La boda de Sergi y Mariona en Arenys De Munt, Barcelona

En fin, después de rulos y sombra aquí y allá estaba radiante, qué voy a decir, 100€ de peinado más 75€ de maquillaje para no estarlo. Al cabo de nada llegó el equipo de fotografía y vídeo Pinya Colada (un trabajo espectacular) aquí empezaron los nervios de la familia, pero ya eran nervios de boda yo comía los cruasanes de chocolate que la peluquera no había querido. Este equipo decidió hacer lo que nadie haría, con decisión replicó a la madre de la novia y le dijo que donde había preparado para cambiarse y hacer el reportaje del vestido no era el adecuado y me montaron un estudio en mi casa... Total, que me vestí entre la cocina y el patio. Yo seguía comiendo y ahora cuando recuerdo la cara de mi madre me rio un montón todo organizado que lo tenía ella y me vestí en la cocina.

Empezamos el reportaje, foto del vestido, del peinado, de los ojos, cuando me vestía, con zapatos, con mi padre, con mi madre, con mi hermana, ahora juntos… Lo típico, pero llegó un momento que me dijeron que subiera arriba y saliera al balcón, allí vi llegar el padrino de boda con el ramo y un verso que leyó en medio de la calle con todas las vecinas mirando. De golpe muchos nervios otra vez, todo el mundo corriendo y yo tranquila sin saber que pasaba, pero en nada y menos me quede sola con mi padre y ya tenía a dos amigas con un escarabajo rojo en la puerta de casa. Dimos vueltas por el pueblo haciendo tiempo, preguntando a los vecinos si me tendría que casar o me daba a la fuga, nos reímos un montón.

Llegamos a la iglesia, daba un poco de miedo la plaza estaba vacía solos mi padre y yo ante esa puerta enorme, sonó la canción escogida y fuimos entrando, solo escuchaba voces diciendo, uau, guapa, preciosa. Pero no llegaba nunca al altar, de hecho, no veía nada ni al novio, que resulta que él estaba llorando de emoción. Cuando por fin lo vi estaba guapísimo y me relajé más de lo que estaba, solo quería estar con él era nuestro día. La ceremonia fue corta pero intensa muy divertida y emocionante. Al salir nos tiraron petardos, pétalos, mariposas y arroz. Dimos muchos besos y abrazos y nos hicimos una foto de grupo antes de ir hacer nuestro reportaje. El reportaje genial, muy ameno y divertido (al final se había levantado el día y hacía un sol y un cielo radiante) la videógrafa solo nos decía arrebato y nos teníamos que dar besos apasionados, al final le dijimos que sabíamos hacer otras cosas porque teníamos los labios con rojeces.

Llegamos al banquete que celebramos en el restaurante el Turo del Sol de Sant Vicenç de Montal, allí empezaba la juerga, aunque todo nos parecía ir rápido estuvimos acogidos por unos grandes profesionales que nos ayudaron a dirigir nuestra fiesta. ¡Los platos buenísimos, los postres divinos y el pastel, qué pastel! ¡Espectacular todo! Pudimos hacer el primer baile fuera envueltos de petardos y de los invitados con bengalas. Luego seguimos la fiesta dentro a las 23.30 se terminó y nos fuimos del restaurante dejándolo todo allí en plena confianza que ya lo recogeríamos al día siguente.

No estábamos cansados, así que nos fuimos casi todos a un pub/disco a seguir la fiesta. Allí mi marido y yo estuvimos bailando hasta las 5 de la mañana, de hecho, no quedaba nadie de la boda, se había ido todo el mundo. Llamamos un taxi y nos fuimos a casa, antes de entrar nos quedamos fumando un cigarro/puro mirando las estrellas no nos queríamos quitar esa ropa, sabíamos que en cuando entraríamos en casa se habría terminado el día, ese día que habíamos preparado con tanta ilusión, con detalles pequeños para cada invitado, cosas sutiles que solo sabían ellos/as y nosotros, nos resignábamos a terminar el día hasta que al fin entramos.

Para nosotros fue un día espectacular, era nuestro día y como consejo a los futuros novios/as haced lo que queráis, lo que os guste a vosotros no queráis agradar, sino que os agrade, es vuestro día, sed un poco egoístas y mirad para vosotros dos, habrá momentos que ya os costará poneros de acuerdo, imaginad si escucháis a más gente. Pero nosotros escuchamos a una señora mayor del pueblo que nos dijo: una boda, vuestra boda solo se vive una vez y la tenéis que vivir juntos, puesto que aun que estéis dentro del mismo recinto pueden pasar muchas cosas y el recuerdo no es el mismo, desde el momento en que os veáis al altar pasad lo que quede de día juntos todo el rato y el recuerdo será más fuerte y para siempre. Es el único consejo que seguimos y cuánta razón que tenía, ahora recordamos lo mismo los dos, las palabras de la gente, las conversaciones de felicitación... Son los mismos recuerdos. Deseo que os haya gustado para mí / nosotros fue el día más mágico que tenemos en nuestra mente, ¡hicimos algo espectacular! ¡Muchas gracias!