La boda de Jonathan y Ana en Revilla De Camargo, Cantabria

El día de nuestra boda

Con todo el mundo maá nervioso que los propios novios. Desde la peluquería donde nos despedimos hasta el altar. Me ayudó a vestirme mi hermana mientras la fotógrafa nos vacilaba.

Llegaron mis padres después y les encantó todo. Rumbo a la iglesia. Entrando por el pasillo no vi a nadie, solo al novio que no hacia más que decirme "¡Guapa!". Él también está guapísimo.

Poco a poco todo va saliendo bien. Hasta que después de la ceremonia nos tiran arroz y lentejas. Sí, sí, lentejas. Nos vamos a hacer fotos y entramos al restaurante en un coche antiguo que te presta el dueño del restaurante.

La gente encantada. Fotos, brindis, que se besen, abrazos, enhorabuenas y piropos. El banquete impresionante, el baile de maravilla, los djs se portaron de cine, momentos emocionantes con los regalitos especiales. Y la gente se portó de 10.

La boda era a las 12 de la mañana, en la pelu tenía cita a las 7 y me tiré en la cama a las 5 de la mañana. Y por mí, todavía estaba bailando. Disfruten del día, que pasa demasiado rápido.