La boda de Marta y Daniel en Dos Hermanas, Sevilla
Rústicas Verano Beige 3 profesionales
M&D
07 Sep, 2013El día de nuestra boda
Amanece un día lluvioso, todos miramos al cielo y veo cómo a mi padre se le saltan las lágrimas. En 15 años, jamás ha caído una gota de agua en Sevilla, pero hoy… Hoy parece que esa buena racha acaba. Un silencio absoluto domina la casa, nadie atreve a aventurarse a decir que es probable que la boda sea pasada por agua. Un pellizco en el estómago me tiene sobrecogida toda la mañana: "¡por favor!", miro al cielo y suplico a mi virgen: "no me hagas esto hoy, hoy no".
Sin embargo, el tiempo va pasando, las nubes parecen que se van retirando y, finalmente, mientras la peluquera ultima mi peinado, parece que comienzan a asomarse, tímidamente, unos pequeños rallos de luz. Creo que jamás he visto el cielo tan azul.
Comienza la cuenta atrás, aparece Sandra, esa chica de eterna sonrisa tranquilizadora que maneja como nadie la organización del catering. Radiante, comienza a tomar fotografías de la que dice será una de las bodas del año. Pocas veces he conocido a una persona como Sandra: servicial, atenta y dulce, es de aquellas personas que sabes que siente una vocación verdadera por su trabajo y es digna de observar. Todo, absolutamente todo, lo hace desde el corazón y con la profesionalidad que un puesto como el suyo requiere, aunque yo diría que supera aún todas las expectativas.
Seguir leyendo »Aparece también Jorge, de AzulCasiBlanco, ese fotógrafo del que me enamoraron sus fotos nada más verlas. Era como si hubiera entrado en mi mente y hubiera calcado en cada una de sus fotos esos instantes e imágenes que, atenuadas por una suave luz, tenía guardadas en mi mente como el recuerdo de un álbum de fotos inolvidable. Jorge es paciente, curioso, sensible y prudente. Apenas de unas veces anteriores, pareciera que le conociera de toda la vida. Gracias por hacerme sentir como en casa con una cámara por delante. Por otra parte, Asier, la otra mitad de AzulCasiBlanco, tomaba fotografías a Daniel, mi futuro marido, en una habitación de hotel y rodeado de sus seres queridos. Ambos hacen un equipo perfecto, una conjunción de ideas y sentimientos que hacen que su trabajo sea una delicia y digna de admirar.
Peinado y maquillaje listo. Me miro al espejo y, por qué no decirlo, me gusta lo que veo. Rocío llevaba peinándome desde hacía unos años, así que no tuve dudas en saber quién lo haría para un día tan especial. El maquillaje me lo hice yo misma, acostumbrada a mis defectos, a mis manías. Bajo la atenta mirada de Jorge, mi hermana y mi madre, a continuación, me puse el vestido. ¡Qué momento tan especial! Blanco, radiante, de encaje de chantilly y plumeti, que compré en Madrid hace unos meses en Eva Novias.
En Eva Novias quedé prendada de dos cosas: mi vestido e Isabel. Isabel era una chica menudita, pero grande, grande, ella sola podía con toda la tienda. Su paciencia y dulzura me enamoraron, ella sabía manejar las situaciones tensas, las indecisiones y emociones. Esa chica era una joya, siempre he esperado que la cuidaran bien, tanto en lo personal como en lo profesional, estoy segura de que dos como ellas, no existen.
Mi padre cruzó el umbral de la puerta, me miró y, sin más espera, comenzó a llorar. Nos abrazamos y ¡Dios!, creo que fue de los momentos más bonitos de mi vida. De su brazo, caminamos juntos hacia altar. Me sentía feliz, radiante y llena de emoción. Qué momento más delicioso, lo repetiría una y mil veces.
Y allí estaba él. Daniel, mi presente, mi futuro y también mi pasado. Tantas veces lo busqué y, por fin, lo encontré. La melodía de una canción clásica, las mariposas en los árboles, todas las miradas sonrientes hacia ti. "Vamos”, me decía a mí misma, ”disfruta de este momento”, y así lo hacía.
La idea de lanzar las palomas al vuelo fue de mi madre y de mi hermana. ¿Qué sería yo sin ellas? Nada, sin ellas no sería nada. Fue un detalle precioso que nos emocionó a todos. Era como cantar todos a coro sólo con una sonrisa. Seis meses de cuidados hacia ellas tuvieron como fruto unos hijitos y fue uno de los momentos más brillantes de todo el día. Gracias Laura, gracias mamá. Gracias a su cuidador Cuqui y a todas tus atenciones.
Acabó la ceremonia y pusimos rumbo a Utrera para hacernos las fotos del "posado". Y allí, en medio del campo, bajo una encina solitaria, nos confesamos las palabras que no pudimos pronunciar en la ceremonia.
Los invitados, mientras tanto, disfrutaban de las delicias del Catering Utrera. El cóctel fue abundante, rico en colores, texturas y variedades. La cena, maravillosa, a la luz de las antiguas bombillas de cristal. El buffet de postre, de lo más dulce que he visto en mi vida. La tarta, coronada por unas palomas hechas por mi hermana, fue la guinda del pastel. Nunca tendré palabras suficientes de agradecimiento hacia Sandra Utrera y su equipo. Nunca.
Comienza el baile y una canción de Garth Brooks nos funde a Dani y a mí en uno solo, era nuestro momento, a solas, aún rodeados... Hasta las 5.30 duró la fiesta. Todo fue tan efímero, tan fugaz, tan veloz que quisiera repetir ese día una y otra vez. Ver a todos tus seres queridos, guapos para ti, es algo único, a tu familia volcada para que todo fuera como habías soñado y a todos los profesionales unidos con un único fin: almacenar recuerdos para hacerlos imborrables. Catering, fotografía, colaboradores, a todos gracias.
Al Catering Utrera por darle forma a mi sueño. A Eva Novias por vestirme de forma tan delicada. A AzulCasiBlanco, por inmortalizar cada momento. A mi familia y amigos por estar ahí siempre. Y a Daniel por darle sentido a mi vida.
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