La boda de Lucía y Pablo en Madrid, Madrid
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10 Jun, 2017El día de nuestra boda
El pasado día 10 de junio, fue el día más bonito, mi boda con el amor de mi vida. Me levanté y desayuné como todos los sábados y después de practicar un poco el baile de ese día me fui a casa de mis padres. Allí me esperaban mis padres, con un precioso ramo y listos para irnos a la Finca Solimpar. Como llevábamos muchas cosas en el coche vino mi hermano a llevarme. Al llegar allí nos recibió una excompañera de trabajo de mi madre, que sorprendentemente trabajaba allí. Nos dieron una habitación y nos bajamos mi madre y yo a decorar la carpa de la ceremonia. A las tres y media llegó Lucia, la maquilladora y peluquera, y nos pusimos manos a la obra. Al ratito subió mi madre y vinieron mis damas de honor, a arreglarse conmigo. Y al poco mi padre. A las seis y poco terminé de arreglarme, y esperé a que entraran todos los invitados, que yo veía desde la ventana del hotel, y a las seis y media bajé y estaba mi padre listo para llevarme al altar.
¡Todo eran nervios ya! ¡Y comenzó a sonar la canción de Outlander, mientras cruzábamos los jardines, la fuente y llegábamos la carpa donde estaba todo el mundo mirándonos! ¡Qué momento! Allí estaba Pablo, ¡junto a su madre esperándonos! Y nuestro notario. La ceremonia comenzó y Javier dio paso a las lecturas de los amigos y familiares para a continuación celebrar la ceremonia de la vela, y la firma del acta. Cuando terminó, salimos con nuestra canción de la serie Friends donde la gente nos tiró pétalos. Nos dirigimos a la zona de cóctel para hacernos unas fotos solos y luego con todos los invitados. Ya estaba mucho más tranquila. Entramos mi familia y la de Pablo al salón con la BSO de Juego de Tronos, y fue uno de los momentos más chulos porque todo el mundo aplaudía super emocionado, nunca olvidaré la carilla de mi abuelo durante el brindis. Mientras cenamos, Pablo y yo nos levantamos a hablar con la gente, y después de la cena entregamos unos regalitos a los padres, y el detalle a los invitados, ¡para después, irnos a cambiar para nuestro súper baile! Me aceleré un poco, como sabía que me pasaría, pero la gente parecía encantada. Al terminar fuimos a la zona del baile, la carpa al aire libre, donde habían puesto mis primas, mi madre y las damas de honor el candy bar, y donde estaba el fotomatón, que disfrutamos como enanos haciéndonos fotos poniendo caretos disfrazados. Hizo un día buenísimo, calor, sí, pero una noche mucho mejor. ¡Entre fotomatón, bailes, conversaciones, se me pasó la noche volando! Y ya eran las 4:30 y tuvo que terminar. Un día maravilloso rodeado de la gente más importante de nuestras vidas ¿qué más se podía pedir? Y el lunes, directos a las Seychelles, un viajazo donde nos lo pasamos de maravilla haciendo snorkel en playas de ensueño llenas de peces, tortugas, rayas, y hasta tiburones.
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