La boda de Javi y Charo en Espartinas, Sevilla
Vintage Otoño Blanco 11 profesionales
J&C
04 Nov, 2017El día de nuestra boda
¡Hola a todos/as!
Yo era de las personas que, aunque le encantan las bodas, no pensaba casarse, no era algo que me llamara la atención. Sin embargo, con el paso del tiempo, veía que era un día muy especial, un día donde se reúne la familia y los amigos y se viven muchas emociones y momentos felices. Era un momento de reunión bonito, feliz y también lo quería para mí, ¿por qué no?
De este modo, poco a poco mi punto de vista se fue tornando y se fue convirtiendo en una obsesión. Quería casarme a toda costa, tener mi día y poder congregar a mi familia y amigos, estar todos juntos y pasarlo realmente bien. Mi chico no me entendía, y él era de los que no quería casarse así que estuvimos como 2 años con el tira y afloja hasta que finalmente él accedió. Por él nos hubiéramos casado de un modo muy íntimo, pero yo quería mi fiestón, y creo que, después de mucho trabajo y planificación, salió todo perfecto y disfrutamos mucho.
Por todo lo que acabo de comentaros, la organización de la boda fue básicamente cosa mía. Él no quería agobios en relación a la boda porque decía que era un “berenjenal” donde él no quería meterse, así que yo me eché la manta a la cabeza y me encargué de todo, y lo disfruté muchísimo, sólo con un poco de agobio al final por el tiempo, que la semana de antes y hasta el mismo día antes diluvió. Así como por unos inconvenientes con el traje de mi chico que no se arreglaron hasta el día de antes de la boda. Eran detalles que no dependían de mí (que soy muy controladora y perfeccionista) y la verdad es que fueron momentos de idas y venidas sin tiempo para nada, con paraguas en mano y mirando al cielo.
Seguir leyendo »Siempre nos dicen, a modo de consuelo, "novia mojada, novia afortunada", pero yo decía que eso se lo dijeran a otra, que me parecía muy bien, pero que yo no quería lluvia. Y es que... Después de tantos meses de trabajo, plantearlo todo para aprovechar al máximo los espacios, y que el tiempo se presente de esta manera, pues te “chafa” bastante.
Evidentemente, me casaba en un mes con mucho riesgo de lluvia, y por eso mismo, a la hora de buscar el sitio para mí era fundamental que tuviera una zona cubierta bonita para celebrar la ceremonia civil en caso de lluvia (mi ceremonia era civil). Elegimos la Hacienda Mejina, en Espartinas. Una preciosa Hacienda con muchas posibilidades y con un precioso atrio acristalado para el plan C. Sí, plan C, porque yo tenía plan A, plan B y plan C.
La Hacienda está muy bien localizada y, a diferencia de otras haciendas, el acceso no es por campo o terrenos de cultivo, sino que es un acceso pavimentado, muy cerca de Sevilla (y lo será más cuando acaben las obras de la SE-40) y con buenos aparcamientos. Además, el salón comedor es precioso, con unos grandes ventanales que dan al jardín y cuenta con dos patios a cuál más bonito. Es una Hacienda amplia, pero que no da esa sensación de lugar enorme desangelado. Es muy acogedora. Además, entre mis requisitos estaban también: que el catering no fuera exclusivo, sino que yo pudiera elegir el que más me gustase, que la capacidad fuera para unas 300 personas y que me pudiera casar allí mismo ese día, sin tener que ir el viernes antes al juzgado y que estuviera en el aljarafe, para que la gente que venía de Huelva, no tuviera que cruzar Sevilla.
Los días previos a la boda, por la lluvia, fueron bastante duros. No paraba de llover y las previsiones no eran buenas. Recuerdo que el jueves previo, en la reunión con el equipo del catering y de la Hacienda, me vine totalmente abajo porque después de tanto trabajo, no iba a poder lucir todo como merecía y me apenaba mucho. Tanto Esther, la chica que trabaja en la Hacienda, como Inma, Fernando y María, de Catering Dávila, fueron super encantadores conmigo y estuvimos estudiando las distintas alternativas, Ya veíamos que el plan A, iba a ser muy, muy complicado, pero me quedaba la opción B, que era celebrar la ceremonia civil en el patio de las buganvillas y luego el aperitivo en el jardín antes de pasar al salón. Yo, sinceramente, me veía más en el plan C que, aunque bonito, no me iba a lucir e iba a ser más incómodo para mis invitados porque ceremonia y aperitivo debían ser en el mismo sitio. En fin... Que ya cuando por la noche llegué a casa, me relajé. Me llamó mi María, del catering, para decirme que el plan A iba a ser muy complicado (cosa que ya intuía) pero que apostarían a tope por el plan B. Me encantó hablar con ella, me relajó aún más y luego me fui con amigos que habían venido de Huelva a cenar por ahí y olvidarme del mal tiempo, aunque tronase. Fue una noche previa muy divertida, desde que cogimos el taxi para ir al restaurante, hasta que llegué a casa y me quedé dormida oyendo los truenos.
Por la mañana temprano, cuando sonó el despertador y abrí la ventana, no llovía, me metí en la ducha y empecé a prepararme para mi gran día. Mis amigas de Huelva me mandaban mensajes con fotos del cielo despejado y con sol. Era como esos días de Semana Santa en los que las hermandades están pendientes del cielo. Me decían en sus mensajes: ¡sale la hermandad! ¡Y la verdad, es que cada vez se iba abriendo más el día y el sol brillaba y el cielo estaba despejado!
Mi amiga Mari Carmen Rodríguez, que es una excelente maquilladora de Huelva, se encargó de maquillarnos a mí y a mi madre y mi peluquera de siempre, Carmen Camacho, nos peinó. Llevaba un precioso tocado hecho por Juan Robles (J. Robles Brides), un “artistazo” de Huelva que hace maravillas.
Yo tenía claro que quería una coleta sencilla y un tocado lateral, Juan no pudo haberme entendido mejor. Además, incorporó dos piezas mías en el tocado, una araña art decó que compré en un mercadillo de Londres, y una mosca pequeñita que compré en otro mercadillo de Lisboa. Mi vestido, era de la diseñadora sevillana María Palomo que también dio en el clavo con lo que yo buscaba. Algo sencillo, pero con mis detalles que lo hacían personal. Quería un orificio en la espalda, unas lazadas en los puños, cuello a la caja, raja central y motivos de decoración en 3D. El vestido en sí fue una maravilla. Los pendientes eran unas sencillas circonitas montadas en plata de Pandora y los zapatos, de inspiración vintage de Rachel Simpson. Otra de las guindas del pastel de mi look fue el ramo hecho por Josechu, de La Florería. Mi casa olía de maravilla desde el día previo a la boda. El ramo era tamaño L - XL, con eucalipto de distintas variedades y distintas flores blancas. Además, los prendidos de mi padre y mi chico, así como las flores de mi coche, también las preparó él, todo en una misma línea. ¡Apostad por flor natural para vuestros ramos!
Mi chico eligió un sencillo traje azul marino con un chaleco de cuadros que causó sensación. La solapa de su chaqueta era en pico, muy original y su prendido era a juego con mi ramo de flores. Llevaba unos gemelos que eran 2 pesetas antiguas y un reloj de la marca Skangen que le regalé en su último cumpleaños. Corbata granate, y camisa blanca. ¡Todo un “dandee”!
Empezamos con retraso porque mi suegra se retrasó en la peluquería y salieron de casa algo más tarde, ¡cosas que pasan! Yo estuve en casa esperando hasta que me dijeran que saliera, ¡toda tranquila! A pesar del retrasillo, nos coordinamos para que todo fuera lo mejor posible.
La ceremonia civil fue finalmente en el patio de las buganvillas. De la decoración se encargó mi catering que, además de buena comida y buen servicio y buen todo, te quita muchos quebraderos de cabeza con el tema de la decoración, tienen muchísimos recursos y materiales y siguieron todas mis indicaciones dejando el lugar precioso. Yo quería sillas de palillería blancas para los invitados, y que mi chico y yo, nos pusiéramos enfrente de ellos, en unas sillas tipo Emmanuelle. Para la ceremonia civil, a la entrada, quería que hubiera un punto de aguas de sabores para los invitados y que colocaran unos conos con hojas de olivo que yo había preparado con unos papeles muy chulos, unos sacos de arroz, imitando los sacos que se usan para el arroz gourmet que venden en algunos supermercados, mis lágrimas de felicidad vintage y confeti hecho también por mí con forma de aviones y en papel de mapas de viajes que me habían ido dando mis invitados durante el año (creo que no lo he dicho antes, pero mi boda giraba en torno a una temática viajera, desde las invitaciones hechas por nosotros hasta los detalles de la boda). También colocaron los cubretacones a la entrada ya que, para el aperitivo en el jardín, por los días previos de lluvia, iban a hacer falta. ¡La decoración floral de la ceremonia civil la preparó el propio catering y no pudo quedar más bonito!
Para abrir su entrada, mi chico se decantó por la canción de Stevie Wonder, signed, sealed, deliverded, I’m yours y yo entré con la versión de La vida en rosa, de ZAZ. La ceremonia fue una super emotiva, ceremonia civil conducida por un concejal de Espartinas, que es amigo mío de mi pueblo. Leyó mi hermano, el hermano de mi chico y dos compañeros de la facultad. Todo precioso y el hermano de mi chico nos hizo llorar a todos los allí presentes, fue, sin duda, uno de los protagonistas de la boda. Cuando la ceremonia acabó sonó una versión de Love is in the air, de Harrison Craig.
¡Bueno, pues ya estábamos casados! ¡Queríamos disfrutar y pasarlo bien en nuestra fiesta! Por eso, las fotos nos las hicimos en la misma Hacienda. Los encargados de las fotos fueron La Boheme, Poesía Visual. Un trabajo excelente. Ya lo intuíamos porque la preboda fue espectacular. Las fotos de la preboda las hicimos en un desguace de coches y nos encantó el resultado, como nos ha encantado el trabajo del día de la boda. No quisimos, ni mi chico no yo, hacernos fotos en casa preparándonos, porque para mí era un jaleo y para él también. Pero fueron antes a la Hacienda para captar fotos de los detalles y de los invitados.
Una vez hechas las fotos nos fuimos a disfrutar del aperitivo con nuestros invitados. El catering, como ya os he dicho, una maravilla en todos los sentidos. La gente estaba muy sorprendida con ellos (he de decir que en mi pueblo hay un catering muy bueno y muy famoso y la mayoría de mis amigas se han casado con ese catering). Todos lo comparaban con ese, y decían que era mejor, así que satisfacción plena. Tuve cortador de jamón, punto frío de botellines con varias marcas, punto de vinos, con una gran variedad de vinos tintos y blancos para elegir, un punto de sushi y una abacería orientada a las conservas de pescado, además de todos los aperitivos que pasaron que estaban buenos y con unas presentaciones increíbles. El catering, además, colocó mis corazones hechos con loneta de mapamundi y mensajes viajeros colgados de los árboles, mi mapamundi del seating plan, que era a juego con las invitaciones, colocó mi sitio de firmas con mi buzón de correos y aparte, usaron elementos suyos que dejó el jardín súper bonito. ¡Yo veía cómo la gente leía los mensajes de los corazones, y cómo se los echaban en el bolso!
Mientras disfrutábamos del aperitivo, mi metre, Inma (que es un amor) me pasó al salón para que yo viera cómo habían preparado mi mesa nupcial (era una mesa enorme porque íbamos con amigos, 37 personas). Era preciosa y si no hubiera entrado, no me hubiera percatado de nada. Os aconsejo que, antes de que entren todos los invitados, podáis ver cómo os han preparado el salón. ¡Es una auténtica maravilla, al menos el mío lo era! ¡Tanto la mesa nupcial como el resto de las mesas!
Durante el aperitivo amenizó el momento musicalmente Lorena, La Dame Jazz. ¡Espectacular! De ella os puedo decir que da magia al evento, lo envuelve en un halo de glamour y sutilidad y la gente se queda con la boca abierta. Además, empieza con versiones con un tempo lento y va poco a poco subiendo. Deciros que acabamos con ACDC y la gente, jóvenes y mayores, bailando y emocionadísimos. ¡Decían que, con todo lo que habían comido en el cóctel, que mejor nos fuésemos ya a la barra libre! Yo la recomiendo 100%, como a todos mis proveedores. Es fundamental que tengáis ese feeling de buen rollo con vuestros proveedores porque es un día muy, muy especial. Lorena además tiene un rollo muy, muy, muy, muy “guay”.
Bueno chicas, sigo. ¡Fijaos! Tan organizado estaba todo que el timing no pudo ir más ajustado. ¡A los 5 minutos de entrar en el salón cayó una granizada increíble! Tengo que decir que el tiempo acabó respetando mi día. Para entrar al salón elegimos la canción "Celebration" de Kool and the Gang. ¡Mucho ritmo! Aunque hubo un fallito y no se oía demasiado fuerte, algo muy leve, creo que el único fallito de la boda.
En el salón todo fue también a las mil maravillas. Las mesas tenían nombres de ciudades en las que mi chico y yo habíamos estado y la presidencial era Japón que era uno de los destinos de nuestra luna de miel. Cada sitio tenía un sobrecito con un detallito en el interior que era un identificador de maletas (acorde con nuestra boda viajera) y en el sobre con una etiqueta ponía el nombre de cada invitado, también tenían un avioncito troquelado, muy chulo, todo muy chulo, con un “packaging” muy bonito.
Con respecto al menú he de decir que todas las intolerancias y casos especiales que pedimos, se cumplieron. Los invitados encantados. El menú principal, digamos que el de la mayoría, constaba de un entrante de gamba blanca de la costa de Huelva que estaban para morirse de buenas, un primer plato de arroz con carabineros, con un carabinero que te miraba a los ojitos, un sorbete de mandarina, un segundo plato de pluma ibérica con verduritas y dos salsas servidas a parte (por si alguien no quería) y dos postres, que se servían en unos tarritos personalizados. Uno era de Baileys y otro de kinder bueno. Yo soy muy maniática con los vinos y no me vale cualquier vino. Puse a elegir dos tintos (Ramón Bilbao Crianza D.O. Rioja y Finca Resalso D.O. Ribera del Duero) y dos blancos, uno frizzante y un verdejo de Marqués de Riscal. ¡Acabamos en el salón con un cafelito y listos para ir a la barra libre! He de decir que durante la comida me iba levantando, yo por un lado, mi chico por otro, a veces los dos juntos, etc., pero no hicimos el típico paseíllo por las mesas. ¡Durante todo el tiempo, también tuve un animador infantil para los niños, ellos encantados, no había niños en la boda! y no se oía nada. ¡Todo genial! El animador me lo recomendó Esther, de la Hacienda Mejina.
La barra libre la celebramos en el salón acristalado. ¡El dj fue casi de lo primero que contratamos en nuestra boda! DJ Ray Leandro. Supo en todo momento qué queríamos tanto nosotros, como nuestros invitados. ¡Y por supuesto, tuvo una lista de canciones prohibidas! Ray estuvo en todo momento en nuestra boda, desde la ceremonia civil hasta el final de la barra libre. En el aperitivo le lanzaba la base instrumental a Lorena para que ella pusiera su voz y también amenizó el aperitivo con música de fondo. ¡Es un acierto seguro! Antes del baile nos proyectaron un vídeo muy chulo que habían hecho mi hermano y mi cuñada con la colaboración de muchos invitados. No era el típico vídeo de fotos de pequeño, ¡estuvo genial! El baile lo abrimos con una sevillana, pero de Huelva: "Es mi Huelva por la ría" que la cantaron en directo unos amigos y quedó también genial. Mi chico despertó pasiones con su arte flamenco.
Durante la barra libre también contratamos un fotomatón que encantó a algunos invitados y del que nos tiramos un bonito recuerdo. Se llama Chocolove. La mesa dulce que me preparó el catering fue una pasada, nada de gominolas y frutos secos ahí sin más. Todo precioso y muy cuidado, con los muñecos de novios que yo había hecho con dos móviles de los que usan en Bellas Artes. ¡Contraté 5 horas de barra libre, pero nos fuimos a 7! ¡Y porque los buses ya no podían esperar más! Los buses fueron Falcón León de Sevilla y la empresa de Huelva no la recuerdo porque se encargó mi padre. Lorena, La Dame, se presentó por sorpresa y actuó también en la barra libre, ¡unas 3 canciones o así! ¡Eternamente agradecida!
Fue un día maravilloso, sí que pasa muy rápido, pero se disfruta muchísimo. Yo estuve muy relajada en todo momento, imagino que porque los días previos con el clima, estuve todo lo estresada que tenía que estar y no había más dosis de estrés ya. Si hubiera venido un poco menos de gente, mejor porque hay veces que tienes que saludar a amigos de padres y demás, y se pierde un poco de tiempo en eso, pero bueno, mis padres también tenían que estar felices. ¡Por cierto, a mi madre el vestido se lo hizo Carmen Acedo, y a mis tías también! Iban guapísimas todas y también quería reseñarlo!
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