La boda de Jordi y Íngrid en L' Ametlla Del Valles, Barcelona
Al aire libre Verano Verde 9 profesionales
J&Í
02 Sep, 2022El día de nuestra boda
Nuestra boda fue el mejor día de nuestras vidas hasta la fecha. Nos casamos en el Serrat de l'Ametlla, en lo alto de una colina, con unas vistas impresionantes y rodeados de nuestros seres queridos. Estábamos los dos muy nerviosos y con ganas de que llegara el momento de decir "sí, quiero" después de 10 años juntos.
Aquel día no dormimos juntos para no vernos hasta el momento de casarnos y salimos de Barcelona por separado. Yo hice parada antes en la Floristería Heroica, donde las encantadoras hermanas Tonia y Lines tenían listo mi ramo, el prendido de mi marido, los prendidos de los padrinos, las flores del coche y el centro para la ceremonia, que ellas mismas llevaron luego al Serrat. A las 13:00h llegué con mi familia al estudio de Jess Márquez Makeup&Hair en Granollers, donde Jess maquilló a mi madre y luego fue mi turno de maquillaje y peluquería. ¡No podríamos estar más contentas con el resultado!
Jordi llegó al Serrat a las 16:00h y allí empezó a cambiarse y arreglarse, con Connie y Juanfran, de Pixan Productions, listos para sacar las mejores instantáneas y vídeos de la preparación, y de todo el evento. A las 16:45h me tocaba a mí empezar a vestirme y, sin vernos, él salió a saludar a los primeros invitados que llegaban puntualmente en un autobús de Sagalés, mientras mi madre y mi hermana me ayudaban a arreglarme y mi padre se preparaba para llevarme al altar.
Seguir leyendo »A las 18:00h debía empezar la ceremonia y llevábamos días mirando a todas horas la previsión del tiempo porque anunciaba lluvias todo el día. Durante la mañana no llovió, pero cinco minutos antes de las 18:00h empezó una llovizna suave que nos hizo decantarnos por el plan B para la ceremonia: celebrarla en el porche en lugar de los jardines.
El plan B resultó incluso más bonito que el A, porque los encargados del Serrat, con la excelente organizadora Mar a la cabeza, dejaron el porche precioso en un tiempo récord. Mientras nos casábamos, se oía el repicar de las gotas contra el suelo y algún trueno lejano que daba más romanticismo al momento. Mi suegra y mi hermana pronunciaron unos discursos que nos arrancaron alguna lagrimilla, y también carcajadas, y luego nos leímos nuestros votos. No quedaron ojos secos. Intercambiamos los anillos, de Joies Moré, nuestra joyería de confianza, y la jueza de paz nos casó, y justo en ese momento dejó de llover y empezó a salir el sol. Supongo que los huevos que llevamos a las monjas clarisas sirvieron después de todo.
Nos tiraron arroz y pétalos y los invitados subieron a la terraza para comenzar con el aperitivo, mientras Jordi y yo teníamos la sesión en pareja con Pixan. Fuimos por los jardines y aprovechamos los rayos de sol del atardecer, lo que Connie utilizó para sacar unas fotos increíbles.
Cuando volvimos con los invitados, los saludamos a todos, nos fotografiamos con ellos y la verdad es que casi no comimos porque no nos entraba nada después de un momento tan bonito, y mira que nos guardaron comida. Había 24 aperitivos distintos, 3 buffets y 2 puntos de degustación que todo el mundo disfrutó, y con eso nos basta.
Luego llegó la hora de la cena, en el salón, y allí comimos el plato principal, que a todos les encantó, los sorbetes, cortamos el pastel y brindamos. En la mesa, los invitados tenían listo su detalle de boda, unos tubos de semillas de Bridepalla que fueron todo un éxito. Ese día era el cumpleaños de nuestro padrino, por lo que le trajimos una tarta sorpresa y le cantamos todos juntos el cumpleaños feliz. Después, comimos los postres, los novios nos dimos un regalo, hicimos el juego del zapato de la mano de dos amigos que prepararon la dinámica, incluyendo al público, y nos preparamos para el lanzamiento del ramo.
Pero no lo lancé: primero entregué un segundo ramo a una gran amiga mía que se acababa de prometer y luego le di el mío a mi madre. Mi padre estaba detrás de ella con un anillo para pedirle que renovaran los votos tras 30 años de matrimonio, y ella aceptó. Fue un momento muy bonito que siempre recordaremos.
Para el baile, mientras los invitados bajaban al salón de abajo, me cambié de vestido para tener más movilidad, practicamos un momento la coreografía que aprendimos con nuestro profesor de bailes de salón y salimos a darlo todo. La gente quedó maravillada y, tras el baile nupcial, bailamos una segunda canción, Jordi con su madre y yo con mi padre, para dar paso luego a la fiesta y sacar a todo el mundo a la pista.
Marc, de Qualitydjs, hizo un trabajo espectacular durante toda la celebración, y la fiesta fue realmente genial, los invitados disfrutaron mucho, y nosotros también. Además, contamos con Fotomatón Photobooth como animación, y nos sacamos unas fotos supergraciosas que tendremos para toda la vida en nuestro libro de firmas.
En definitiva, fue un día muy especial, porque pudimos celebrar nuestro amor con la gente que más queremos y todo salió tan bien que no nos podíamos creer la felicidad.
Me he casado con el amor de mi vida. Siempre ha sido sí.
¡Por muchos años! Por siempre.
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