La boda de Olga y Alberto en Calafell, Tarragona
En la playa Primavera Morado 1 profesionales
O&A
25 May, 2013El día de nuestra boda
Lleno de emociones desde el minuto uno, ya de entrada, la despedida de mi futuro marido a la hora del desayuno fue emotiva. Sabía que no le vería hasta que no entrase por el pasillo de la iglesia cogida de la mano de su padre. Por suerte, enseguida llegó mi madre, y pasé a un momento más tranquilo con el té relajante que me preparó mi peluquera y maquilladora, Montse, que me trató de maravilla y me transmitió mucha tranquilidad durante la mañana. Hasta que se acercó la hora en que venían los fotógrafos, ¡y yo sin vestir! En 10 minutos subimos. ¡Uf, corriendo a vestirme! Con los brazos hacia arriba, y el vestido empezando a entrar por la cabeza pican a la puerta: “¡Que no se puede!". Cuando ya entraron el equipo de fotógrafos y vídeo, empezó todo, ¡ahora sí que esto va en serio Olga! No paraban de hacerme fotos. Sensaciones de todo tipo, incluso nervios, no podían faltar, pero eso sí disfrutando mucho del momento. Cuando ya me relajé y me solté llegó el momento de la entrega del ramo y la lectura del padrino... ¡Uf que momentazo! El momento más emotivo de ese día sin duda alguna. Las palabras que me escribió mi suegro, y las que me leyó mi hermano. Adoro a mi suegro y a mi hermano, les quiero mucho y hemos pasado muchos difíciles momentos, así que vivir éste tan feliz me llenaba de alegría y no podía evitar emocionarme.
Seguir leyendo »Después algún que otro divertido momento antes de ir a la iglesia. Llegó el momento, y como no podía ser de otra forma, hicimos esperar unos minutitos al novio... Ahí está, el coche de la novia. Todos en pie. Comienza a sonar el Canon Pachelbel y allá vamos mi suegro y yo. Después de haber ensayado los pasos en el hotel, (un dos, un dos…) le dije:” Manolo, yo te sigo” ¡y así fue! Comenzamos a avanzar tras Itziar, la bebé de casi dos años que anunciaba la llegada de la novia, una preciosa niña, hija de los testigos de la boda. Allí estaban todos, mirándonos, mirándome.
Avancé lentamente con una sonrisa que irradiaba luz, mirando a cada uno de los invitados, pues me alegraba tanto verles allí… Realmente estaba pasando, ellos estaban allí, mi compañera de trabajo, Ángeles, estaba allí, guapísima. Todos estaban guapísimos y estaban allí mirándome, sonrientes, con los móviles, grabando, estaban allí, ¡habían venido por nosotros! Un momento único.
Y allí estaba él, ni le había visto con tanta gente mirándome. Se fue abriendo el pasillo a medida que ime iba acercando llegué a él, a Alberto, mi futuro marido. Un emotivo beso en la mejilla a él, a sus padres, a mi madre y a su tío Paco que se encontró bien ese día afortunadamente y estaba muy feliz de verle allí tan contento.
Contaría cada detalle de la ceremonia, ¡todo fue tan bonito! Leyeron personas muy especiales en nuestras vidas, y mi prima Patricia nos deleitó con su voz, sin duda un gran gesto que jamás olvidaré. Los invitados se quedaron ensimismados con ella, una gran voz, mucho sentimiento...
Tras el reportaje llegamos al cóctel y llegó el momento. ¡Nos lanzaron el arroz y los pétalos de rosa! Precioso momento, muy divertido.
Tras el cóctel y antes de entrar a cenar hicimos el pase de invitados donde todos salen espectacularmente guapísimos. ¡Hay que ver que guapos se ponen nuestros invitados!
La entrada al salón también resultó muy divertida con “Marry you” de Bruno Mars, el cantante preferido de mi marido. Fue una entrada muy especial. Todos servilleta en mano y dando giros al aire, ¡precioso!
La cena de la Cucanya exquista. Los medallones de solomillo con sus salsas, Café París es mi preferida, ¡estaba buenísima! Y la tarta…uf la tarta. Los invitados no hacían más que hablar de la tarta, que estaba buenísima. Además llevaba encima unos muñecos que había hecho mi profesora de decoración de tartas Karma's Cakes, y eran clavados a nosotros, ¡sobre todo mi muñeca era igual! Para la tarta elegí bizcocho de chocolate relleno de trufa y decorado con nata y fresas frescas. Lástima que nosotros no pudimos comer mucho, pues entre los nervios y nuestras ganas de pasearnos por las mesas de los invitados a charrar... poco comimos... ¡pero para eso ya en la prueba de menú comimos suficiente!
Llegó el momento de las sorpresas. Habíamos preparado varias sorpresas, lo que no sabíamos es que a nosotros también nos habían preparado unas cuantas. Mis amigas aparecieron con la canción de Piratas del Caribe, con un mapa chulísimo hecho por ellas donde había una serie de pistas para encontrar el tesoro. Fue super divertido e interactuaron muchos invitados más que se dejaron liar por ellas.
Mis amigos de vuelo virtual me sorprendieron con una preciosa placa con mucho significado, y unas risas con sus chistes de aerotranstornados. Nuestros amigos nos emocionaron con un pase de diapositivas precioso donde todos los invitados pudieron ver imágenes de distintos momentos de nuestras vidas. ¡Todo un detalle! ¡Hasta mi Skipy salía, mi perrito precioso!
Al fin llegó el momento más esperado de la noche, el momento para el que llevaba tanto tiempo concienciándome, para no llorar, para no emocionarme mientras le cantaba a mi madre, “Je l'aime a mourir” versión Shakira. Empezó a sonar la música instrumental, y yo escondida comencé a cantar, a la segunda frase comencé a salir entre los invitados y a cada uno de ellos le iba cantando la historia de mi madre. Ella no sabía que era para ella, evidentemente, hasta que en el segundo trocito de la canción que canta Shakira en francés, salgo con un ramo de flores, y me dirijo directamente a ella, un largo y emotivo abrazo se funde entre los aplausos de los invitados. "Mamá, lo he hecho para darte una alegría, no quiero verte triste". Ella suspiró, cogió aire y se recompuso, y pudo disfrutar del resto de la canción que seguí cantando ya en francés junto a la voz de Shakira. Sin duda mi mayor reto fue no llorar con esa canción que me había recordado desde el minuto uno a mi madre, y con la cual siempre que la he escuchado he acabado llorando, pues cuenta su historia, de alguna forma, habla de ella, está hecha para ella.
Hubo muchas más sorpresas durante la noche: a mis suegros, a la abuela marchosa, a nuestra tía melliza… (preciosos momentos inolvidables), a nuestros amigos con pareja, a las chicas solteras de la boda y la emotiva entrega del ramo. Aún se me pone la piel de gallina cuando escucho la canción que sonó en aquel momento, “Sense tu” de Terapia de Shock y como no... ¡el baile! ¡Alberto bailó! Una mezcla de música que preparamos con 5 días de antelación. Creíamos que no podríamos por tiempo... ¡y lo hicimos! Los invitados se sorprendieron mucho. Entre las canciones estaba “Single ladies”, “Grease”… ¡un momento muy divertido!
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