Mérida es, sin ninguna duda, un lugar de creciente fascinación que os sorprenderá. Conocida como la Augusta Emerita, conserva en su interior parte del gran esplendor del Imperio Romano. Por ello, su conjunto arqueológico ha sido considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y se ha convertido en uno de los más extensos y destacados de toda la península. Su historia está estrechamente relacionada con su actualidad, que se ha convertido en un atrayente reflejo de sus años más gloriosos.
Muestra de esta riqueza patrimonial son algunas de las edificaciones que aún se mantienen en pie alzándose como grandes reclamos turísticos que atraen a centenares de visitantes año tras año. El Museo del Arte Romano, su teatro y anfiteatro o el acueducto de San Lorenzo son algunas de las perlas que esconde este gran tesoro. Alrededor de la plaza de España también asoman monumentales referentes como el Templo de Diana o el Convento de Santa Clara.
Esta marcada influencia tradicional hace mella en las fincas que se extienden alrededor de sus límites municipales. Imponentes construcciones se erigen en algunos de los puntos más destacados de la localidad desprendiendo un encanto clásico único que os cautivará desde el primer instante en que tengáis el privilegio de descubrir sus instalaciones.
Al norte, a orillas del embalse de Proserpina o junto al arroyo de la Albufera, podréis encontrar algunos de estos enclaves; mientras que, al sur, se emplazan junto a la Autovía Ruta de la Plata o en mitad de la urbanización Pedro de Mérida. En el centro del núcleo urbano, en la ribera del río Guadiana y con algunos de los importantes restos romanos custodiando su horizonte, espacios increíbles anclados en el tiempo aguardan a ser descubiertos.