La boda de Ruben y Vanessa en Banyoles, Girona
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R&V
26 Abr, 2019El día de nuestra boda
Recuerdo cuando empezamos a mirar cómo iba a ser nuestra boda, y lo teníamos claro: queríamos un lugar en el bosque que tuviera opción para que se quedaran todos nuestros invitados a dormir. Con esto ya redujimos bastante la lista de sitios, y nos quedamos con un par que encajaban. Pero fue visitar El Clar del Bosc en Banyoles, y solamente al ver el lugar desde el coche ya sabíamos que iba a ser el indicado: un conjunto de masías en medio del bosque, mejor de cómo lo habíamos imaginado.
Una vez escogido el lugar, el resto fue rodado. La decoración, las invitaciones, los detalles, todo iba en torno a ese mágico lugar.
Lo preparamos todo con mucha antelación, teníamos 1 año y medio por delante, por lo que cuando llegó el día esperado lo teníamos todo perfectamente claro y eso nos hizo estar tranquilos y con calma, mucha más de la que me había imaginado, y disfrutar muchísimo más del momento. Cualquier pequeño contratiempo que ocurría (por ejemplo, empezó a llover y hacía más frío del que pensábamos), no nos removió lo más mínimo, simplemente aceptábamos que tenía que ser así y seguíamos con los preparativos.
Seguir leyendo »Llegaron los fotógrafos, el increíble equipo de Marc Sánchez Fotografía, y nos empezamos a preparar, y en ese momento empezaron los nervios, las mariposas en el estómago y las ansias por vernos. Recuerdo haberme acabado de arreglar, y esperar en la masía en la que yo estaba a que Rubén saliera de la masía en la que estaba él para ir hacia el bosque. Cada uno en una puerta, sin vernos, pero sabiendo que estábamos ahí. Recuerdo escuchar su canción de entrada, una canción que forma parte de la BSO de la serie Outlander, tan importante para nosotros ya que fue la que nos hizo hacer un viaje a Escocia en el que me pidió matrimonio Rubén, y saber que en breve me tocaría a mí, también con una canción de Outlander.
Fui con mis padres hacía el bosque, donde estaban todos los invitados ya sentados, y yo solamente lo buscaba a él. Cuando lo vi, desapareció todo lo demás. Y así pasó toda la ceremonia, una ceremonia preciosa oficiada por nuestro mejor amigo que nos conoce de toda la vida, que supo poner humor, emoción y sentimiento en todo momento. Pero yo seguía viendo solamente a Ruben, emocionándonos juntos y disfrutando de cada minuto de ese momento. Para terminar la ceremonia, hicimos el ritual celta del handfasting y el intercambio de anillos, unos preciosos anillos personalizados de Cal Rellotger que hicieron totalmente según lo que nosotros teníamos en mente y les íbamos diciendo.
Cuando acabó la ceremonia y nos encaminamos hacía el aperitivo, mientras nos tiraban hojas de olivo que nosotros mismos recogimos de restos de poda a modo de confeti, la lluvia que tanto nos podría haber molestado nos regaló un precioso arco iris como pocos habíamos visto, y se nos pasó cualquier sensación de frío.
Una de las cosas que más nos gustó de El Clar del Bosc era que cada parte de la boda se realizaba en un ambiente distinto. El aperitivo se hizo en el porche de una de las masías, la cena se hizo en una carpa en otro punto y la fiesta se hizo en otra masía distinta. De esta forma la gente tampoco se cansaba de estar todo el rato en el mismo lugar y siempre encontraban algo curioso que ver o comentar.
Risas, regalos, detalles, lágrimas, sorpresas... Todo eso acompañado de una fabulosa cena y un servicio excelente.
Y después llegó el momento que en realidad más nerviosos nos tenía: el baile. Lo habíamos ensayado nosotros mismos durante muchas semanas, a base de mirar vídeos de Youtube y practicar y practicar. Y a pesar de un pequeño tropiezo con mi vestido (gajes de no poder ensayar con él), salió realmente como preparamos.
Y finalmente, el momento de la fiesta. Contratamos el dj que tenía el propio lugar de la boda, y fue todo un acierto. Música para todos los gustos, diferentes estilos, en ningún momento aburrida o sin poder bailarla. Acompañada de un fotomatón con el que los invitados pudieron dejarnos algunas instantáneas de lo más divertidas. A las 7 de la mañana éramos pocos los que aún quedábamos en pie y decidimos irnos a dormir, aunque solamente 2-3 horas ya que a las 9 servían el desayuno.
Y ya de vuelta a casa con la mente puesta en hacer las maletas para irnos de luna de miel a África con la agencia Kananga, una experiencia única que acabó de hacer redonda la mejor decisión de nuestra vida.
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