La boda de Marc y Raquel en Caldes De Montbui, Barcelona

Tras la ceremonia llegó el momento del aperitivo, brindamos con los nuestros y pudimos comer alguna cosilla, aunque no mucho porque entre los nervios y querer saludar a todo el mundo se nos pasó el rato volando. Tuvimos la suerte de poder contar con un grupo de música que tocaba versiones de canciones famosas, fue todo un acierto, uno de los mejores regalos que nos han hecho. La gente lo disfrutó muchísimo, dieron un ambiente genial y ya desde el aperitivo la fiesta estaba garantizada.

Tras el aperitivo, la comida, algo más formal, pero riquísimo todo, pudimos disfrutar del menú escogido y estaba todo buenísimo. ¡Algunas entregas de regalos y la sorpresa más preciosa que jamás me han dado! Mi chico había organizado una sorpresa fantástica... Sus primas tocaron en directo una canción preciosa que me encanta y todo el mundo puso los móviles con la linterna y parecía que estábamos bajo el cielo estrellado... ¡Qué preciosidad!

Finalmente, la discoteca llegó, y lo disfrutamos muchísimo. Bailamos con nuestros amigos y familia, disfrutamos del photocall que habíamos contratado... Alargamos la fiesta una horita más porque se nos hizo corto.

Y así, en un abrir y cerrar de ojos, pasó ese día tan esperado y tan soñado. Me siento inmensamente agradecida, tanto a mi chico por hacer ese día tan perfecto, como a nuestra familia y amigos, por estar siempre ahí y disfrutar con nosotros. Gracias a cada uno de ellos ese día pudo ser tan perfecto. Y siempre estaré agradecida a nuestro fotógrafo (¡A quien le debo muchísimo! El mejor fotógrafo y compañero de locuras que uno pueda imaginar), la florista (un amor y una artista), maquilladora (¡la mejor del mundo mundial!) y los encargados de la finca donde nos casamos (fue todo sobre ruedas).