La boda de Javi y Noe en Madrid, Madrid

Me cantaron la salve rociera, después del “Sí, quiero”. Javi y yo decidimos que cantarán una canción y todo el mundo estaba emocionado y más porque se esperaban que fuera a llevar un vestido y cuando me vieron les sorprendí aún más. Era un vestido de princesa para un cuento de hadas, que no se vive todos los días, con un velo y una cola espectacular.

Llegó el banquete en una finca privada con una carpa al aire libre y, si había mal tiempo, se podía tapar. La decoración, maquilladora, videomatón, photocall… ¡todo genial! El castillo hinchable para los niños, cocina en directo, 40 variedades en canapés, 3 platos, postres y recena. Todo perfecto. Atención, calidad y cantidad.

La gente solo nos paraba para decirnos que estaban a reventar y que todo era perfecto, bonito y que nunca habían estado en una boda así, ni habían visto un vestido como el mío. Mi familia sabía la lucha que he llevado y, para ellos, ese día fue el más grande y se emocionaba el doble.

Di a Javi una sorpresa y le hice un vídeo con fotos. Un amigo y mi prima bailaron a mis padres una canción de flamenco y unas sevillanas de ecos del Rocío.

Dimos detalles y fue un día único, especial, diferente, emotivo y conseguí ese impacto en las personas. Ya nunca van a olvidar ese día.

Otro momento genial fue el baile nupcial, nunca visto y pensado para una princesa, la gente se siguió quedando boquiabierta.

Los fotógrafos y dueños de la finca nos lo dijeron, que mira que han dado y visto bodas, pero que con la nuestra nunca habían visto nada igual. Todo muy trabajado, terminamos con recena y fuente de chocolate. La pena es que estaba muy cansados, y claro, la gente quería muchas fotos, estar con nosotros, pero no abarcas para todo. Pero tenemos un 10 de parte de nuestros invitados, nosotros damos un 10 a todos por la atención, personalización, trato, acogida y afecto por parte de la finca. Orgullosa de que todo el trabajo y tiempo dedicado en esto haya merecido la pena y llenado a la gente. Satisfecha.