La boda de Nacho y Vir en Pedrola, Zaragoza

Después comenzaron las fotos con toda mi familia. Para mi fue uno de los momentos más emocionantes.

Mi hermano fue el encargado de llevarnos a mi padre y a mí al Palacio de los Duques de Villahermosa, donde hicimos la ceremonia y la comida. Durante el camino bromeábamos y charlábamos para tranquilizarnos un poco. Cuando bajé del coche debía recorrer unos metros hasta llegar al lugar de la ceremonia. Mientras sonaba Can't help falling in love de Elvis todo el mundo nos miraba atentamente pero yo sólo veía a mi chico.

Los jardines estaban decorados con Liliums rosas (nuestra flor preferida) tanto en el pasillo central de las sillas como colgados de los árboles dentro de botes de cristal. Más bonito no podía estar.

La ceremonia fue corta pero emotiva. Leyó un poema de Borges una de mis mejores amigas, mis hermanos nos dedicaron unas palabras (ahí ya estábamos con los sentimientos a flor de piel), mi cuñada nos había preparado un cuento precioso y nosotros leímos nuestros votos. No sé cómo conseguimos hacerlo porque estábamos muy emocionados. Para finalizar la ceremonia mi madre también quiso hablar y desearnos felicidad. Se me saltan las lágrimas al recordar todo lo que nos dijeron y trasmitieron.

Tras las fotos de grupo, los besos y las felicitaciones empezamos el cóctel. No nos perdimos ni un momento de poder estar con nuestra gente. Saludando, riendo y agradeciendo a todos que estuvieran ahí compartiendo con nosotros ese día tan especial.

Aprovechando los últimos minutos del coctel y antes de pasar a comer, entramos en el Palacio a hacernos nuestras fotos. Preciosas quedaron.

Llegó la hora de la comida. Todo estaba buenísimo (gracias a Guian Catering) pero con tantas emociones casi ni podíamos comer. Yo quise tener un detalle con mi marido, que no se esperaba. Nuestros amigos nos hicieron un regalo también. Y nosotros hicimos regalos a nuestros padres y hermanos. Después llegó el momento de repartir los detalles.

A la hora de abrir el baile, habíamos tenido muchas dudas que si bailar algo movido, algo lento o incluso no bailar. A una semana de la boda nos decidimos por una canción de Robbie Williams: Beyond the sea. Apenas habíamos ensayado nada pero no nos quedó mal. A partir de ese momento tocaba bailar y pasarlo bien con los nuestros.

A las 10 de la noche acababa todo. Nosotros muy felices aunque cansados, sabiendo que ese día jamás lo olvidaríamos.

Una de las cosas que han hecho que todo fuera tan especial es que nos involucramos mucho en todo: hicimos nuestros propios paipáis, decoramos las cajas en las que iban, también decoramos las cajas de los detalles, hicimos nuestras letras en corcho, botes de cristal decorados. Todo era muy nuestro y así nos sentimos a gusto.