La boda de Vicente y Cristina en Montornes Del Valles, Barcelona
Al aire libre Invierno Rojo 11 profesionales
V&C
09 Mar, 2019El día de nuestra boda
¡Y por fin llegó el gran día! Después de tanto tiempo esperando y preparando cosas, había llegado la fecha… ¡9 de marzo! Nos levantamos después de descansar realmente bien a pesar de lo que nos habían dicho, “no vais a dormir por los nervios”. Desayunamos con calma, repasando los últimos detalles. El novio se fue a rematar algunos detalles en el restaurante para ir luego a reunirse con la familia y amigos al hotel de Mollet, mientras las chicas pintaban uñas y hacían las últimas sesiones de belleza.
Llegadas las 15 empezó la sesión de fotos de Vicente con la madre y las hermanas, primero la camisa, abróchame el botón, ajústame el corbatón, ponme los gemelos, ayúdame con el chaleco, átate los zapatos, y por último... el prendido. En casa de los padres de la novia llegaba la estilista para peinar y maquillar a la novia, la hermana y la madre, todo tranquilo y relajado… Los nervios y las prisas empezaron con la llegada de los fotógrafos ya que a partir de ese momento el tiempo se nos echó encima. Fotos y vídeo, con unos y con otras… Al final lo logramos. Hora de salida de la novia: 16:50, ¡conseguido!
Seguir leyendo »El novio llegó a Can Oliver y empezaron a llegar los invitados, que fueron subiendo al lugar de la ceremonia. Una vez estaba todo el mundo en su sitio, llegaban la novia y el padrino en el flamante coche rojo, a juego con los complementos de la novia. Allí empezó la boda, una ceremonia cargada de emociones, con los parlamentos de las hermanas del novio en primer lugar recordando la infancia de su hermano pequeño, el tío de la novia, dándonos una clase magistral sobre los secretos del matrimonio y, para acabar, las amigas, recordando una infancia compartida con la novia y su visión sobre los 10 años de nuestra relación , todo esto guiado y completado por Fede, el maestro de ceremonias, del cual no podremos olvidar la cara que puso al ver el particular porta-anillos de Groot.
Justo antes de salir, durante el brindis, la traca se encargó de infartar a la mitad de los invitados, pero es que no podía faltar… se casaba un valenciano. Sesión de fotos de recién casados mientras empezaba el aperitivo, comida y bebida arriba y abajo, fotos por doquier, firmas en el libro, muchos besos y felicitaciones, todo ello amenizado por Simón, el mago que dejó a más de uno con cara de estupefacción. Tras bajar los invitados, entramos al salón a través de un pasillo de espadas y entre un montón de servilletas dando vueltas. Fotos con las mesas y primeras sorpresas, los vídeos, recordando nuestras infancias, a los que ya no están y nuestra relación plasmada en fotos (y algún que otro vídeo de bailes deshonrosos).
La cena transcurrió entre canciones, servilletas girando y camareros sirviendo, merluza con salsa de almendras y pato con peras confitadas daban paso a la tarta. Entre los platos llegaron más sorpresas, bailes y canciones que no vamos a olvidar, ensayados con nocturnidad o desde la distancia, ¡muchas gracias a todas por esos momentos! Más tarde, en los cafés, fuimos nosotros los que sorprendimos a madres, abuela, hermanas y amigas con sus respectivos detalles, por ser uno de los pilares de nuestras vidas y hacer posible que hayamos llegado a ser lo que somos y a cruzar nuestros caminos.
Llegó el momento del primer baile, para luego dar comienzo a una sesión de discoteca y barra libre con un mix musical para todos los gustos, mientras íbamos pasando por el photocall a inmortalizar algunos momentos con nuestras mejores galas. Antes de que nos diéramos cuenta sonaba la última canción, la que daba indicaba el cierre del baile, y con ello acabar un gran día, el de nuestra boda, que compartido con los nuestros se convirtió en el mejor.
Dedicamos mucho esfuerzo y pusimos todo nuestro cariño en cada detalle para que todo el mundo disfrutara al menos tanto como nosotros, y es que no podíamos imaginar ni por un momento, cuando decidimos organizar todo esto, que sería un día tan especial. Ni siquiera al empezar el día nos hacíamos idea de todo lo que íbamos a sentir, es difícil describirlo o expresarlo con palabras. Posiblemente, solo los que han pasado por ello sabrán de lo que hablamos.
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