La boda de Rafa y Marta en Juneda, Lleida

El día de nuestra boda

Nuestro gran día, sobre todo esperado por mí, la novia. Sí, es cierto que ese día luce más la novia, todo el mundo lo decía y así lo viví, pero mi marido iba super guapo y elegante a la vez que informal.

Pensaba que nunca iba a llegar ese día, pero los meses, los días fueron pasando muy rápidos.

El mismo día, empezaron los nervios, era una casa donde los invitados luego se iban a quedar a dormir y empezaron a llegar al medio día, verlos con sus vestidos y trajes pasar de un lado a otro, empezó a remover mi cuerpo por dentro. Llegó el gran momento en que madre y mi tía me vestían, la cara de mi madre jamás se me borrará de la mente, esa emoción que no podía contener, esos ojos iluminados y llenos de lágrimas de alegría y emoción.

Una vez vestida y ya esperando, decidí asomarme a la ventana y allí lo vi, mientras se dirigía al altar junto su madre, con esa canción que tantos sentimientos iba a remover, ahí ya lloré. Sabía que ése momento iba a ser especial, sobre todo al llegar al altar y poder ver un árbol con imágenes de las personas que ya no nos acompañaban. Luego bajé yo con mi padre, agarrados de la mano caminando hacia el altar, mientras nuestra pequeña hija Noa llevaba los anillos a papá. Ver a tanta gente que estaba allí por nosotros, sus caras de emoción, el escenario en completo... La ceremonia, sin palabras, increíble y mágico ¡Gracias a los testigos y familiares que nos dedicaron unas palabras y algún que otro canto inesperado, que dio muchas risas en el momento y un al recordarlo! A partir de ahí empezó el aperitivo, con sus rincones de juegos, detalles de boda. Y el banquete información música y más juegos y bailes.