La boda de Jorge y Maria en Valencia, Valencia

Una vez vestida vinieron las fotos de familia, pero no las típicas, puesto que el fotógrafo que escogimos fue todo un acierto, y supo capturar la esencia del momento. Todo fotos muy naturales y sorprendentes.

Cuando estábamos listos para ir a la ceremonia, bajamos todos para subirnos al coche nupcial. Mi padre se había encargado de conseguirme un cochazo, BMW serie 6 blanco adornado con flores acorde a mi ramo. Me encanto que fuese mi hermano quien condujera y que fuésemos toda la familia juntos hasta el Huerto de Santa Maria, donde fue la ceremonia y el banquete.

Al llegar allí, sí que recuerdo que empecé a ponerme muy nerviosa. Fue el momento de más nervios que recuerdo pasar. Mi madre y mi hermano bajaron del coche y entraron en el invernadero. Ahora le tocaba a mi padre abrirme la puerta y ayudarme a bajar del coche. Cuando empezamos a andar por el pasillo fue emocionante, me sentí muy unida a mi padre. Además, mi preciosa sobrina de 3 años hacía de paje y andaba delante nuestra con los anillos. Recuerdo perfectamente como sonaba la canción que escogí con tanto mimo, para mi futuro marido... Y es que cuando por fin pude verlo, estaba llorando emocionado al verme entrar. La verdad que recuerdo el momento de andar hacia él como uno de los momentos más felices de mi vida, entrando allí, donde estaban todos mi amigos y familiares, todos los que nosotros queremos. Una vez llegué hasta él, nos abrazamos y besamos, y fue como si supiese que ya nada malo podía pasar, estaba con él. A partir de ese momento me relajé y disfruté como una niña pequeña.

La ceremonia fue muy cercana, hablaron nuestros respectivos hermanos, haciéndonos llorar a moco tendido, y nuestra mejor amiga en común. Realmente preciosa.

Una vez finalizó, ¡quedaba lo mejor! El banquete y la fiesta.

El banquete estuvo lleno de momentos: les entregamos ramos a nuestras abuelas, les regalamos un viajazo juntos a nuestros padres y entregamos el ramo a mis cuñados, que se casan el año que viene, son los siguientes.

Mi madre y mi suegra nos ayudaron a repartir los detallitos que con tanto mimo habíamos escogido. Para las mujeres miel con nueces y para los hombres cerveza artesana. Fue todo un acierto, gustó mucho.