La boda de Javier y Estefanía en Benifaió, Valencia
Al aire libre Otoño Rosa 10 profesionales
J&E
12 Oct, 2019El día de nuestra boda
El día fue maravilloso. Todo salió perfecto y los invitados se fueron encantados. La noche de antes cenamos con todos nuestros amigos. Fue una primera toma de contacto también para ellos y les facilitó mucho el ya conocerse para el día de la boda. Nos casamos en Valencia, porque yo soy de ahí, pero vino gente de todas partes. Mi ya marido es de Sevilla, pero nos conocimos y vivimos los primeros años en Madrid, luego Barcelona y ahora, estamos viviendo en Palma de Mallorca por lo que se trasladó gente de todas esas ciudades. Nos hizo mucha ilusión que no faltara casi nadie de nuestra primera lista de invitados.
A la mañana siguiente, bien temprano mientras yo estaba en la peluquería, mi chico empezó a hacerse las fotos en el Hotel Sorolla Palace Valencia. Estaba alojado ahí, que sería también donde dormiríamos nuestra noche de bodas, en la Suite superior, que es impresionante. Llegaron los primeros a la iglesia, yo me hice esperar un poco. En mi casa nos hicimos pocas fotos porque se nos echaba el tiempo encima. Tenemos una hija de 1 año que quieras que no, nos cambia mucho el trascurso del día. Además, es lactante, así que, tras ponerme el vestido, me tocó hacer una paradita para darle de mamar, algo que plasmaron los fotógrafos de maravilla en las fotos y el video.
Seguir leyendo »La entrada a la iglesia la recuerdo a la perfección. Estaba tan nerviosa con todo el mundo en silencio que fue muy emocionante. Mi marido estaba guapísimo y ver la iglesia llena de nuestra gente fue muy bonito. El párroco se portó muy bien con nosotros y nos fue tranquilizando durante toda la ceremonia. Nosotros aprovechamos para bautizar a nuestra niña y también fue muy emotivo. El sacerdote cogió a mi sobrina de 8 años como ayudante durante todo su discurso y ella estuvo encantada de ayudar y participar de una manera tan activa. Mi hija estuvo durmiendo todo el tiempo, incluso cuando le echaron el agua por la cabeza. Fue todo un logro porque es una niña que no para.
Como anécdota, mi marido y yo nos besamos antes de tiempo. Estábamos nerviosos, pensamos que ya había terminado y nos besamos, le dejé los labios rojos y resulta que no, que nos habíamos adelantado. El cura continuó como si nada y cuando llegó el momento, nos dijo "ahora sí, podéis besaros". La llegada a la Masía donde celebrábamos el convite fue agridulce. Se habían equivocado en los manteles, mi marido se puso nervioso, la gente empezaba a llegar, mi cuñada estaba preparando una sorpresa que teníamos que haber preparado el día de antes pero no nos dio tiempo y la gente llegaba sin que ella hubiera terminado. Nos estábamos haciendo fotos por los jardines, el interior, y no nos habían acondicionado el sitio para ello. Había un burro de ropa, un ventilador desmontado, ropa... Pero nada que no pudiéramos solucionar rápidamente. Y de repente un enganchón, y me rompí la cuerda del vestido que sujeta la cola.
Salimos al cóctel y estaba todo riquísimo. Pusimos un cortador de jamón, un buffet de quesos y dos paellas valencianas. Todo rico no, riquísimo. A la hora de pasar a la comida, tiramos traca y pusimos una canción de Extremoduro muy bonita y conseguimos sorprender a todo el mundo. Habíamos escrito una carta personalizada a cada uno de los invitados y tras el brindis se pusieron a leerla. De pronto, todo el mundo estaba llorando, emocionados por las cartas y el detalle. Nos gustó mucho, sobre todo porque fue una reacción que no buscábamos y si pasó es porque realmente les sorprendió.
Sobró mucho jamón y mucho queso, éramos unas 90 personas, así que le pedimos que nos lo sacara durante la fiesta junto con los bocadillos que habíamos contratado, pero no nos lo sacaron. La verdad es que el sitio es increíble, pero el trato que hemos recibido no fue el esperado. Repetiríamos el lugar por lo espectacular de los alrededores, pero tanto la wedding planer como el encargado, dejan mucho que desear. De todas formas, no cambiaríamos nada. Entregamos 3 ramitos de margaritas a las hermanas, una réplica de mi ramo a mi suegra y a mi madre, bailamos nuestro baile nupcial y terminamos con nuestros padrinos de dar los últimos pasos. Nos hicimos mil fotos con nuestros amigos con la polaroid que pusimos para dedicar y bailamos hasta que llegó la hora de irnos.
Los más jóvenes continuamos la fiesta en Valencia centro en un pub que nos hizo un hueco en el reservado. Lo pasamos genial y a las 4 de la mañana, todos cogimos taxis para nuestros hoteles. A nosotros nos habían preparado bombones y cava, así que llenamos la bañera y nos dimos un baño los dos juntos abrazados. Había terminado uno de los días más bonitos de nuestra vida y además nos lo habíamos pasado fenomenal. Fue un día inolvidable, que repetiríamos todos los fines de semana y no cambiaríamos nada. Se pasa volando, tal y como dicen todos, y además es que olvidas detalles muy rápidamente. No te da tiempo a estar todo lo que te gustaría con cada invitado y apenas abrazas a tu madre todo lo que se merece por el aguante y la ayuda, pero es un día tan bonito, que nunca dejaré de sonreír cada vez que recuerdo un minuto de él.
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