La boda de Julio y Holly en Pamplona, Navarra

El día de nuestra boda

Nuestra boda fue el día más mágico de mi vida. El lugar era exquisito y tuvimos la suerte de que hiciera buen tiempo. Recuerdo que estaba más nerviosa de lo que pensaba, pero eran nervios de emoción. Efectivamente, en cuanto se abrieron las puertas para que me dirigiera al altar, pude vivir ese momento de película. Después de la preciosa ceremonia, interpretada por un querido amigo nuestro, nos fuimos corriendo a hacernos las fotos cerca de la Catedral, en la parte más bonita de la ciudad. Una vez de vuelta, pudimos disfrutar de la hora del cóctel y después entramos todos a comer. Muchos de nuestros invitados me dijeron que era la mejor comida que habían probado en una boda, y estoy de acuerdo: ¡estaba deliciosa! Todo pasó volando mientras entregábamos regalos, escuchábamos discursos y comíamos y bebíamos hasta hartarnos. Luego empezó la fiesta. Fue muy especial poder compartir mi primer baile con mi marido, un baile con mi padre, y ver a mi marido bailar con su madre, rodeados de todas las personas que más queríamos en el mundo. Después, el DJ (también amigo nuestro), puso a bailar a todo el mundo y yo no abandoné la pista en toda la noche. Los niños disfrutaron de una barra de golosinas y un puesto de tatuajes temporales, y los adultos de la barra libre y la zona del porche. Fue el día más bonito de mi vida.