de Atocha, etc.
Por la tarde, con todo ya terminado, volvimos a la finca y allí estaban esperándonos ya nuestras familias, así que una ducha rápida, nos arreglamos un poco y les invitamos a todos a cenar en Rivas, en el bufet “Muerde la Pasta” del C.C H2O, ya que para dar gusto a tanta gente nos hubiera costado un triunfo en cualquier otro lado. Cenita tranquila, una copilla de vuelta a la finca y todos a descansar que llegaba el gran día después de más de un año de preparación y espera.
Amaneció por fin el deseado 9 de septiembre de 2017, nuestro gran día, un día que sin duda nunca olvidaremos, ni nosotras ni nuestras familias y amigos, porque fue maravilloso, ni en sueños podía habérmelo imaginado tan feliz.
Empezamos a decorar nuestros espacios, la tarde anterior nos hubiera gustado hacer esto, o al menos quitarnos parte, pero había otra boda y no pudimos hacerlo, así que tranquilamente sobre las 10:00h comenzamos a decorarlo todo con lo que habíamos preparado durante este último año.
Empezamos por el salón, como nuestra boda era pequeña (fuimos unas 80 personas), en el Complejo La Cigüeña, no nos dieron opción nada más que al Salón Gourmet, y bueno, como en nuestra primera visita el sitio nos encantó y tenía el alojamiento necesario que nosotras necesitábamos para regalar a todos los invitados, lo reservamos sin pensárnoslo, sin saber aún los contratiempos que nos esperaban en este lugar, que según su personal se vende solo, pero según la experiencia vivida deja mucho que desear para el dinero que pagas.
En fin, críticas a parte que ya las dejaré en su correspondiente sitio, comenzamos a decorar nuestro salón.
Nuestra boda tuvo temática viajera, así que pusimos a las puertas acristaladas del salón, el caballete con un mapamundi de corcho, postales que llevaban el nombre de cada mesa y sus correspondientes comensales y un cartel que indicaba a los invitados que buscaran su destino para esa noche.
En el interior del salón teníamos mucho curro, ya que tanto la Candy Bar, como la Mesa de Firmas, decidimos hacerlo nosotras con ayuda de mis hermanas, que eran Damas de Honor. Así que, manos a la obra, cada una por un lado empezamos a montarlo todo.
En cada mesa, coloqué una avioneta hecha de cartón con una pancarta que llevaba el nombre de la mesa, un puzle 3D con algo típico de esa ciudad, la bolsita del “Momento Espía” con el palo selfie, los corazones decorativos en las copas y en cada plato, el pasaporte que habíamos hecho con el menú de la boda y un marcapáginas viajero de regalo y una cajita airmail con caramelos de detalle.
Mi chica colocó la mesa de los peques en la que pusimos otro avión con la pancarta “Disneyworld”, botes con lápices, sacapuntas y gomas de borrar, y en cada silla el regalo de los peques que era una mochila con una chapa pinchada que llevaba su nombre y en su interior el cuadernillo de la boda, un paquetillo de pinturas y un identificador con una tarjeta "visado" que se colgaba en el cuello con sus nombres, el teléfono de los papas, y las alergias de cada uno, ya que llevábamos un peque con mucha alergia y nos preocupaba bastante.
Una de mis hermanas se lio con la candy bar, temática Ruta 66 (una parte que hemos hecho durante la luna de miel) y venga a colocar cajitas, botecitos y cubitos de metal y echar chucherías, ya que habíamos comprado más de 15 bolsas de Kg.
De lo poco bueno de la finca, es que nos dejaron el carrito para montar la Candy, y fue ideal la verdad, colgamos unas bombillas que habíamos comprado de Primark y unas placas de la Ruta 66 que teníamos por casa y al final quedó bastante bien. También pusimos unas botellas vintage de cristal de Coca-Cola que encontré en Carrefour y pajitas de esas vintage a rallas decorativas. Bolsitas de papel y cacitos de madera tampoco faltaron, aunque ahora he de decir que no fue un gran acierto pues la gente se llenaba las bolsas a mansalva y se las echaban a los bolsos por kilos, ¡qué egoístas!
Mi otra hermana, decoró la mesa de firmas que para nosotras era una sorpresa hasta ese día, ya que nos la querían regalar ellas, nos hicieron un buzón como el de la película UP y llevaron una maletita con postales y bolígrafos de colores para que todo el mundo nos dejara su mensaje. A eso le sumamos las chapas de la boda, que nos las colocaron como imitando los globos de la película. La verdad que una chulada, ¡nos gustó muchísimo! y aquí tenemos el buzón decorando nuestra casa, con todos los mensajes de nuestras familias y amigos.
Posteriormente, los fotógrafos nos trajeron el libro con las fotos de la preboda y lo sumamos a la mesa. ¡Quedó genial todo el conjunto!
Nuestro salón tenía una terraza que daba a un gran lago artificial al que se bajaba por unas escaleras, al final de las escaleras pusimos la iniciales (K&G) XXL de corcho que teníamos preparadas. La barra libre también iba aquí, en una barra que nos montaron a un lado junto al equipo del Dj, y aquí dejamos las pulseras fluorescentes que habían sobrado en tarros y los posavasos que habíamos hecho para el gran día. Gustó mucho a la gente.
Aquí también iba el photocall que regalaba el complejo que era una imagen enorme del lago con una barquita, que nos trajeron casi a las 3 de la mañana cuando ya todo había pasado, no me digáis porque, pero todo lo que nos habían prometido sufrió ese día roturas, retrasos, pinchazos, etc.
En fin, sin tener este fondo, también aprovecharon los marcos de Facebook que llevábamos, los bocadillos divertidos que habíamos hecho y las boas, gorros y todo el atrezo que habíamos preparado, lo más demandado, ¡los sables laser de Star Wars!
Terminada la decoración del salón, pasamos a la playa, sí, sí, lo que leéis, una playa artificial con la que cuenta este Complejo desde primeros de año y que iba a ser el lugar de nuestra ceremonia civil.
Hasta allí llevamos varias cajas de madera pintadas y decoradas a mano con cuerda para la ocasión, con las que hicimos una pequeña estructura para dejar los detalles de los invitados. En la ceremonia dimos, el timming de la boda, lágrimas de felicidad para los más llorones, paipáis para combatir el calor, y cómo no, nos dejaron tirar ni arroz ni confeti, optamos por un plan B, en mi opinión bastante original, aviones de colores hechos de papel y algunos pompones de colores como complemento. También para los pekes, les dejamos pomperos para que no se aburrieran.
En el embarcadero, todo preparado, la mesa de la ceremonia, sombrillas para el calor, un banquito doble con el respaldo en forma de corazón para nosotras, en el que pusimos los carteles de MRS y MRS y las sillas de los invitados. Como las primeras filas de cada lado queríamos que fueran para las Damas de Honor y para Madrina y Padrino, pusimos unos cartelitos con el reservado y para quien.
Aquí también pusimos otras letras con nuestros nombres y el & en color azul del mar, atadas a una de las palmeras que quedaron chulísimas.
De aquí nos fuimos a la zona del coctel. Esta zona era de césped, por tanto, el detalle para nuestras invitadas aquí era un cubre tacones con las etiquetas que diseñe yo mismas. Nuestros photocalls en esta zona, dos furgonetas vintage Volkswagen y atrezo para divertirse. Y un decorado de cajas viajeras y el cartel de bienvenidos a nuestra boda.
Tanto en la zona de la playa, como en la zona de coctel, tuvimos una gran trifulca con la finca, pues gente ajena a nuestra boda, merodeaban por ambos escenarios, tocando las decoraciones y llevándose cosas, ¡hasta se sentaron en nuestras mesas de cóctel tomando copas, ensuciándolo todo! Desde luego nefasto por su parte cuando por reserva de sitio pagar, 1.000€ en el caso de la playa y nos dicen que no pueden cerrarla.
Nos quedaba aún ir por cada uno de los bungalows dejando las tarjetas de embarque, los carteles de “No Molestar” y los Kit S.O.S. que habíamos preparado, para ello, desde las 12:00h que nos habían prometido, a las 16:00 nos subimos junto con la encargada del servicio de limpieza en un buggie de esos de golf y ella nos fue abriendo las habitaciones y nosotras dejando los regalos.
Por todo lo poco mencionado, evidentemente con la finca tuvimos nuestros más y nuestros menos, pero siempre pierde el cliente eso está claro, donde digo dije ahora digo Diego y viceversa... Aunque la boda salió perfecta pero no gracias a ellos, eso desde luego.
Eran ya casi las 17:00h, paralelamente, mientras nosotras hacíamos todo esto, nuestra peluquera había llegado a las 8:00 de la mañana y había empezado a peinar y maquillar a nuestras madres, tías y Damas de Honor que estaban ya con nosotras, pero llegaba nuestro turno.
Agobiada por la hora (nos casábamos a las 19:30h), me despedí de mi chica ya que ya no volvería a verla hasta la ceremonia e iría ya vestida de novia, que emocionante pensar que estábamos en bungalós contiguos y no nos podíamos ver, una última mirada y cada una a su bungaló.
Ya en la soledad del bungaló de mis padres, me di una ducha relajante de 15 minutos, la necesitaba de verdad después de la mañana ajetreada y estresante vivida. Estaba en albornoz cuando vino la peluquera con prisas, me puso una mascarilla de limón en la cara para que me fijara mejor el maquillaje y allí con los ojos cerrados empecé a pensar en todo el año que nos habíamos tirado preparando todo y que ya llegaba el momento de dar el gran paso.
Llegados a este punto tengo que decir, que cometí un grave error, me vine arriba en la Feria 1001 Bodas contratando el servicio de peluquería y maquillaje para las 2 como novias y he perdido dinero a punta pala, más que nada, porque yo tengo el pelo cortito (ya me veis en las fotos) y me peiné yo misma con mi gomina y como siempre me peino, porque quería ser yo ese día también, finalmente a mí no me hizo nada y me cobró los 250€ de novia, error por mi parte que no supe decir que no a tiempo, pero bueno, a mí en la prueba solo me maquilló un pelín y el día de la boda otro pelín porque me peiné yo, y no tuvo el detalle de cobrarme algo menos, o incluso para lo que me hizo y con todas las invitadas que peinó (que se llevó una pasta), no cobrarme nada más que el maquillaje. En fin, como digo error por mi parte que por supuesto no iba a nublar mi gran día.
A Geles, el día de la prueba muy bien, maquillaje y peinado como ella quería, como tenía pruebas ilimitadas, volvió otro día a probarse una “movida” que llevaba en el pelo y que yo no podía saber y todo genial en principio. El día de la boda no tanto, a la pobre mía, la dejó para el final y ni mascarilla de limón ni peinado fijado que se la fue a la hora de la ceremonia, ni fotos maquillándose ni peinándose, en fin, un desastre, ¡aunque mi princesa iba guapísima igualmente!
Los fotógrafos llegaron sobre las 17h hora acordada con antelación, les habíamos dicho que queríamos unas fotos de las Damas de Honor con sus vestidos y las perchas que las habíamos regalado cuando les pedimos serlo, en fin, unas cuantas fotos de recuerdo que se convirtieron en una sesión de 1:30h de la que tenemos unas 600 fotos, más fotos que nuestras como novias, creéroslo porque es verdad. Con los 3 proveedores más importantes no dimos en el clavo, nos equivocamos de lleno, pero es que, con ninguno, ¡qué mala suerte!, menos mal que gracias a nuestra gente salió todo perfecto y fue un día inolvidable, en el que eso quedó en segundo plano, aunque da rabia.
Después de hacerles 600 fotos a las Damas, llegaron a mi bungaló, yo les estaba esperando ya pintada y peinada porque la peluquera se fue corriendo donde Geles, por tanto, las fotos de la peluquera maquillando y tal… No os digo más… ¡No existen! Me hice unas cuantas fotos sola y con mi familia directa, para mi gusto muy normalitas que me las podías haber tirado mi primo como aquel que dice y salieron corriendo donde Geles porque eran casi las 19:15h y se nos echaba el tiempo encima. A partir de aquí ya no sé lo que ocurrió con Geles ese día, bueno, se lo que hemos estado hablando a posterior, pero todo en la línea de la fatalidad.
Yo solo recuerdo estar como un flan y dando vueltas por el bungaló, recitando en alto mis votos para la ceremonia, no sabía sin sentarme, si no, si soltar el ramo, si no… ¡Era un mar de nervios!
Llamaron a la puerta y era mi padre, era la hora, venía a por mi madre que fue mi madrina y a por mí para bajarnos a la playa en el coche. Esto fue un punto porque teníamos en la familia 3 coches iguales Kia Sportage blancos y nos bajaron en uno a las Damas de honor, en otro a mi madre y a mí y en otro a Geles y a su hermano que fue el padrino, los invitados estaban alucinados, ¡qué ideas se me ocurrieron!
Bueno, aquí las dos anécdotas de la boda, primero la mía, salí del coche y no recuerdo quién abrió la puerta que pegó un tirón, yo estaba agarrada del tirador y en mi mundo, y se me descosió el mono por la axila ¡madre mía casi me muero del infarto! Bajé del coche y me sitié junto con mi madre a los pies del camino de madera a esperar nuestra canción para bajar, pero todo el rato mirando el descosido, jope qué mala pata.
La otra anécdota, es que bajando las Damas con la canción de “All Of Me” de Jonh Legend que habíamos elegido para ellas, Geles dijo a su "chófer", que se la había olvidado el ramo en el bungaló y nos tuvo más de 10 minutos esperando a que volviera porque se fueron a por él claro. Mi madre me decía “hija no la regañes que está muy nerviosa” pero yo no sabía dónde meterme, todo el mundo en la playa ya colocado y mirándome a mí.
En fin, la gente creyó que estaba preparado porque todo en la boda tenía un motivo, eso fue lo bueno. Ya todo en orden, arrancamos de nuevo, bajaron las Damas hasta sus sitios y empezó nuestra canción “Photograph” de Ed. Sheeran fue la elegida. Habíamos acordado bajar con nuestros padrinos hasta la mitad del camino, y desde ahí, ir las dos juntas de la mano el altar y así lo hicimos. Fue súper bonito, ver emocionados a todos y gritándonos guapas y reguapas, pero lo más bonito fue cuando vi a Geles allí arriba con su hermano del brazo, iba guapísima, estaba preciosa y me quedé con la boca abierta, tanto que mi madre me tuvo que dar un codazo para que reaccionara.
Llegamos a nuestro banco, nos sentamos y nuestro “ceremoniante” (mi cuñado) empezó una historia mágica que nos hizo llorar, reírnos, emocionarnos, en fin, un torbellino de sentimientos a flor de piel. Leyeron mi hermana y un primo de Geles, dos emotivos y bonitos discursos, yo me sentí muy especial y querida al oírlos la verdad. Llegó el turno del alcalde, había venido en pajarita como le pedimos, un amor de persona, que no sólo se limitó a leer los temas legales, sino que nos dedicó también unas palabras de su cosecha de forma muy sincera.
Ahora nos tocaba, tocaba que el sobrino pequeño de Geles nos trajera las botellitas que habían llegado a la playa por el mar, dos botellitas de cristal decoradas con una concha y un poquito de arena de playa y dentro un pergamino con nuestras palabras. Primero leí yo, estaba supernerviosa, pese a estar acostumbrada a decirle a mi futura mujer este tipo de “poesías”, intenté recitarlo de memoria, pero los nervios me jugaron una mala pasada y tuve que echar mano del papel. Después ella me miró y me recitó sus votos, todo el mundo estaba emocionadísimo y salió la abuela, la persona más longeva de la boda que nos trajo las alianzas en dos chanclas de playa con nuestros nombres, que bonita, amor de persona, estaba súper emocionada y nos paraba de llorar y abrazarnos.
Terminó el alcalde de leer los artículos legales, nos intercambiamos los anillos, y ¡vivan las novias! ¡Ya éramos mujer y mujer!
Sonaba “A Thousand years” que habíamos elegido para la firma y salieron a firmar nuestros testigos, nos hicimos las típicas fotos y vimos que todo el mundo se estaba moviendo y preparando, miedo me daba, en cuanto empezó “Marry You” de Bruno Marx que habíamos elegido para salir, nos cayó una lluvia de aviones y pompones de colores ¡que casi nos saca un ojo! Nos colocamos en el caminito de madera, cerca del quiosco donde nos habían colocado un carrito de limonada para el calor y fuimos saludando casi uno a uno a nuestros invitados hasta que vinieron los fotógrafos a rescatarnos porque se hacía tarde para la sesión, bueno finalmente se hizo tarde...
Los invitados se dirigieron al cóctel y nosotras a nuestra mini sesión de novias, digo mini porque creo que tenemos como 10-12 fotos o así, ya que, entre peluquería, fotos de preparativos, etc. se nos había hecho tardísimo en la ceremonia y estaba cerrándose la noche. Un par de fotos en el embarcadero, tres o cuatro en una jaula que había en la entrada y otras 4 en un bungaló por fuera que ni siquiera fue el nuestro y volvimos al cóctel junto a nuestra gente. Nuestros fotógrafos no llevaban ni foto de luz, cosa que siempre he visto en todas las bodas...
Entrando al cóctel por un puentecito encima de un estanque muy bonito, se nos presentó el metre, nos trajo algo fresco pues estábamos sedientas del calor que pasamos, y nos unimos a la familia y amigos con los que nos hicimos unas cuantas fotos, en los photocalls, tirando los ramos de gominolas que llevamos para la ocasión, cogiéndonos para arriba, etc.
Llegó el momento más friki de la boda, íbamos a entrar en el salón imitando una batalla de Star Wars, y para ello teníamos en el maletero del coche de mi padre las caretas y los laser de los dos equipos. Geles entraba por la puerta acristalada de la terraza con las 4 Damas de Honor y los laser azules, ellas eran los jedi; y yo entraba con mis 4 soldados por las escaleras traseras del restaurante y los laser rojos, pues éramos el lado oscuro.
Mi madre encargada de sentar a todos los invitados lo hizo de lujo y empezó a soñar la “Marcha Imperial” de Darth Vader y entramos todos nosotros dejando flipados a los invitados. Yo sólo veía a todo el mundo levantado con los móviles grabando, fue la anécdota de la boda la verdad, todo el mundo nos habló de ello luego en la barra libre.
Finalmente ganó el amor y una vez terminada la batalla, entre silbidos y aplausos de nuestros invitados, nos dirigimos a nuestros sitios, donde nos estaba esperando el metre con unas copas chulísimas, regalo de una de nuestras amigas junto a dos botellas súper bonitas. Brindamos con champagne rosa que había comprado Geles para la ocasión y empezó el banquete. Otra de las cosas buenas de la finca fue la comida, estuvo genial, súper rica, tal y como la probamos en la degustación, la única pega es que nos metían muchísima prisa y nosotras habíamos acordado entre plato y plato pasarnos por todas las mesas a saludar, sólo eran 7 así que era posible. Yo una de las veces les dije que no me quitaran el pescado que quería probarlo al menos... a partir de ahí fueron un poco más calmados.
Gazpacho de cerezas con queso de cabra, lubina al café de Paris, sorbetes de mojito y mandarina y Solomillo al retinto fueron los platos afortunados, cerrando con dos postres, tarta 3 chocolates para los más golosos y milhojas de frutos rojos para los que no les gustaba el chocolate.
Durante el banquete recibimos varios regalos de nuestra familia y amigos, con sendos discursos que nos hicieron nuevamente llorar de alegría y reír de emoción.
Las Damas de Honor se encargaron de dar los regalitos, saquitos de yute en los que iba un abrebotellas para los chicos y un colgante para las chicas, junto a ellos dieron también las pulseras fluorescentes con tarjeta que habíamos preparado para iluminar el baile. Decidimos no cortar tarta, así que el banquete pese a ir con retraso fue rápido y a la 1:00 estábamos arrancando las 4 horas de barra libre con nuestro súper baile.
El baile pese a tener pensada otra cosa, con la noticia del embarazo de mi hermana tuvo que dar un giro radical, así que, 1 mes antes de la boda, Geles y yo alguna tarde (3-4 en total) en casa habíamos ensayado un remix tipo flashmove de 3 canciones, primero una lenta, BSO de la peli Bella y Bestia, la original en inglés de Celine Dion, después como no podía ser otra, la BSO de Grease que es mi peli favorita, y por último, una canción muy bailable que había sido significativa para nosotras por una cosa que nos pasó ese verano, la BSO de la peli de Trolls de Justin Timberlake. Al final nos quedó un baile chulo, en el que el trozo del final nos sirvió para sacar a la gente a la pista y acompañarnos a cerrar el baile.
Después pues lo típico, empezó todo el mundo a bailar y tomarse una copita, en la barra teníamos botes con las pulseras que sobraron y con los posavasos que habíamos hecho para la boda, que también fueron un reclamo.
A eso de las 2:00h cuando sacaron la recena, fuente de chocolate con frutas, bollitos variados y saladitos, medianoches y sándwiches, yo cogí los premios del momento espía, el micro y empecé a hacer la entrega, aunque me gritaron “tongo, tongo” un millón de veces… para darlos me dejaron un móvil, abrí wedshoot y la gente que más fotos había subido se llevó los regalos, no podía ponerme a ver una por una… ¡creo que fue lo más justo!
Y así seguirnos, haciéndonos fotos con los marcos de Facebook, el atrezo del photocall, pasándonos súper bien. Nos hicieron una foto aérea desde la terraza de arriba del salón, muy chuli, nos hicimos también con las iniciales XXL, en fin, aprovechamos todo lo que habíamos hecho y eso me hizo muchísima ilusión, saber que el esfuerzo tuvo su recompensa.
Nos dieron las 5:00h en un abrir y cerrar de ojos y esa era la hora tope de la finca, ya que parece ser, que al ser camping y entorno natural tiene fijada de máximo esa hora.
Empezamos a recoger, para echar al coche lo más importante, el resto se quedó allí hasta el día siguiente. Estaba tranquila porque como todo el mundo dormía allí nadie tenía que coger el coche bebido ni nada así que por esa parte muy tranquilas.
Fue un día súper especial, muy bonito y emocionante, con sentimientos de todo tipo, pero sobre todo de alegría y felicidad absoluta, hubo muy buen rollo de todo el mundo, de las dos familias, algo que no tenía yo muy conmigo, pero así fue, fue genial. Yo miraba a Geles, me miraba el anillo y no podía creérmelo de verdad.
¡Un sueño cumplido! ¡El mejor y más feliz día de nuestras vidas!
Y fueron felices y comieron perdices.
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