La boda de José y Saray en Madrid, Madrid

Nos sentamos y nuestro oficiante dio comienzo a la ceremonia, para mí, preciosa y emotiva ceremonia, que nos dejó a todos encantados y por supuesto que nosotros nunca olvidaremos, sobre todo, por esas preciosas palabras que nos dedicaron nuestros seres queridos. Puedo decir que para mí uno de los mejores momentos de mi vida, todo el mundo soltó alguna lagrimilla, por supuesto, de felicidad.

Bueno pues primer paso superado, la ceremonia había pasado y había salido todo a pedir de boca, todo el mundo había quedado encantado y solo tenían palabras bonitas, y al final, es la satisfacción que te queda. Así que ya empezamos a relajarnos, y aunque a veces no todo sale exactamente como lo habías pensado, las cosas iban fluyendo solas.

Pasamos al cóctel, aperitivos, fotitos, y palabras emotivas de la gente que te llegan al corazón… ¡la cosa marchaba bien! Todavía nos quedaba mucho día por delante para disfrutar y así fue.

Nosotros podemos decir que a pesar de los nervios, disfrutamos a tope del día de nuestra boda, lo pasamos genial desde el momento en que empezamos a relajarnos, y ya después del banquete, en el cual también nos reímos mucho y lo pasamos muy bien, vino la capea que ya remató el día. A la gente se la veía super a gusto y que lo estaban disfrutando y eso nos llenaba de satisfacción.

Después pasamos al baile que también fue muy divertido entre photocall y videomatón, por no hablar el precioso vídeo sorpresa que nos prepararon nuestros familiares, que nos hizo viajar hacia el pasado con sus preciosos recuerdos. Y aquí venia la segunda anécdota del día, resulta que el Dj se equivocó al poner la canción de nuestro baile y puso una más larga de lo normal, por lo cual tuvimos que improvisar un poquillo, pero apenas se notó y la gente tampoco lo apreció, todo quedó en una anécdota más para contar.

En general pasamos un día maravilloso junto nuestra gente, amigos, familiares y compañeros, un día para no olvidar, un día emotivo, divertido... Yo solo recuerdo que no quería perderme ni un solo instante de aquel momento y quería vivirlo con toda intensidad y así fue. Y cuando ya pensábamos que todo había terminado y volvíamos a casa en el autobús junto con los invitados, porque nuestro coche estaba inutilizable (nos gastaron una pequeña bromilla) nos recibieron nuestros amigos con una preciosa traca de petardos y fuegos artificiales espectacular, ¡parecía que todo estaba siendo un sueño del que no me quería despertar!

Gracias a toda esa gente el día fue como fue, sin ellos no habría sido lo mismo. El día no se podía alargar más y la cosa llegaba a su fin, pero nosotros estábamos muy felices, satisfechos y muy emocionados, y eso es lo que realmente te guardas para el recuerdo. Luego nos costaba asimilar que todo hubiera pasado, pero sí ya acabó. Vamos que yo volvería a casarme otra vez con los ojos cerrados, a pesar de todo lo que conlleva una boda, preparativos, nervios, decisiones…pero yo diría que es uno de los días más bonitos de tu vida.