La boda de Jose y Veronica en Madrid, Madrid
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J&V
14 May, 2021El día de nuestra boda
Tras varios cambios y modificaciones, finalmente logramos tener nuestro día. Puedo decir que a pesar de ser muy diferente a la idea inicial, fue algo muy bonito y especial, con mucho que agradecer. Y después de todo, nos quedará la anécdota de ser una de esas bodas pandémicas aplazadas desde el 2020, planificadas desde el 2019, y finalmente realizadas en el 2021, a pocos días de levantarse un Estado de Alarma que pensamos nunca se iba a levantar.
Como pensábamos que nuestros padres no iban a poder acudir, decidimos no hacer ceremonia simbólica, y en cambio le dimos más protagonismo al día de la firma del acta de matrimonio en la Junta Municipal de Chamberí, con un reportaje precioso de nuestra fotógrafa Sandra. En la Junta se portaron fenomenal con nosotros, incluso el Consejal nos leyó un poema al acabar. Las mascarillas cubrían nuestras bocas, pero de nuestros ojos emanaban lágrimas y felicidad. Al final nuestros padres pudieron acudir ese día.
Luego llegó el día de la celebración. Muchas cosas habían cambiado respecto al plan inicial, de 100 invitados a 25, de una antigua estación de tren en Segovia con ceremonia, cóctel, banquete tipo mercado y zona de baile y barra libre, a solo un cóctel en un reservado de una terraza en Madrid. Entenderán que al inicio aceptar el giro de todo me fue algo difícil, pero conforme fue tomando forma el nuevo plan, sabía que todo iría bien y que nos lo íbamos a pasar genial.
Seguir leyendo »Reservamos dos habitaciones en el NH Suecia para los preparativos y nos hospedamos desde la noche anterior (la verdadera noche de bodas, ya que firmamos el 13). Para los preparativos me acompañaron mi mejor amigo, mi hermana y mi suegra. A Jose le acompañaron su primo, su padre y dos amigos. Y ya que no haríamos la ceremonia simbólica, nos escribimos los votos en una hoja que luego intercambiamos y leímos a modo sorpresa… Y nuestros fotógrafos se encargaron de grabar el momento.
Resumiendo en una palabra: maravilloso. Una terraza con vistas, rodeados de nuestras personas más cercanas, celebrando la vida y el amor. El día se fue volando, como era de esperarse. Temía por el tiempo que hiciera, ya que los días previos había estado lloviendo y nuestro espacio reservado no tenía techo, pero también temía por el sol, ya que el finde anterior había hecho un solazo de verano como si estuviéramos en pleno agosto. Nos hizo un día perfecto, de esos días de primavera que la brisa es fresca y el sol te calienta lo justo, visión 360 a un atardecer multicolor, y al ocultarse bastó con unas pocas chimeneas para mantenernos en calor. Gracias, universo, por al menos concederme eso.
Temía también que no tuviésemos buen ambiente al no poder bailar ni estar de pie (en plenas restricciones, el hotel fue estricto y muy claro desde el inicio: máximo 6 por mesa, siempre sentados…). Un cóctel sentados. En fin, que admito subestimé la capacidad de mis invitados para pasárselo bien. Una vez más, demostrándome que hay más de una forma de hacer las cosas y que cuando se trata de compartir y celebrar, los detalles que nos desviven a las novias cuando estamos planificando nuestro día, no los nota nadie más.
Puedo concluir que fue un día mágico, que mi marido estaba guapísimo, que me encantan todas las fotos que nos hicieron, que elegimos el lugar y el día perfectos para casarnos. Y que quizás, estaba destinado a ser así desde un principio.
Seguimos teniendo mucho que agradecer, pero, sobre todo, mantenernos hasta el día de hoy vivos y sanos, a pesar de la pandemia que nos revolvió todo. Vivimos un momento histórico!
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