La boda de Moisés y Silvia en Elx/elche, Alicante

En el coche de camino al restaurante (la ceremonia era en el mismo restaurante) yo iba tranquilizando a mi madre, mientras mi padre y mi hermano riéndose (se me ha quedado esa imagen grabada). Hasta que llegamos, un poco pronto la verdad porque vimos la entrada de mi marido, pero fue ideal porque él no sabía que yo estaba detrás viéndole cómo entraba con su canción de ACDC haciendo el loco con su madre.

Cuando entré a la ceremonia con mi padre íbamos los dos riéndonos porque no dejaba de pisarme el vestido, era un show. Cuando llego, me voy a Moisés venga a llorar y no lo pude evitar y le di un besazo (luego me di cuenta que quizás no debería habérselo dado por protocolo y demás, pero me daba igual la verdad). La ceremonia fue perfecta, nos la hizo una chica de Elche, Ángela, un encanto de chica que supo enlazar todas nuestras anécdotas y vivencias con su discurso. Los votos los sacamos de una poesía que encontré en internet y la verdad es que a la gente le encantó. Luego salieron mi cuñada y mi prima (como si fuera mi hermana) a decirnos unas palabras, ahí era inevitable soltar alguna lagrimilla la verdad (he de decir que Moisés no dejó de llorar en toda la ceremonia, lo cual fue motivo de “cachondeo” entre mis primos toda la cena).

En el cóctel nos chispeó un poco pero no me fastidió para nada la noche, estaba tan dispuesta a pasármelo bien que nada me lo iba a estropear.

La cena salió genial, todo muy bueno y lo pendiente que estuvo el metre de nosotros se agradeció muchísimo, supo marcar los tiempos de comidas, detalles y todo para después poder disfrutar lo máximo de la barra libre y baile. Para nosotros el Restaurante El Dátil de Oro fue todo un acierto, el salón terraza por la noche todo iluminado rodeado de palmeras era precioso parecía sacado de un cuento.

Nuestro baile salió de risa, después de 3 meses ensayando y viendo tres días antes que Moisés no se sabía aún los pasos, lo acortamos, pues aun así el vino hizo estragos en él y algún que otro traspié dio, en todas las fotos de este momento salimos riéndonos mucho porque entre el ritmo que lo caracteriza, mi vestido y el hecho de que en ese momento eres el centro de atención total… En fin, a la gente le encantó porque como nos veían riendo fue para eso, divertirnos que era lo que buscábamos.

Y a bailar... Lo dimos todo en la pista y en el fotomatón la verdad. El fotomatón era Photoflash y es un servicio que volvería a contratar con ellos a ojos cerrados, la chica super atenta, podíamos sacar tantos duplicados de fotos como quisiéramos, teníamos atrezo para todos y nos regalaron un álbum para que los invitados pegaran las fotos que quisieran dejarnos.

La gente se involucró muchísimo con nosotros, todavía me sale una sonrisita cuando me acuerdo de todo lo que me reí, bailé y disfruté en cada momento. También hubo momentos emotivos, por supuesto, el momento detalles para los abuelos siempre es duro para mí, en ese momento me faltaba mi yaya, ella falleció hace 3 años, pero sigue doliendo igual. Y en ese momento que das detalles a las otras abuelas, te falta y no pude evitar echarme a llorar como una niña pequeña, agarrada a mi prima sin poder soltarla, en su boda pasó exactamente igual ella vino a mí al igual que yo a ella, es con quien compartí mi infancia y nuestra abuela nos crio a las dos desde bebés, es un vínculo muy fuerte.

Por último, dar un consejo a las próximas novias: ¡disfrutad! Dejar los nervios fuera, no os preocupéis de lo que los demás piensen, haced lo que os apetezca en cada momento, así nunca os arrepentiréis de nada de lo que suceda ese día, porque ese día es para los novios, después de tanto trabajo para organizar un evento así, de lo mal que se pasa en algunos temas para su organización, ese día os tiene que dar igual todo y aprovechad cada hora, minuto e incluso segundo para disfrutarlo al máximo. Yo lo hice y la verdad que es lo mejor que he hecho, si hay un día en el que se puede ser egoísta y egocéntrica, creedme que es el día de nuestra boda.