La boda de Laura y Víctor en Creixell, Tarragona
De noche Verano Blanco 3 profesionales
L&V
24 Ago, 2012El día de nuestra boda
Penúltima semana de agosto de 2012; ola de calor como no se conocía en años y años, y allí en medio el día de mi boda...
Tanto pedí que no lloviera que el universo entero se giró y me dijo: ¡Pesada, toma sol y calor!
Aquel día cambiaron las tornas, yo estaba tranquila (más o menos) después de meses de preparativos y nervios y era el novio quién estaba nervioso, después de meses sin entender por qué me ponía nerviosa con la preparación.
Por la mañana peluquería mientras el novio, su padre y los cuñados se ocupaban de ir a la floristería a decorar el coche y recoger mi ramo.
La empresa que contraté para el vídeo (Bésame Tonto) vino a filmarme desde por la mañana, mientras me maquillaban y peinaban. La verdad es que luego queda muy chulo en el vídeo ver todos los preparativos.
Una vez en casa, con aire acondicionado a 16ºC (perdóname capa de ozono), la espera fue interminable, no podía tumbarme para no despeinarme, tenía que estar sentada pero bien recta para que no me tocara ni el pelo ni la cara en el sofá. De verdad, ¡se me hizo eterno! Cuando por fin llegó el fotógrafo no pude evitar preguntarle como estaba mi futuro marido. Me dijo que muy nervioso y ya empezaron a salir las primeras lágrimas.
Seguir leyendo »Me vestí con la ayuda de mi madre y mis damas de honor mientras nos grababan y hacían fotos, fue un momento muy divertido.
Una vez vestida otra vez a esperar, y ya no podía quitarme el vestido, así que esperando de pie a que vinieran los padrinos, aunque la espera valió la pena, pues el verso fue espectacular, muy emotivo y, por supuesto, más lágrimas. Al final opté por tirarme de lado en el sofá, intentando que no se arrugara demasiado el vestido.
Los padrinos y toda la gente que había venido a verme empezaron a irse para la iglesia y ahí sí que empecé a ponerme nerviosa, tenía muchas ganas de ver al novio y de que él me viera a mí. Además los dos habíamos montado todo este jaleo y tenía ganas de estar junto a él para poder compartir todos los momentos y que me contara qué tal había ido su día hasta el momento de vernos.
Esperé (otra vez esperando, los momentos de espera fueron horribles, interminables) a que viniera el coche. Yo tenía pensado ir andando a la iglesia, pues está justo detrás de casa pero al cruzar el umbral de la portería casi me derrito, así que opté por el coche. (Si tenéis pensado ir andando a la iglesia, tened un plan B preparado por si acaso). Al llegar a la puerta de la iglesia, ¡horror! el novio aún no había entrado, así que dimos marcha atrás y avisaron al novio e invitados que entraran.
Antes de entrar, las pobres damas de honor tuvieron que arreglarme de nuevo el vestido, pues en el coche se había quedado como se dice vulgarmente "hecho un higo". Cuando ya estaba lista y mi madre iba a entrar para sentarse en su sitio, la paré para darle la sorpresa: "Mami, me vas a llevar tú al altar" Obviamente, lágrimas otra vez.
El tema de los pajes niños no salió muy bien. Llevaba a dos niños (uno de 2 años y uno de 4) y una niña (de 4 años). Los dos niños se pusieron a llorar, la única que entró fue la niña, sin ningún tipo de problema, encantada de ser la protagonista. Hay que tener claro que los niños son un riesgo.
Con el Canon de Pachelbel y con mi madre, entré a la iglesia. No fue una entrada muy espectacular, pues elegí un vestido con una falda tan grande que casi no cabía por el pasillo de la iglesia (pero no me importó, toda mi vida lo había dicho: "El día de mi boda llevaré un vestido tan grande que no cabré en la iglesia". Y así fue.
En el momento en que me uní al novio los nervios desaparecieron y me volqué en calmarlo a él y abanicarle. El calor era insoportable.
Elegimos ceremonia corta y todos lo agredecimos. El cura es un hombre muy majo, con el que nos habíamos entrevistado un par de veces antes del día de la boda y nos preguntó por nuestra historia, nuestra vida personal y profesional, por lo que hizo la ceremonia un poco personalizada, haciendo comentarios sobre las cosas de las que habíamos estado hablando en las dos "reuniones". Otra cosa que os recomiendo, que habléis con el cura antes si tenéis ocasión y os conozcáis, de ese modo la ceremonia es mucho más cercana y los invitados también lo notan.
Después de la ceremonia el arroz, pétalos... y las fotos de grupo (esto agobia un poco, lo aviso, pero si lo haces en la iglesia ya no lo tienes que hacer en el restaurante, así que luego se agradece).
El convite lo celebramos en el Castell de Tamarit. Al llegar allí nos hicimos algunas fotos (no muchas porque teníamos contratado postboda) y por fin: ¡El aperitivo! Nada, no os hagáis ilusiones, no vais a probar nada del aperitivo en vuestra boda. Nosotros estábamos emocionados hablando con unos y con otros y cuando nos dimos cuenta la gente ya empezó a subir al salón y no habíamos probado bocado :(
Un momento que agradecimos muchísimo fue cuando todos los invitados ya habían subido al salón y nos quedamos 5 minutos solos (y sentados) en el jardín, con la brisa ya casi nocturna. Un momento de relax muy agradecido.
Entramos al salón con "Do You Love Me" (BSO Dirty Dancing, mi peli favorita, llamadme cursi) y la gente respondió muy bien, bailando, animando... Los de la época de los 60 bailando. ¡Todo vale en una boda!
Al sentarnos me agobié mucho porque los de la organización habían tenido algún error en los settings, yo como lo sabía de memoria me di cuenta enseguida. Y estuve más de media hora agobiada con eso. Si os pasa algo así, no le deis la más mínima importancia, en ese momento ya no hay nada que hacer, los invitados ni se enteran y lo único que puedes conseguir es perderte momentos bonitos mientras tú sólo estás fijándote en lo que han hecho mal.
Entre el primer y el segundo plato pusimos un vídeo con fotos de nuestra vida con los invitados, la premisa era que los invitados se sintieran también protagonistas, por eso no quisimos poner sólo fotos nuestras, ya éramos suficientemente protagonistas, y gustó mucho. A la gente le gusta verse en pantalla grande.
Entre el segundo y el pre-postre entregué las ligas (a las solteras). Entre el pre-postre y el pastel pusimos un vídeo en el salíamos nosotros respondiendo las mismas preguntas por separado y entre medio vídeos de cachondeo para la que la gente se riera y nadie empezara a decaer. La última pregunta era cuál era nuestra canción favorita, los dos respondimos la misma (estaba planeado) "All you need is love" y a continuación se oía la canción y salía el pastel, todo seguido, para no dar pie a que la gente se dispersara fumando, lavabos, etc...
Momento de los regalos, nada que destacar, dimos pocos para que nadie se aburriera.
Después de eso, tuvimos una grata sopresa, ¡algunos familiares y amigos nos habían preparado un baile sorpresa! Fue lo mejor de la boda.
De ahí ya vino la repartición de puros y luego nuestro baile. Cuando estás bailando ya piensas: ¡Oooh se ha acabado! pero no, no lo pienses porque aún queda la fiesta. Intenta no salir fuera a despedir a la gente, pues lo único que conseguirás es que los demás invitados de la pista también salgan y acabe por venirse abajo el baile.
Nosotros después de la fiesta bajamos unos cuantos a la cala que hay debajo del castillo, estuvimos poco más de una hora comentando cosas del día y fue muy divertido. De allí ya fuimos para casa con algunos amigos más y acabamos bañándonos en la piscina comunitaria (con la consecuente molestia a algunos vecinos, pero un día es un día...) El momento en el que me metí en la piscina fue el único momento del día en que ya no tuve calor.
Moraleja: Disfruta de tu día, delega responsabilidades y no estés pendiente de los detalles. No te obsesiones con que todo salga perfecto porque seguramente algo va a fallar, son las cosas del directo. Intenta disfrutar y divertirte porque los minutos pasan y no puedes volver atrás para repetirlo.
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