Nuestra experiencia con Vintia Catering agridulce
La finca en la que celebramos nuestra boda solo permitía escoger entre dos opciones de catering, y finalmente nos decantamos por Vintia.
Desde el primer contacto todo fue sobre ruedas. Nuestra comercial inicial fue L., con quien, tras varios ajustes y reuniones, logramos personalizar nuestro menú y elegir el mobiliario de PG. Valoramos especialmente que no pusieran pegas a ninguna de las personalizaciones que propusimos, como:
• Rincón de productos extremeños y canarios aportados por nosotros.
• Sustituir el cava por un vino espumoso (también aportado por nosotros).
• Botella especial para el capitán de mesa.
• Jeringuillas para servir chupitos en la barra libre (aportado por nosotros).
La degustación la hicimos seis meses antes del evento y dejamos todo cerrado en ese momento.
Sin embargo, a menos de un mes de la boda, comenzaron los contratiempos. Por motivos de salud, nos asignaron una nueva responsable: M., a quien agradecemos sinceramente su esfuerzo, profesionalidad y disposición para ayudarnos en todo, incluso contando con el apoyo de L., ya que, al no ser comercial, había detalles que se le escapaban. El relevo de una persona a otra no fue tan bien como esperábamos, pues nos reunimos con M. para cerrar toda la información que ya tenían de antemano a través de L., pero tras esta reunión vimos que no era del todo así. Por último, L. también entró en la “ecuación” y volvió a preguntarnos cosas que ya habíamos cerrado tanto con M. como con L. Nos dio la impresión de descoordinación, al haber tantas personas involucradas en un solo evento.
Lamentablemente, en esa recta final se acumularon problemas que creemos que no deberíamos haber tenido que gestionar como novios:
1. Cambio de vino a última hora: Primero nos cambiaron el vino tinto (en mayo) y a pocos días del evento nos informaron de una posible rotura de stock del blanco. No entendemos cómo, habiendo elegido los vinos con seis meses de antelación, no estaban ya garantizados. El nuevo vino tinto no tenía nada que ver con el que habíamos elegido, pero era lo que había. Por suerte, el vino blanco se pudo mantener.
2. Menú infantil inadecuado: El precio era 25 € por niño, y lo que se ofrecía inicialmente era un escalope con papas fritas y una tarta de chocolate, lo cual nos pareció desproporcionado. Tras varias propuestas (incluso considerar traer la comida por nuestra cuenta), accedieron a cambiarlo por hamburguesas y pizzas. Aun así, seguía sin justificarse el precio.
Más grave fue la respuesta ante el menú adaptado para una niña con alergias: pedimos un menú acorde a sus necesidades y cocina decidió sugerir una simple pechuga a la plancha con papas fritas. Nos decepcionó profundamente la falta de sensibilidad, al no ofrecerle una alternativa que la hiciera sentirse integrada y no “diferente”. Tras nuestra insistencia, adaptaron el menú.
3. Postres para intolerancias: Para celiacos e intolerantes a la lactosa, la única opción de postre fue macedonia de frutas. A día de hoy seguimos sin entender cómo un catering de esta categoría no tiene más opciones pensadas para estas necesidades.
4. Problemas con el rincón de embutidos: Aportamos 3 chorizos, 4 lomos y patatera para untar, y nos informaron de que no lo cortarían, que debíamos entregarlo ya loncheado. Esto no se nos comunicó en ningún momento cuando empezamos a negociar todo lo relativo al menú. Es más, nos habían dado previamente el visto bueno a la opción de aportar nosotros el embutido y ellos prepararlo. Tras varias conversaciones, accedieron a cortarlo… por 5,20 € por invitado, alegando "apoyo logístico y de cocina". Evidentemente, optamos por buscar a alguien externo que cortara tanto el lomo como el chorizo a un precio mucho más razonable.
En cuanto al queso, nos recomendaron comprar 12 kg para 80 personas, aunque nos pareció excesivo y llevamos unos 8 kgs. (Ellos sí lo cortaron, pero la presentación dejó mucho que desear: parecía hecho sin cuidado ni conocimiento sobre los tipos de queso). Aunque Vintia sabía que íbamos a llevar por nuestra cuenta tanto la patatera para untar como el queso, también nos cobraron aparte el corte y el untado, a un precio cercano a 250€, algo totalmente desorbitado, a nuestro parecer, para el trabajo de preparación que requería. Para colmo, dejaron una de las patateras sin untar y el corte del queso fue de risa: tacos y lonchas excesivamente gruesos y cortados con poco cuidado.
5. Incidencia con el vino espumoso: Acordamos sustituir el cava por un vino espumoso que llevamos previamente para que enfriaran. Sin embargo, en el momento del brindis con la tarta, nos sirvieron cava. Además, las botellas sobrantes no se llevaron a la barra libre como habíamos pactado.
6. La tarta de novios: Este fue un regalo del catering. La presentación fue bonita, pero al intentar cortarla nos dimos cuenta de que estaba congelada, lo que dificultó mucho el corte y dio lugar a bromas. Lo peor es que nunca volvimos a ver esa tarta; desapareció misteriosamente.
7. Las jeringuillas para los chupitos: Algo que considerábamos sencillo —llenar jeringuillas con el licor de la barra libre y colocarlas en las gradillas que proporcionamos—, fue considerado un "servicio extra", y nos pedían 3,50 € por invitado. Rechazamos la propuesta y lo hicimos nosotros mismos, lo que al menos nos brindó momentos divertidos. Por ponerlo en perspectiva: la barra libre premium a partir de la sexta hora cuesta 3,55 € por persona.
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Todos estos detalles —y alguno más de menor importancia— hicieron que un catering con tan buena reputación como Vintia se convirtiera en una decepción cuando intentamos personalizar o salirnos del menú estándar. Todo parecía enfocado a poner precios que no se justificaban de ninguna manera y de los que no nos habían informado previamente.
Lo positivo:
La comida, tanto del cóctel como de la cena, fue excelente, de gran calidad, bien presentada (excepto el rincón) y bien servida. La atención a los novios y a los invitados estuvo presente en todo momento. El cuidado con los menús especiales fue meticuloso (salvo el caso ya mencionado). Y, de nuevo, gracias M. por acompañarnos ese día, por tu implicación y profesionalidad para que todo saliera lo mejor posible.
En resumen:
Si eliges Vintia y te ciñes a su oferta estándar, encontrarás una calidad gastronómica indiscutible y propuestas ajustadas a distintos presupuestos.
Pero si buscas una boda personalizada, auténtica y diferente, mi consejo es que busques otra opción más flexible o cierres por contrato cualquier posible desviación de su menú estándar para no llevarte sorpresas al final. Asegúrate también de que toda la información que le das a Vintia llegue a todas las personas involucradas, en el caso de que también te ocurra que varias personas acaben llevando la gestión del evento.