La boda de Lourdes y Anabel en La Garriga, Barcelona

El día de nuestra boda

Nuestra historia está llena de aventuras, pero sin dudarlo el gran día fue la mayor aventura vivida hasta el momento. Con algunos contratiempos, llegamos a ese día, con la ausencia de las personas más importantes de nuestra vida, nuestros papás por ambas partes, pero mi suegra y mi hermano supieron agarrarnos fuerte del brazo y acompañarnos por el camino más bonito de nuestra vida.

El mejor momento sin duda fue cuando me crucé la mirada con Lourdes, ya que salimos a la vez, pero por diferentes sitios y claro la felicidad fue increíble. Iba tan bonita... A mí parecía que me había entrado una percha en la boca, porque no paraba de sonreír. Ese momento fue el mejor, aunque también, en el momento que alcé la mirada y vi a toda la gente que nos quería mirándonos, sentí algo inexplicable, me sentía guapa, fuerte, querida, apoyada, amada... No sé, nos hizo sentir especial ese momentazo, porque no tiene otro nombre.

Todo salió genial y a pesar de las ausencias supimos disfrutar de cada momento, estrujarlo al máximo, ya que, aunque dicen que es mucho dinero para un solo día, realmente no es así, porque casarte no solo es un día, es prepararlo durante un año, el evento y el viaje... ¿Y si merece la pena? ¡Te digo yo que sí! Porque si lo piensas bien, ¿dónde podríais juntar a toda la gente que quieres en un mismo lugar? En tu boda... Así que hazlo a lo grande (y no digo de número de personas, sino de cómo lo hayas soñado, no hay que quedarse con ganas de nada, eso sí es una vez, si quieres claro). Nosotras le cogimos el gusto y durante la honeymoon nos casamos también en las vegas, así que ya sabéis... Algunos pagan por otras cosas materiales la misma cantidad, pero nosotras lo hemos pagado por una sensación inexplicable, y eso amigos/as no tiene precio. Saludos, hasta el infinito y más allá.