La boda de Pedro y Patricia en Alacant/alicante, Alicante

En la peluquería fueron un encanto. Me dieron un masajito y además no había ninguna otra clienta y Jandro Madroñal y su equipo era todo entero para mí. Me hicieron un peinado que me favorecía y que me encantó. De allí al taxi y vuelta al hotel, donde ya estaban maquillando a mi madre y la siguiente era yo.

En mi ausencia, el padrino había traído el ramo de flores y los detalles florales de las damitas. ¡Qué bonito todo! Noté un gusanillo en la barriga, pero en seguida mi maquilladora me relajó. David, el fotógrafo de Daco fotografía, otro amor de chico, me recomendó que yo fuera a lo mío y así hicimos. Después del maquillaje llegaron mi prima y mi tía y entre todas me ayudaron a vestirme.

A la hora acordada, puntual como un reloj, mi padrino asomaba por la puerta de la habitación: “Venga que es hora de irnos, el coche te espera”. Y empezaron las risas y la felicidad que me daba cuando iba pasando por el hotel y la gente me felicitaba y me decía cosas lindas.

Cuando vi el coche, me encantó. Fue una sorpresa de mi marido ya que yo siempre le había pedido ir en coche descapotable. Los pajes y las damitas iban detrás. Mi sueño se estaba cumpliendo en cada detalle.

La ceremonia fue preciosa, por la tarde a las 19 horas. Nunca olvidaré la primera vez que nos vimos mi ahora marido y yo. A la entrada del Ayuntamiento tuve a una ayudante que repartió unos abanicos que compré en la tienda de bodas.net para todos los invitados. Después del arroz, de las fotos de rigor, cogimos el coche y nos hicimos unas cuantas fotos, que para mí son preciosas. Después nos dirigimos al cóctel, estábamos deseando llegar a compartir nuestra alegría con los invitados, ¡no podíamos dejar de sonreír!

La celebración fue en el Castillo de Santa Bárbara (servido por El Sorell, que se portaron genial). En la pinada se sirvió el cóctel y después pasamos a uno de los salones. Los invitados nos comentaron que habían estado súper entretenidos con el espectáculo de esgrima y de piratas que había habido antes del cóctel.

Para nosotros la amistad es muy importante, tanto que agradecimos la asistencia a nuestros invitados con la canción de entrada al banquete, entramos bailando Amigos, de Melendi.

El tema de la boda era el Camino de Santiago, ya que mi marido lo suele hacer todos los años, y todas las mesas eran un punto del mismo que iban direccionadas a Santiago de Compostela, nuestra mesa. El sitting era un árbol con objetos típicos del camino, como piedras, conchas, etc. Fue algo que gustó mucho.

Lancé el ramo y mi marido lanzó la liga e hicimos bailar a la chica que cogió el ramo con el chico que cogió la liga. ¡Qué vergonzosos estaban!, pero al final se animaron.

Otro detalle que recuerdo con mucho cariño es la candy bar que montó mi amiga Paloma, que quedó fantástico y a todo el mundo le gustó.