Buenos días / tardes / noches. Estoy aquí para contaros mi experiencia el día de mi boda que fue el pasado 29 de septiembre y celebramos el banquete en Masía de San Antonio en Benifaió. La boda era de mañana, la ceremonia se celebraba a las 13:00h. y el banquete tenía que comenzar sobre 14:30 o 14:45 con el cocktail en la Masía. Bien, cuando nosotros fuimos a ver la Masía por primer vez nos encantó el lugar y además nos venía genial por su ubicación ya que estaba a mitad de camino entre donde vivimos y donde era la ceremonia.
Pues bien, fue el primer sitio que fuimos a ver, nos atendió Isaac que fue muy amable y nos explicó todo con detalle (o eso creíamos). Somos una pareja muy observadora y detallista, por lo que para ese entonces yo ya me había estudiado al dedillo tanto la página web de la Masía como la de Eva Marco la Wedding Planner que trabaja para ellos y a la que también le he dejado mi valoración en sus páginas webs y redes sociales. Así pues yo ya iba precavida para preguntar todo tipo de detalles. Pues como digo, Isaac nos contestó a dichas preguntas amablemente y nos fuimos de allí convencidos de que ese era el lugar idílico para nuestra boda. Por lo que confirmamos lo reserva a 20 meses de nuestra boda. Todo genial ¡ya teníamos el sitio y nos encantaba! Aunque habíamos visto algunos fallos Isaac nos había explicado el porqué del estado de algunas instalaciones, y como aún faltaba mucho para nuestra boda nos explicó que todo eso cambiaría, como al fin y al cabo eran pequeñas cosas no les dimos más importancia.
Volvimos unos meses más tarde a preguntar otro sin fin de dudas: número de camareros, que pasa si llueve, que pasa si hace sol, donde se pone la decoración, puedo poner rincones, puedo elegir la música, puedo ampliar la barra libre, puedo cambiar bebidas, porque todavía no hay flores en los exteriores…
Bien llegó la prueba del menú y la comida excelente. Otro sin fin de dudas que consultamos de nuevo y se nos contestan si problema. Ya nunca más volvemos a hablar con Isaac, porque según sus repuestas él tiene muy claro lo que queremos pero es pronto para concretar y nosotros confiamos en que todo ha quedado claro y hablaremos más adelante.
Llega el mes previo a la boda, hablamos comentamos algunos temas referentes al pago y la semana de la boda, nos ponemos en contacto, se realiza la confirmación de invitados, el planning de mesas y el pago final de la totalidad el evento. Todo perfecto.
Muy bien, llega el día de la boda y voy a enumerar uno a uno los errores de organización que hubieron.
1. Es cierto que la ceremonia se retrasó por lo que llegamos a la Masía con más de media hora de retraso y eso provocó que el cocktail fuera un poco rápido. Sin más importancia, ya que eso no era culpa ni de nosotros ni de ellos ni mucho menos. Más bien nuestra por no haber podido avisarles del retraso de la ceremonia.
2. Habíamos hablado que se disfrutaría de todos los rincones de la masía, el recibimiento tenía que haber sido en la piscina donde habíamos contratado y pagado un recibimiento con cerveza y limonada, pero no estaba allí. Isaac decidió trasladarlo a otro lugar, al lado de la entrada al “comedor”, ya que en la piscina daba mucho el sol. Era una boda de mañana en septiembre… era de esperar que hiciera sol… en ningún momento se nos comentó que podría no disfrutarse del lugar de la piscina si hacía mucho sol. O que se reservaban el derecho de cambiarlo todo a última hora por motivo del clima. Por tanto, la zona de la piscina no se disfrutó en ningún momento.
3. Entramos al “comedor”, al aire libre cubierto por unas telas blancas para tapar el sol. La historia de las telas blancas: dos días antes de la boda me llama Isaac para decirme que según la previsión meteorológica va a hacer mucho sol el día de nuestra boda y que tenemos dos opciones: bien nos monta dentro (en la carpa de la barra libre) lo cual para nosotros no era opción, o bien nos pone unas lonas blancas geniales (las cuales yo ya había visto en foto y le había preguntado por ellas en reuniones anteriores). Genial, le digo que me ponga las lonas a lo que, para mi sorpresa, me comenta que tenemos que pagar 1400 euros más. Nuestra sorpresa no es por el dinero, ni por las lonas, ni por que nos lo dijera dos días antes… si no porque en ningún momento nunca que habíamos ido a la masía se nos había comentado que en caso de tener que poner esas lonas se pagaban aparte. Cuando yo sí le pregunté directamente por las lonas, porque las había visto en fotos, y me contestó “Sí es que si hace mucho sol se colocan aquí unas lonas para tapar”, en ningún momento menciono que ese gasto corría de nuestra cuenta. Cuando le reclamamos este asunto nos dijo que esto era de lógica, que es como si contratas una banda para que toque durante el cocktail que lógicamente se pagará aparte… Llamadme loca, pero para mí no es lo mismo.
4. Las mesas estaban colocadas según lo acordado, pero con un problema: algunos números de mesa no coincidían con el seatting plan… Sin comentarios.
5. Los detalles de los invitados (como se suele hacer últimamente) estaban en las mesas y tenía que haber uno por invitado, algunos tenían nombre y había que dejarlos en la mesa del invitado correspondiente. Todo esto lo tenía él apuntado en un Excel con nombres y números de mesas en rojo, que entiendo que sea un poco estresante repartir los regalos y colocarlos en las mesas, pero para eso eres el responsable de organizarlo y si te tienes que estudiar el Excel… pues es tu cometido. Bien, pues hubieron invitados que se quedaron sin regalo porque en su mesa no había suficientes para todos. No sé, creo que con organización era sencillo.
6. También teníamos unos M&Ms personalizados que queríamos que estuvieran en los platos, y para nuestra sorpresa no estaban. Isaac nos dijo que hacía mucho calor y que no los había puesto para que no se derritieran. Vale, no pasa nada. Le dijimos que los sacara con el postre, pero por favor que no los sacara en las cajas y los fueran repartiendo tipo cumpleaños que los sacaran en los platos del postre. “Por supuesto” fue su respuesta. Cuando, por desgracia para mis nervios, llega la hora del postre y veo a las camareras cada una con una caja repartiendo las probetas de M&Ms… me pareció de risa que le acabáramos de decir cómo no queríamos que lo hiciese y lo hiciera justo así.
7. El día de antes le llevamos los detalles que les daríamos a mis padres, suegros y hermana. Bien en un momento de la celebración le dije que me sacara los muñecos de la tarta para regalarlos y veo que viene con dos muñecos de peluche que había preparado dentro de una caja todos bien colocados para regalarle a mi hermana… fuera de la caja, uno en cada mano… Le dije “muñecos de tarta”, sabía dónde estaban, él los guardó, estaban marcados, señalizados… para saber qué iba en cada momento… y me saca el regalo de mi hermana que era para después y claro… ya lo había visto todo el mundo. Otro error en su organización.
8. Durante la comida las bebidas tardaban muchísimo en ser rellenadas, cuando los invitados pedían vino o agua la tardanza era menor (aunque también tardaban) pero cuando pedían refrescos o cerveza era interminable. Faltaban camareros. Cosa que también le dijimos antes de la boda “Aunque tengamos que pagar algo extra, preferimos que haya más camareros” y él nos dijo que no era necesario que camareros habría de sobra, nosotros confiamos en ello. Pero realmente no fue así, no es una percepción personal, es que la mayoría de invitados de confianza a los que les hemos preguntando nos han apuntado lo mismo: “En general la boda preciosa, la comida riquísima, pero el servicio pésimo; tardaban mucho entre plato y plato y en servir las bebidas”. Para mí esto es primordial en una boda, la comida no lo es todo… y con un mal servicio el global se echa a perder.
Para mí el problema es que no había suficientes camareros. Y en un sitio que se supone que tiene tanto caché no deberían permitirse que los invitados se fueran con esa sensación de desatención: hacen falta más camareros y se ponen. Ya que el precio del menú permite incluir 3 o 4 camareros más que se encarguen solo de las bebidas. Hubo un momento que hasta el metre se puso a servir, cuando el metre solo organiza e indica… se les fue de las manos, no sé si la situación les sobrepasó o es que ellos funcionan así y nadie nunca se ha quejado.
9. Llega el momento de la barra libre. Pasamos a la carpa, que tampoco era lo que esperábamos fruto de sus descripciones. Sí, era tal como nosotros lo habíamos visto. Pero se suponía que el día de la boda todo iba a estar mucho más cuidado y adecuado… al fin y al cabo lo único que había cambiado era que la luz del DJ estaba encendida y las estanterías de detrás de la barra estaban llenas de bebida… por lo demás todo igual que lo habíamos visto: con un aspecto un tanto descuidado.
10. Le habíamos dicho que nos quitara dos de las bebidas que incluía la barra libre y nos trajera otras dos (las que habíamos añadido eran más baratas que las que nos tenía que quitar) y aun así cuando voy a pedirme la primera copa resulta que no había de ninguna de las dos que habíamos pedido expresamente que hubiera. Me voy a buscar a Isaac e imaginaos mi cara cuando me dicen que “Se había ido a descansar”. Sin decirnos nada, sin dejarnos a ningún responsable. Total que esperé más de media hora a que regresara de su descanso para decirle que me trajera la bebida que faltaba, una de ellas la tenía allí y la sacó, pero la otra se había olvidado de comprarla, por lo que en ese mismo momento se fue a por ella no sé ni donde, ni cómo, pero el caso es que al cabo de una hora apareció con la bebida que faltaba. Claro para ese entonces ya habían transcurrido dos horas de barra libre sin la bebida. Cuando pasada la boda le comentamos lo del descanso y la falta de bebidas, nos dijo que él estaba en su derecho de irse a descansar porque ya no tenía nada que hacer y llevaba trabajando desde las 6 de la mañana, y que al fin y al cabo lo de las bebidas fue un imprevisto que se acabó solucionando.
11. Llega el momento en el que mis abuelas se quieren ir. El día de antes le comento que si mis abuelas se quieren ir antes que si se podría conseguir un taxi e Isaac amablemente me dice que ningún problema que en ese caso él personalmente se encargaría de conseguir un taxi. Sin embargo, llegado el momento le pedí que si podía llamar a un taxi y su respuesta fue “Toma aquí tienes el número de teléfono” y yo, con el teléfono prestado de un familiar, tuve que encargarme de conseguir transporte para mis dos abuelas. En fin… no era su responsabilidad si no se le hubiera preguntado y se hubiera ofrecido a conseguirlos él mismo.
12. Bien finaliza la fiesta, todo el subidón, y mis invitados se dirigen a la puerta de salida. Durante el tiempo que estuvieron esperando al autobús estuvieron con las luces apagadas en un camino de campo, a la 1 de la madrugada, porque nadie se había asegurado de que los invitados ya se hubieran ido para dejar todo a oscuras.
Bien todas estas cosas que comento aquí se le fueron dichas tras la boda al responsable de la Masía: Isaac. Lo único que se nos dijo es que nuestra boda le había supuesto mucho estrés, que habían muchos detalles y muchas sorpresas, pero que todo había salido según lo que ellos esperaban y como se hace normalmente. Si había habido pequeños errores eran insignificantes por lo que, bueno, se disculpaba, pero había que entender que fallos comente todo el mundo.
Perdonad, pero insignificantes tal vez para ti, para las parejas que preparamos la boda con toda nuestra ilusión y depositamos la confianza en ti, no lo son. Un error vale, dos vale, tres ya me mosquean…¿pero tantos?
Nuestro desencanto con la Masía es en conclusión que nos vendieron un servicio y una calidad del lugar que luego no hubo. Flores había las de los centros de mesa, porque todos los lugares donde él nos prometió que crecerían flores preciosas luego estaban todas secas y descuidadas. ¡Jolin! Si sabes que se te mueren y si soy la última boda (que creo que no lo era) reponlas aunque sea comprando unas macetas del todo a 100. Solo para que haga bonito. Si sabes que los invitados te pisan las flores de debajo de las farolas ¡pon abrazaderas! Si sabes que en septiembre las flores de alrededor de la piscina no aguantan, pues planta de nuevo. Son cosas que tal vez otras parejas no le den importancia, y tal vez soy demasiado quisquillosa, pero para mí es un sitio precioso en el que no se invierte por mantenerlo adecuadamente.
Además es que solo hay que ver la comparación de esta Masía con la finca “El Belón” de Alicante (en la que no he estado personalmente y tal vez estoy equivocada) pero parece mucho mejor cuidado el detalle y el mantenimiento, y también la llevan ellos.
Enumerando todo esto parece que mi boda fue un completo desastre. La verdad es que no lo fue, la mayoría de estas cosas (excepto el fallo del servicio del que todos fueron conscientes) solo las sabemos mi marido, yo e Isaac, ya que somos los que conocíamos cómo tenía que haber salido todo.
Finalmente tuvimos nuestra boda soñada aunque la verdad no gracias a la organización del lugar. Masia de San Antonio en Benifaió solo es recomendable si lo que quieres es un entorno bonito donde disfrutar de una comida muy buena, pero no os lo recomiendo si lo que buscáis son personas competentes con su trabajo y si sois detallistas, perfeccionistas y os gustan las cosas bien hechas.