La boda de José Manuel y Elisabet en Caldes De Montbui, Barcelona
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J&E
31 Jul, 2015El día de nuestra boda
Fue un día espectacular, no hubo ningún pero, bueno sí que nos llovió por la noche, pero estaba el plan B preparado por si eso pasaba, pero ya llegaremos a esa parte.
En primer lugar has sido un año de locos, la verdad que los preparativos llevan mucho trabajo y agradecer a todos, lo participativos que fueron, familia y amigos, ¡lo dieron todo durante el año y ese día!
Mi mujer (¡cómo suena!), el día de la boda durmió en casa, yo me fui casa de mi padre como manda la tradición (es la única que seguimos), una noche de nervios para ambos, pero sin exagerar, lo llevamos bien. Teníamos que descansar que nos esperaba un día largo lleno de emociones y diversión.
La boda era por la tarde, aun así madrugamos un poco, a las 8 en pie, había mucho que preparar, mi mujer tuvo la primera sorpresa a las 10 am, un ramo de orquídeas picaba a la puerta, ¡le encantó, no se lo esperaba!
Después de ir a la peluquería y comer algo, los nervios se iban haciendo más evidentes, ya empezaba la hora de cambiarse, cada uno en casas diferentes pensando el uno en el otro. A mí me llevaba mi tío al restaurante Espai Can Palles, ahí los hacinamos todo, ceremonia, banquete y fiesta, a mi mujer le recogía un Mercedes de estos chulos, ¡le gustó mucho!
Seguir leyendo »Una vez allí, pues lo típico que les pasa a los novios. Me tocaba recibir a los invitados, eso sí, con mucho gusto y luego a esperar a la novia. Se hizo un poco larga la espera, pero fue culpa del juez, ¡llegaba tarde! Un incidente sin importancia, ahora visto en la lejanía, tardó media hora más tarde en llegar. Menos mal que ahí estaba Gemma para tranquilizarnos, en fin, una vez todos situados, ¡entra ella! Espectacular, fantástica la belleza personificada, como si de una diosa griega se tratara bajando esas escaleras con la cola, ni muy larga ni muy corta y acercándose cada vez más a mí, estaba destrozado de emoción, madre mía el esfuerzo que tuve que hacer para no romper a llorar, cuando llegó a mí nos miramos con dulzura y nos sentamos para que la ceremonia comenzara. Fue muy emotiva, nos dedicaron unas palabras nuestros hermanos y amigos, ¡la verdad fue increíble!
Bueno, después del ¡viva los novios!, por fin venia lo bueno. Nos hicimos unas fotos de rigor, no muchas por eso y entramos en el catering, ¡con un mini tractor con un remolque! la gente flipando, una vez detenido brindamos todos juntos y a continuación a picar un poco, fotos con la familia, amigos, camareros... el mural del recuerdo fue un éxito, risas y anécdotas fueron los principales actores, ¡bueno y nosotros!
Una vez en el banquete, el desarrollo fue bestial desde el minuto uno amigos y familia dándolo todo por la causa. El animador Sergi flipaba (¡eres un crack!), pretendíamos que fuera una fiesta, ¡y así fue! Con la ayuda de Sergi, Gemma y la familia predispuesta a todo, no podía salir nada mal, risas, brindis, alguna lágrima que otra, una competición de la mesa más animada, incluso se trabajaron una actuación “family and friends” de Harry Potter, que somos muy fans, con sus togas baritas la banda sonora de fondo, ¡fue genial nos quedamos anonadados una pasada!
A la hora de cortar la tarta del pastel, nos tocaba a nosotros dejar perplejos a los invitados, estaba todo preparado, trajeron el pastel sin cuchillo la gente mirando de un lado a otro, esperando que algún camarero viniera corriendo con algo para cortar, pero de pronto se atenuaron las luces, empezó a sonar una melodía que a la mayoría le sonaba, una luz refulgente salía de una bola gigante que había en el techo que empezó a descender con esa música que no era otra que la banda sonora de Juego de Tronos. La bola se quedó a un palmo del suelo, nos acercamos y sí, sacamos a Garra la espada de Jon Snow para cortar la tarta que por cierto buenísima, todos flipando, genial era lo que se pretendía buscar cosas que recordaran siempre.
Una vez comido el postre, tocaba el baile nupcial “Unforgiven II” de Metálica, fue la elegida. Impresionante, pero antes ya estaba el plan B en marcha, la lluvia nos estropeó la fiesta al aire libre, pero la solución fue perfecta. Llegó la hora de la barra libre y la disco, como no podía ser menos y viendo el nivel que habían demostrado los invitados a lo largo del día, no defraudaron, ¡dándolo todo hasta el fin de fiesta!
Bueno y eso fue casi todo, un día impresionante que recordaremos toda la vida.
Gracias a todos por participar en un día tan importante para nosotros, no tenemos más que palabras de agradecimiento.
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