La boda de Juan y Susana en Boadilla Del Monte, Madrid

El paseíllo con las damas de honor hasta que llegué con el padrino junto al novio y la madrina fue muy emotivo porque todas las personas importantes estaban expectantes y me saludaban al pasar. Como no soy una persona muy pomposa, mi vestido era bastante sencillo, pero con una pequeña cola, y como sabía que iba a hacer frio elegí una cazadora de cuero rosa palo para abrigarme y eso es algo que sorprendió a todos y cada uno de los invitados a nuestra entrada ya que las damas de honor también habían decidido ponerse una cazadora de cuero para acompañarme. Un detalle que encantó a todos los invitados y que dio mi toque personal a nuestro día. Incluso el novio se sorprendió.

Durante la ceremonia pedimos a dos familiares que leyeran algo que habían escrito para nosotros lo que hizo que fuera una ceremonia superemotiva y personal y cuando terminó y nos tiraron el arroz empezamos la celebración. Unos días antes un invitado tuvo un accidente y no pudo venir, así que para no empañar el día ni para él ni para nosotros hicimos que estuviera presente en todos los momentos que pudimos a través de la videollamada con la que pudo ver la ceremonia. Si a alguien más le ocurre esto, poned un trípode con el móvil para que vea los mejores momentos. No es lo mismo, pero es una compensación bastante grande.

No teníamos que salir del restaurante, pero no pasaba nada porque había que cambiar de zona, lo que hizo que nadie notara que estábamos en el mismo edificio. Mientras los invitados comían nosotros nos fuimos a hacer las primeras fotos de pareja en los alrededores, ya que es un parque muy grande y bonito. Lo siguiente fue entrar al banquete con nuestra canción del brindis y ya nos sentimos totalmente a gusto e integrados junto con todos los demás. Comimos de todo lo que nos pusieron, visitamos todas las mesas para agradecer a los invitados y nos lo pasamos como niños durante la comida.

En las mesas pusimos unas maripositas agradeciendo la asistencia y unos palos selfie para que inmortalizaran su día. También incluimos un candy bar y una zona de photocall donde pusimos una cama instantánea y disfraces con los que todos (desde los más pequeños a los más mayores) pasaron unos ratos divertidos haciéndose fotos de recuerdo y otras para añadir a nuestro álbum de firmas.

Si ya era un día especial, ver disfrutar tanto a los invitados con el restaurante, la comida y los detalles de decoración y la fiesta hizo que fuera un día realmente inolvidable y esto se nota tanto en nuestros recuerdos, como en las fotos que tenemos de recuerdo hechas por el fotógrafo y por los invitados.