Tuvimos que trasladar nuestra boda a La Blanca a tan solo un mes de la fecha debido a que la DANA arrasó con nuestra primera finca.
Todo el miedo y la pena que teníamos al principio nos la fue quitando todo el equipo de INbodas y los dueños de esta preciosa finca.
Desde el primer día nos transmitieron calma y seguridad. Empezando por Alfonso que nos enseñó la finca. Raquel y Soraya fueron encantadoras y nos hicieron sentir tranquilos en todo momento.
Toda la comida estaba excelente, nuestros invitados quedaron encantados con el servicio prestado.
El día de la boda Sheila fue nuestra mano derecha, siempre con una sonrisa y pendiente de nosotros, gracias.
Y por último, los dueños de la finca: Sol, Valdo e Iván son geniales, siempre dispuestos a abrirnos las puertas de su casa para organizar, llevar cosas y ensayar nuestro baile de bodas. Sol tiene una mano especial con la decoración floral, el día de la boda la finca estaba aún más bonita de lo que ya es.
Solo podemos decir Gracias y mil veces gracias por hacer que nuestra boda fuera perfecta.

Nos casamos el sábado 16 de septiembre. Nos hizo un día estupendo y pudimos celebrar la boda en el césped. Fuimos el jueves y el viernes para hablar con Rubén, nuestro metre, y organizar todo para que la boda saliera genial. Y así fue. La decoración que habíamos elegido estaba perfectamente colocada, tal y como habíamos indicado. Nos atendieron genial en todo momento, se preocupaban de que estuvieramos servidos con comida y bebida todo el rato y que no nos faltara nada. Tuvimos algún momento de caos, debido a todas las sorpresas que amigos y familiares nos tenían preparadas y, aún así, Rubén supo guiarnos en cuanto al tiempo y la organización. Aparte, quise hacer un juego en la fiesta, y lo organizaron todo estupendamente, siempre muy serviciales. Así que no tenemos queja alguna, recomendamos totalmente la finca y, por supuesto, al mejor metre. Muchísimas gracias por todo ☺️

La finca nos encantó a pesar de que cuando fuimos la vimos en bruto. La propietaria tiene un gusto exquisito y el sitio tiene mucha magia.

El único pero que sacamos a esta experiencia es que en la primera visita a la finca, nos hablaron de que nos dejarían una habitación para cambiarse el novio y dormir, y que a mí se me prepararía una habitación de novia donde cambiarme y hacerme las fotos.

40 días antes de la boda fuimos a ver qué tal las obras y nos encontramos con que no existía ni la habitación de novios ni la de novia. Como pollos sin cabeza buscando soluciones para cerrar algún espacio en la finca, al menos para la novia.

Al final encontramos una solución, pero que hasta último momento no pudimos poner, pero finalmente quedó fenomenal el cerramiento que preparamos nosotros.

El día de la boda estaba todo precioso y decorada la finca con mucho mimo, gusto y cariño.
La finca en sí tiene mucha magia, es preciosa, coqueta y de un tamaño perfecto para bodas como la nuestra (tipo cóctel entera), donde no queríamos que fuese enorme y tener a todos los invitados desperdigados.

Usamos tanto el espacio de dentro como el de fuera, y fue todo un acierto. Todo fluía fenomenal y estaba conectado donde, a pesar de tener espacio más que de sobra por toda la finca, estábamos todos cerca.

Gracias Sol por regalarnos ese día tan bonito, por hacerlo todo con tanto cariño y desde el corazón.

La Blanca es una finca mágica y no hay mejor persona que Sol, su dueña, para cuidar hasta el más mínimo detalle en un día tan especial.

Nuestra historia con La Blanca no comenzó como esperábamos. Contratamos otra finca con InBodas y a 5 meses de la boda nos dijeron que no se podía celebrar en la finca y que nos cambiaban a La Blanca, que en aquel momento no estaba en uso y se tenía que reformar.

Nuestra boda fue la primera que se celebró en la finca. Aunque no pudimos verla terminada hasta dos días antes y estábamos muy descontentos con el cambio, acabamos encantados. Ya cuando la vimos terminada nos pareció preciosa (aunque el día de antes aún faltaban cosas por acabar), pero el día de la boda nos terminamos de enamorar. La finca estaba llena de rincones mágicos y todo estaba cuidado hasta el más mínimo detalle. Todos nuestros invitados dijeron lo bonita que era la finca, especialmente su laguna, en la que cantan las ranas de noche.

Nos daba miedo ser los primeros en estrenar la finca, pero todo salió perfecto. No puedo agradecer lo suficiente a Sol todo su cariño y bondad ese día y durante todos los preparativos. Es de esas personas con tan buen corazón que hacen aún más especial un día inolvidable.