La boda de Serxio y Verónica en A Coruña, A Coruña
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S&V
06 Jun, 2015El día de nuestra boda
¡Hola a todos! Comienzo mi crónica diciendo que legalmente nos casamos en el Ayuntamiento de Salamanca el día anterior a las 18 de la tarde, salió todo de maravilla y fue muy emocionante, aunque casi me quedo en blanco al decir "Sí, consiento". Una buena anécdota de este día. En fin, cuando salimos nos fuimos unos cuantos coches hacia el lugar donde nos casábamos al día siguiente cerca de Santiago de Compostela, ya que mi ya marido es de allí. La noche del viernes al sábado la pasamos en casa de mis suegros y claro está que no pegué ojo en toda la noche mientras que mi chico dormía como un lirón.
Por la mañana madrugamos para ir a decorar el Pazo de Cores, que era donde haríamos la ceremonia y banquete. Estuvimos toda la mañana juntos pero al terminar la decoración cada uno en su sitio, él en su casa, de donde saldría vestido de novio, y yo desde el hotel donde estaban los invitados alojados y donde nosotros teníamos también nuestra preciosa habitación para la noche de bodas. El día empezó un poco frío y con niebla. ¡Imaginaos mi cara! Pero según iban pasando las horas el tiempo fue mejorando hasta que se quedó un día espectacular. Llegué de la peluquería tranquilamente, sin nervios, no me dio tiempo ni a comer, pero me dio igual. Nos subimos a la habitación mi amiga y maquilladora, la cual era la que me tranquilizaba mucho. Comenzó a maquillarme, de vez en cuando entraba mi madre con mi niña a la habitación y todo se convertía en un caos maravilloso. Seguía sin nada de nervios, terminó de maquillarme y empezamos a colocarme los pendientes y, por último el vestido. Qué sensación tan indescriptible lo que sentí al ponerme mi vestido para mi gran día que ya llegaba. Con las ganas que tenía de que llegase y ya era el día y la hora. Terminamos de vestirme y cuando me miré al espejo para ver qué tal estaba casi que lloro ya, pero mi gran amiga no me dejó porque no se podía estropear el maquillaje. Llegaron los fotógrafos puntualmente y comenzaron a hacerme fotos en esa magnífica habitación tan bonita que habían decorado para la ocasión. Me hicieron fotos con el ramo, en la cama, del peinado y las que más ilusión me hicieron fueron las que me hicieron con mi hija y con mis padres. Pasado un buen rato de fotos, llegó el momento de bajar al coche donde nos esperaba mi cuñado para llevarnos al Pazo. Cuando bajábamos mi padre y yo por el ascensor he de confesar que es cuando me puse nerviosa y con unas ganas tremendas de ponerme a llorar como una niña mientras que las recepcionistas del hotel me decían lo guapa que estaba.
Seguir leyendo »Subimos al coche y ya sí que estábamos en camino de ver a mi chico y lo seguramente guapísimo que estaba. Llegamos y bajamos mi padre y yo del coche, le cogí fuertemente del brazo para no ponerme nerviosa y allí entramos por el precioso caminito y empezó a sonar mi música de entrada. Todo el mundo nos miraba y yo miraba a todos y cada uno de mis invitados para observarles la cara y saber si les gustaba mi vestido y el lugar donde estábamos. Era mágico. Llegamos debajo de un árbol maravilloso donde estaba el atril en el cual nuestros oficiantes empezaron la ceremonia. Todo fue magnífico, una de mis tías salió a leernos unas palabras y lloré como una niña cuando mencionó a mis abuelos, que son los que faltaban. Superado el trance mi ya marido y yo nos pusimos los anillos, nos dijimos nuestro votos y aprovechamos el micrófono para agradecer a toda la gente que estuviesen allí y que la fiesta acababa de empezar y así fue. Pasamos a una segunda parte del Pazo donde se serviría el cóctel, que por desgracia no me dio tiempo a probar ni un bocado. Eso sí, di un sorbito de una copa de Albariño que con lo fresquito que estaba me supo a gloria. Nos hicimos fotos con todo el mundo para tener ese recuerdo para siempre y después nos hicimos fotos nosotros dos solos en distintos sitios. Tengo unas ganas tremendas de ver el álbum.
Y llegó el momento de la cena, la cual fue en una especie de carpa pero acristalada. Todo estaba buenísimo. Aquí, por fin, sí pude comer algo. La cena estaba de lo más animada porque tenía a mis amigos cerca y contratamos a un camarero falso que le hizo algunas bromas y nos reímos mucho. Llegó la hora de la tarta, la cual cortamos, y empezamos a repartir los detalles tanto de mujeres como de hombres y fuimos preguntando mesa por mesa qué tal estaban nuestros invitados y todos estaban encantados.
Pusimos un proyector en el cual incluimos fotos mías y de mi ya marido desde que éramos pequeños hasta que nos conocimos, nuestro viajes juntos y, cómo no, de nuestra hija. Lo montamos y lo hicimos nosotros y todo el mundo nos pidió una copia. A algunos los hicimos llorar porque no se esperaban que salieran. La noche empezó genial con nuestro dj que animaba muchísimo. Hice lo del momento liga y entregamos tres, me las quitó mi chico, fue a buscar a mis amigas a las que se las quería dar y también salieron sus parejas para ponérselas. Quedó muy chulo. Uno de los buenos momentazos fue cuando nos puso un micrófono y comenzamos a cantar chicas contra chicos. Eso fue la caña, dábamos la vida por cantar y ganar. La noche pasó volando, enseguida nos dieron las 5 de la mañana y nos montamos en el bus que nos dejaba en la puerta del hotel. ¿Y qué pensáis? ¿Qué nos fuimos a dormir? ¡No! Seguimos de marcha, pero esto es otra historia que os contaré en otra crónica otro día.
Las que estéis por casaros, disfrutadlo mucho porque es totalmente cierto que el tiempo vuela, nervios fuera para que podáis disfrutar de todo lo que os espera y dejaros llevar por el millón de sensaciones que tendréis.
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