La boda de Roger y Zaida en Bigues, Barcelona
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R&Z
04 Ago, 2017El día de nuestra boda
Ya va a hacer casi medio año que nos casamos y parece que fue ayer. Siempre habíamos hablado que nuestro día tenía que ser único y especial y que teníamos que disfrutarlo al máximo y hacer lo que nos apeteciera sin que las opiniones de los demás nos importaran, ya que lo íbamos a vivir una vez en la vida y, era nuestro día.
La noche de antes yo me fui a casa de mis padres, sí, como antiguamente, y él se quedó en casa. Quizás por no vernos el día de la boda por la mañana, quizás por no ponernos más nerviosos, quizás por vernos ya vestidos de novios, quizás por tradición... Pero así lo quisimos.
El día 4 de agosto, no podía amanecer más bonito. Un sol radiante, feliz y sin nervios. Parecerá raro, pero creo que de estar tanto tiempo concienciándome de cómo sería el día, cómo irían transcurriendo las cosas me ayudó a tomármelo todo con más calma. Incluso, conduje yo misma hasta el hotel donde nos cambiábamos (damas de honor, mi cuñada, mi madre y yo).
Llegamos al hotel sobre las 11:00h de la mañana y todo era buen humor, risas, bromas... sin lugar a duda, mis chicas tuvieron mucho que ver en mi serenidad. Sinceramente, no pude escoger mejores damas de honor ya que madre y cuñada no las puedo escoger, pero sin duda, también son las mejores. A las 11:30h llegaba la maquilladora y peluquera, eran la misma persona, y ya llegó el primer contratiempo: llegó media hora tarde y sin ayudante. Tuvo que hacerlo todo ella sola (nos peinaba y maquillaba a 4 chicas: 2 damas, mi madre y a mí). En un primer momento no me puse nerviosa, seguía disfrutando de cada momento.
Seguir leyendo »A las 15:00h llegaron los fotógrafos pero todavía yo no estaba maquillada, sí peinada. Eran las 16:45h y todavía faltaba una dama de honor por maquillar y peinar, ya que a mí me dejó para la última. Teníamos que salir a las 17:30h del hotel, y a esa hora no había empezado a maquillarme. En definitiva, la media hora que llegamos tarde a la ceremonia, fue la media hora que la peluquera/maquilladora, llegó tarde. La verdad es que ese fue el momento más crítico del día. Ver que no llegas a la hora pero después piensas, tampoco van a empezar sin mí, y te tranquilizas un poco más. Y también el ver el resultado final de peinado y maquillaje, fue perfecto.
Una vez salimos camino a la masía, todo fue rodado y por sorpresa, ¡nada de nervios! Le leí los votos y, quizás porque me los había leído 500 veces antes, y ya los tenía muy interiorizados, ¡pero aguanté como una campeona! Aunque también he de decir que mientras leía no prestaba atención a lo que leía (un truquito para próximas novias).
La entrada con el coche, la música, mi padre, mi hermano, la familia, los amigos, etc., todos hicieron de ese día un día inolvidable. Eso sí, los pobres invitados estuvieron a 40 grados en la sombra. Pensamos que fue el día más caluroso del año, pero valió la pena.
Recuerdo que antes de casarme mucha gente me decía, el día se te pasará volando y yo pensaba ya será para menos pero realmente es así. Pienso que fue el día más veloz de mi vida, pero lo disfrutamos al máximo. Hicimos todo lo que nos apeteció, bailamos, reímos, ¡y todo fue genial! También decir que el sitio que escogimos ya es mágico de por sí, Can Ribas hizo nuestro día todavía más mágico. Grandes profesionales y mejores personas. Siempre pendientes de todo y de todos. ¡Un 10!
Unas semanas después, recibimos las primeras imágenes de la boda y tampoco pudimos hacer mejor elección con el fotógrafo, David Vilanova, ¡que un 10 también! ¡Imágenes originales, nada clásicas y súper profesionales!
En conclusión, ¡una boda de 10! ¡Con sus contratiempos, pero todo sea eso!
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