La boda de Jaume y Anna en Banyeres Del Penedes, Tarragona

Mi cuñado posteriormente vino y leyó el verso y me hizo entrega del ramo. Un precioso ramo de orquídeas en cascada tal y como siempre soñé. Todos se fueron en autocar hacia la iglesia de Sant Félix en Sabadell y yo bajé con mi padre y la fotógrafa en coche. Un precioso Cadillac de color rosa igual que el que tenía la madre de Elvis Presley.

Al llegar a la puerta de la iglesia todo estaba abarrotado de gente. Era un sábado, día de Sant Jordi y es un día alegre y festivo en Cataluña, ya que es el día del libro y la rosa. Con el precioso día que hacía la gente que se encontraba de paseo en las paradas, se agolpó en la puerta de la iglesia.

Ese fue el momento donde más nervios pasé. Entré por la puerta de la iglesia cogida del brazo de mi padre y delante tenía a mis dos sobrinos pequeñitos que llevaban los anillos y pétalos de rosas en una cesta. De fondo sonaba la canción May it be de Enya (BSO Señor de los Anillos). Mi padre me dijo: ¡Estás temblando! Y vaya si temblaba. Entre los taconazos y los nervios.

Cuando llegué al altar y vi al que hoy es mi marido allí, mirándome, guapísimo y diciéndome: "tranquila, estás preciosa", se me fueron todos los nervios. La ceremonia fue corta y el cura (que era un chico joven), hizo de ella una ceremonia muy dinámica y con toques de humor. A los invitados les encantó.

Una vez firmamos nosotros y los testigos, los invitados fueron saliendo y nosotros tambien nos dirijíamos a la salida cuando oímos al fotógrafo que me dice: "¡Chiquilla, que te dejas el ramo en el altar!". ¡Menudo despiste!

Salímos de la iglesia y llovía arroz y pétalos de rosas rojas. Todos los presentes vinieron a besarnos y darnos la enhorabuena. ¡Hasta mis compañeras del trabajo vinieron solo a vernos y felicitarnos!

Nos fuímos con el Cadillac al restaurante Heretat Sabartés en Banyeres del Penedés y qué decir. Es el mejor restaurante donde podríamos habernos casado. Sin duda, lo escogeríamos una y mil veces más. Por la magia que desprende el lugar, por la profesionalidad de sus trabajadores, por lo delicioso que estaba el aperitivo y la comida y por dejarnos total libertad para que organizaramos nuestra boda allí a nuestro estilo.

El momento fotos quizá fue el momento más cansado. No nos gusta demasiado hacernos fotos y deseábamos estar en el aperitivo con nuestros amigos y familiares pero ahora que hemos visto el reportaje, valió la pena ya que tenemos un bonito recuerdo. ¡Gracias Aída y Victor! También agradecer a Cradle of Films por realizar el precioso vídeo y incorporar las imágenes con drone de Drones Company.

Increíble banquete cargado risas y emociones y mejor fiesta aún. Inauguramos el baile con una canción de Elvis Presley y fusionamos con You never can tell de Chuck Berry (Pulp Fiction). No ensayamos ni un dia y fue todo improvisado. ¡La verdad es que quedó genial!

Desde el minuto 0 todo el mundo bailo, bebió y se rió. Por la tarde llovió pero como ya estábamos en el baile no nos importó. Hasta se agradecía un poco de aire fresquito cuando salíamos al aire libre.

Ni en nuestros mejores sueños, hubiéramos imaginado nuestra boda así pero eso sí, disfrutar cada minuto de ella porque pasa en un abrir y cerrar de ojos.

Pasada la boda y durante nuestro viaje de novios, nos invadió la nostalgia de recordar ese maravilloso día.