La boda de Pere y Neus en Tarragona, Tarragona

El día de nuestra boda

Recuerdo el día de mi boda como ese pestañeo que pasa entre el final de las clases cuando eres niña y el primer día de colegio, con olor a verano, con ilusión, con ese sabor a libertad pero muy muy rápido.

Mi día empezó temprano, pude dormir toda la noche, cosa que no esperaba y me dio una grata sorpresa. Mientras recogía todo para cambiarme en el sitio de la boda, con muchos nervios, mi pareja se preparaba para su sesión de fotos con sus padres.

Me pasaron a buscar mis damas de honor, se equivocaron de camino y llegué tarde, increíble la que no llega tarde nunca, llegando tarde al maquillaje.

Después de un par de horas de maquillaje, peinado y copas de cava con mis damas de honor, llegó la hora de mis fotos y poco después ya me tocaba entrar por el pasillo junto a mi padre.

Esas horas pasaron tan rápido que casi me dejo mi anillo de prometida, llevaba el velo al revés y mis damas no me abrocharon los corchetes de vestido (todo eso me enteré después), pero qué sería una boda sin pequeños fallos.