La boda de Raúl y Sandra en Olocau, Valencia

El día de nuestra boda

Fue un día de ensueño, bajé de casa y cuando volví a mirar el reloj ya eran las 19:30, todo pasó tan rápido que necesitas días para procesar todo lo que vives en 1 día. Rodeada de tu gente, arropada por los tuyos, vas en volandas hasta que te acuestas y te das cuenta de que todo te ha pasado tan rápido que te quedas con una sensación agridulce porque no quieres que acabe nunca, necesitas parar el tiempo pero sabes que no es posible. Luego a los días te vas llenando de cada segundo, viendo fotos y vídeos que te mandan tus amigos y familiares y empiezas a asumir que ya ha pasado y que ha sido todo increíble, sientes el amor de la gente y la alegría que reflejan sus caras en cada vídeo o foto que ves.

Para mí, fue el mejor día de mi vida, ver a mi hijo y mis sobrinos caminar hacia mí, para entregarme los anillos o sentir las palabras que te dedican tus familiares y amigos, es algo que se te graba a fuego en la mente. Pasar del brazo de nuestros padres (madre y padre) mi marido y yo pasamos con los dos (no solo con 1) o ver a nuestras hermanas y sobrinas con los sentimientos a flor de piel. O el mejor momento de todos, la entrada al salón, esa euforia que te inunda y das y bailas desde lo más profundo y abrazas a la gente que te rodea, porque necesitas ese contacto, esa energía y ese amor incondicional también El baile, ese baile tan ensayado con tu futuro marido y tu hijo de 5 años, que no podía salir mejor, felicidad y diversión en estado puro, y luego esos bailes con tus amigos ya totalmente relajados disfrutando de tu copa y haciendo el tonto en el photocall.