Desde pequeño sentí una gran atracción hacia el mundo audiovisual, ya fuese la fotografía o el vídeo.

Recuerdo grabar con la antigua cámara VHS de mi aita todos los momentos familiares en los que la sacaba de paseo aprovechando cualquier despiste que tenía. Y aunque estuve muchos años con 0 contacto con ello, sobre los 17 volvió a picarme la curiosidad y a sentir la necesidad de inmortalizar todo lo que yo creía importante. Desde entonces (y hasta ahora) no hay momento en el que no me pare a observar lo que me rodea y a congelar todo lo que me despierte cualquier tipo de sensación, tanto en fotografía analógica, como en vídeo.

Siempre me ha encantado plasmar mis inquietudes y sentimientos en cualquier medio. Y ser capaz de conseguir que esas sensaciones traspasen la pantalla y cale en quién lo ve es algo que me parece increíble y que me satisface por completo. Quizás por eso la mayoría de proyectos que realizo son de carácter documental, porque es donde más libre me siento y donde puedo dejar fluir todo lo que pasa por mi pecho y por mi cabeza.