La boda de Juan y Victoria en Valencia, Valencia
De noche Primavera Rosa 1 profesionales
J&V
20 Jun, 2015El día de nuestra boda
Cuando me levanté por la mañana, la verdad es que no era consciente del todo del día que era. La maquilladora llegaba a las 12:30 y yo, al ser madrugadora, aún lo veía muy lejano, así que me duché tranquilamente, desayuné y conforme se iba acercando la hora ya iba notando los nervios.
En cuanto llegó Irene (la chica que me maquillaba y peinaba), ya me quedé en shock y es cuando empecé a ser consciente de que ya había llegado el día. Después de un año de preparativos, ahí estaba. Recuerdo a Irene contándome chismes (su hermana es una de mis mejores amigas), para que me distrajera porque si no me ponía a llorar y se me corría todo el maquillaje.
Y llegó el momento de vestirme, ¡por fin! Me iba a poner el vestido de mis sueños, era simplemente perfecto. Fue de Pronovias, de la temporada 2015, y al verlo me enamoré. Hay novias que se recorren mil tiendas buscando su vestido, a mí solo me hicieron falta dos para encontrarlo. Mientras me lo ponía tenía a todas las chicas (mis hermanas, mi madre, mi tía, mi mejor amiga y mi madrina), mirándome.
Seguir leyendo »Lo cierto es que siempre pensé que para este día querría que hubiera poca gente ahí, para sorprenderlos luego en la iglesia, pero al llegar el día, de tanta emoción que tenía, quería que todas estuvieran en casa compartiendo conmigo mis últimos momentos de soltera. Sinceramente, fue genial y muy especial. Pues ahí estaba yo, ante la mirada de todas, poniéndome el vestido. Mi madre me ayudaba y me abrochó los botones. Mi tía me puso el colgante, ya que era suyo, y mi madrina me ayudó con el velo. Pero, sin duda alguna, el momento más divertido fue cuando mi hermana me ayudó a ponerme los zapatos. ¡El zapato no entraba!, y cuando al fin conseguí que entrara me di cuenta que es porque era el del otro pie. Los fotógrafos se rieron con ganas, normal.
Hasta este momento me había sentido toda una campeona, porque no había llorado ni una sola vez, y yo soy muy llorona. Pues bien, llegó el momento fugaz de las fotos de familia en el que a Cristina (la fotógrafa), me dijo: “¿Miras a papá?, y ahí se acabó. No pude evitarlo y empecé a llorar.
Llegué a la Iglesia media hora tarde, sin querer, nos entretuvimos un poco y no fuimos conscientes de qué rápido pasaba el tiempo.
Yo quería ser una de las novias en la que el novio le espera en el altar y la ve entrar, y así fue. Allí estaba él esperándome desde el altar, mientras yo caminaba del brazo de mi padre, mientras una amiga cantaba de fondo, fue un momento muy especial y fugaz. La ceremonia fue preciosa y muy emotiva, en la que quisimos que participaran la mayoría de personas posibles, y así fue, tanto que el diácono que nos casó era amigo nuestro y además era su primera boda, la verdad es que no pudimos pedir más.
Y llegó el momento de salir y nos esperaban unos cuantos puñados de arroz de colores, decidí que en mi boda quería color y, aparte de mi vestido que tenía un tul de color rosa, quise pintar el arroz y el efecto es muy bonito y alegre. Compré unos cañones de pétalos, pero con las prisas se me olvidaron en casa y aún los tengo aquí sin usar, creo que los reservaré para alguna boda cercana.
Tras la ceremonia nos fuimos a hacer fotos por el casco histórico, siempre he pensado que está muy visto, pero mi ahora marido es historiador y no podíamos ir a ningún otro sitio mejor para él. Además, fuimos a hacernos fotos a la plaza de la Almoina, que es dónde Juan me pidió salir hace ya unos cuantos años. Nos acompañaba mucho la luz que hacía, estaba atardeciendo entonces la luz era de unos colores anaranjados y cálidos.
Llegamos al final del convite en los Salones Roquenublo y allí nos reservaron unos entrantes para que pudiéramos probarlos al llegar, fue un bonito detalle. El convite estuvo lleno de sorpresas, los invitados nos hicieron un flashmob. Mi marido junto a los amigos chicos se hicieron pasar por mariachis y me cantaron Pasión de gavilanes (todo en esta vida tiene su sentido, no me juzguen). La familia del novio nos preparó un video, y mis amigos del instituto nos tenían preparado un ramo muy especial.
Nosotros, por otro lado, queríamos hacer algo a los padres que no fuera el típico ramo a las madres, así que compramos unas cajas que ponía: "Coleccionista de los mejores momentos", y decidimos meter ahí fotos de toda nuestra vida (desde bebés hasta el día de hoy, con la intención de que los padres sigan metiendo fotos en esa caja), y lo acompañamos con una carta totalmente personal. A los padres les encantó y a nosotros más hacerlo. Luego, quisimos tener un detalle con el abuelo de Juan, que es el único que desgraciadamente pudo venir a la boda y le regalamos una foto en las que salíamos nosotros dos con él y la abuelita. He de decir que yo no paré de llorar en muchos momentos, una vez empiezas es difícil parar.
Dejamos para el final el momento del ramo y la figurita. Para el ramo, a parte del mío hice dos pequeñitos, tenía muy claro que quería con ellos, sobre todo, agradecer a ese grupo de amigas que estuvieron conmigo todo el tiempo de preparativos. Primero di el ramo de la novia a mi mejor amiga, al ritmo de: "El Perdón", estuve un rato dando vueltas hasta que llegó el momento y se lo da. El primer ramito se lo di a mi amiga, Ángela, con la canción: "Cheerlader", una canción que la delata totalmente. Bien es cierto que las canciones eran muy delatadoras, en el momento que sonaban la persona ya sabía que iba para ella, pero me daba igual, las canciones que puse eran nuestras canciones, y no podía haber puesto una mejor banda sonora para ese momento. Por último, le di el otro ramito a mi amiga del alma, Sheila, con la canción: "Love me like you do", y este momento lo tengo grabado por un móvil y cada vez que lo veo no puedo evitar emocionarme.
Por último, dimos la figurita al son de: "Aventura-Obsesión" (insisto no me juzguéis es una broma entre ambas parejas), y fue un momento divertido porque el chico se moría de vergüenza con esa canción y no paraba de decirme que me iba a matar, y yo lo cogí y nos pusimos a bailar, y ahí tuvo ganas de matarme más.
Y llegó la hora del baile. La idea principal era practicarlo, pero al final no tuvimos tiempo e hicimos lo que hicimos y para mi salió genial.
Contamos con la ayuda de The Photocall para animar la fiesta y fue una decisión muy acertada, además de muy simpáticos nos los hicieron todo muy fácil.
¡Y, creo que esto fue todo!
Este fue mi 20 de junio de 2015.
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