La boda de Sergio y Ana María en Mislata, Valencia

En la peluquería whatsappeando con mi futuro marido, mis primas, mis amigas y mi grupo de amigas que se casaban el octubre. Pasó rápido gracias a Mar; mi peluquera. Cuando me di cuenta estaba mi padre en la puerta para recogerme y llevarme a casa porque me esperaba Amparo; mi esteticién.

Me maquilló divina, escuchando Pablo Alboran super tranquilas y de repente el fotógrafo Ramón y el cámara Issac de Estudionce.

Cuando los vi lo primero, intenté sacarles informacion de Sergio. ¿Va guapo? ¿está nervioso? pero nada, no me contaron nada.

Pasé un rato con ellos, nos reimos mucho los tres. Salté encima de la cama, tiré petalos a mi manera y muchas bromas. Fue una forma de quitarme esos nervios que empezaban a salir por ver que eran las 3:30 de la tarde y me casaba a las 5:50.

Algo que no podré olvidar fue la hora de ponerme el vestido entre mi padre y mi madre, fue muy emotivo ver las cara de ellos lo decían todo. Se nos casa nuestra chica. Salí de la habitación toda contenta pero... me arrastraba el vestido ¿por qué sería? si, me puse el vestido sin can can.

Me puso el cancan Ramón; el fotógrafo, en que compromiso le metí. Me asomé a la ventana y ya habia llegado el coche que me iba a llevar al altar, y en ese momento empecé a estar más nerviosilla.

Se marcharon el fotógrafo y el cámara y a los 20 minutos salí yo de casa. Fue otro momento muy bonito, todas las vecinas y familiares en la puerta de enfrete y el coche esperándome. El camino a la Iglesia con mi padre iba cogida de su mano apretándole y mirándolo, no hizo falta decirle lo feliz que estaba porque tanto él como yo ibamos con un brillo en los ojos y una sonrisa especial en la cara.

Llegamos a la Iglesia, el coche paró en la misma puerta. Se podría apreciar al fondo la silueta de Sergio y su madre, también ver a todos tus invitados, los guapos que iban y en especial mi abuela de 90 años, como lloraba al verme.

Bajé y decidimos entrar. Sonó la marcha nupcial un trocito y la canción de La Vida es Bella, con un trío de cuerdas Carpe Diem. Mi paje de anillos Samuel y mis dos damitas Irene y Laura estaba bien colocaditos y cada vez más cerca de mi chico. Cuando lo saludo creía que era un sueño porque estaba guapísimo, como siemrpe soñé y mi suegra también iba muy guapa. La ceremonia fue corta pero emotiva. Una vez casados nos tiraron mucho arroz y nos felicitaron todos. Adiós nervios. Era la mujer más feliz del mundo. Nos fuimos a hacernos fotos en el casco antigo de Valencia, también nos dimos un paseo por las calles principales, nos sentiamos especiales.

Al llegar al Salón Viher dimos una sorpresa a mi hermano, mi pequeño. Fue un momento precioso, le regalamos 2 rosas; una negra y otra roja y sonó la canción de Metallica que a él le gustaba y bailamos con él, fue muy bonito.

También le hicimos a nuestras madre unos ramos, mi ramo de novia se lo di a Edna y David e hicimos una replica para Tani y David a ver si se animan a casarse ya.

Hicimos una cesta de bebé para Daniel, un bebé que vino en la tripita de su mamá que pronto iba a nacer. La cena estuvo buenísima, nos regalaron la espada y los muñecos de la tarta.

Nos sorprendieron con una presentación de fotos desde que eramos pequeños hasta hoy. También grabaron unos videos deseándonos los mejor. Fue otro momento muy bonito, ahí se encargó mi madre en hacernos llorar ya que fue ella la que lo organizó.

Por último el baile: fue una pasada, nos salió genial, mejor que en los ensayos con momentos improvisados, realmente salió una boda 10.

Sin duda el mejor día de mi vida, los sueños se pueden hacer realidad.