La boda de Amador y Susana en Posada De Llanera, Asturias

El día de nuestra boda

Ni en mis sueñod creí tener un día tan feliz, especial y perfecto. Me desperté muy temprano porque estaba súper nerviosa. Los nervios me jugaron una mala pasada y nada más salir de la peluquería me di cuenta de que ya no quedaba nada. Eran las 11 de la mañana y solo me quedaban 2 horas para salir para la ceremonia. Llegue a casa de mis padres y estaba mi padre solo, ya que mi madre y mi hija todavía estaban en la peluquería. Nos pusimos a llorar otra vez los dos. Menos mal que el maquillaje era resistente porque estaba tan nerviosa que lloraba a cada rato. En cuanto llegaron ya me vistieron y yo cada vez más nerviosa. Ya llegó el momento de irnos y ahí la primera sorpresa del día. El novio de mi hija que era quien nos llevaba nos trajo un coche clásico descapotable. Aunque pusimos la capota y cuando estábamos llegando ya la bajamos. Y la segunda sorpresa, una traca de petardos que menudo susto. Llegamos 5 minutos antes de las dos de la tarde. Y nos dicen que aparquemos a la derecha de la entrada del restaurante y que no mire al otro lado, ya que allí estaba mi marido también parado. La anterior novia se retrasó y nos retrasó también a nosotros. Él no me vio, pero cuando lo mandaron subir a él primero yo lo vi y me puse otra vez a llorar, estaba guapísimo. Después ya subimos y llegó el gran momento. En cuanto me pose del coche mi hija y yo nos cogimos de la mano y empezó a sonar Hasta mi final de Il Divo. No puedo describir ese momento sin emocionarme, qué felicidad más grande. Entre temblando de los nervios y cuando nos vimos nos emocionamos mucho los dos. Fue una ceremonia corta pero preciosa. Después, ya se pasaron todos los nervios y empezamos a disfrutar nuestro día. Bailamos el vals y después pusieron la canción Acróstico de Shakira y le di mi ramo a mi hija. Fue un momento precioso. Además de ser mi madrina, se implicó muchísimo con los preparativos de la boda. Bailamos muchísimo y estuvo muy animado. Salió todo perfecto. No nos equivocamos con los proveedores que elegimos porque fueron los mejores y no hubo queja de ninguno, al contrario. Si pudiera volvería a celebrarlo otra vez, fue el día más feliz de mi vida. Tantas veces como me imaginé que sería el día de mi boda, jamás creí que pudiera salir tan perfecto. La única pena es que se pasa demasiado rápido.