La boda de Rafa y Rebeca en Granda (Siero), Asturias

El día de nuestra boda

La verdad es que no pensé que me iba a poner nerviosa, llevamos 13 años juntos y supuestamente era un mero trámite. Al final nos liamos la manta a la cabeza y boda boda, de blanco por la iglesia, con música, con flores y con todo vaya.

El novio se fue a dormir a casa de su madre, así que, como manda la tradición hasta el altar no iba a ver mi vestido. Me lo hice en Rosa Fresa y era la mar de sencillo, mejor dicho preciosísimo. Vinieron a peinarme a casa, como la boda era a la una, había tiempo de sobras.

Mi cuñado fue el encargado de llevar el coche, que tenía a mi padre y mi hijo pequeño de pasajeros. Al entrar en la iglesia se puso algo nervioso y se negó a llevar los anillos, pero estábamos en familia y si no pasó nada, que los lleve el padrino.

Después de cinco meses preparándolo, en un visto y no visto, el sí quiero y todos los nervios fuera.

Y nada, pasa todo tan rápido. La celebración fue todo el día, es decir comer, bailar, cenar y más baile. Era una boda pequeña, apenas 60 invitados, pero era la gente con la queríamos estar. No cambiaría nada, fue fantástico.