La boda de Hector y Carla en Infiesto, Asturias
En el campo Verano Verde 4 profesionales
H&C
27 Jun, 2020El día de nuestra boda
Tras un año durísimo y sacrificar casi la mitad de los invitados, fue exactamente lo que habíamos soñado. Habíamos alquilado unas casas rurales a las que llegamos el jueves, nos acompañaron los dos testigos principales y dos amigos más. Ellos nos ayudaron con los últimos detalles. El viernes llegaron más familiares, entre ellos la mamá de la novia para dar el último toque de decoración al catering para dejarlo precioso. La tarde-noche de la boda ya éramos unos 30; cenamos de picoteo en las casas en el jardín y en un ambiente distendido para todos. Al final quedamos amigos para la preboda. Al día siguiente, yo bajé a arreglarme a la casa de mi madre donde me esperaba peluquería y maquillaje. Finalmente me vistió mi madre y sobrina mientras mi hija me daba las manos. Tras esto fueron mi hijo y mi padre como padrino, quien me llevarían al altar en el santuario de la virgen de la cueva. Allí esperaba un emocionado novio arropado por todos los suyos. Fue una misa preciosa cantada por un coro rociero que fue un acierto. Tras todo esto, nos tiraron confeti Fiore de flor natural precioso, y tras las fotos de rigor, marchamos a seguir celebrando en un mini precioso al catering con AsturCocteleros, que montaron en el campo de fútbol de la Piloñesa. Como daban lluvia, teníamos una carpa con Carpalia, sin embargo salió el sol y lo celebramos al aire libre al son de De sur a norte, pudiendo disfrutar del aperitivo con música en directo. Bailamos y cantamos, y tras eso entramos en la carpa retirando los laterales y nos sentamos a comer un cordero a la estaca delicioso. Realizamos un baile al entrar no preparado, pero salió de maravilla y contamos con música ambiente y micrófonos además de toda la música de manos de dos amigos; fue su mejor regalo. Hicimos corte de tarta y sirvieron un postre delicioso y mucha emoción de ciertas palabras que nos dedicaron. Jugaron un partidillo y después comenzó la barra libre. Abrimos el baile y el novio me dedicó unas palabras preciosas. Todo quedó grabado por otro familiar que se dedica a ello. Incluso en la puerta del santuario hasta el final nos acompañaron nuestros tres perros. Nosotros estamos encantados, todo fue como habíamos soñado, y lo más importante es que absolutamente todo el mundo se divertía y quedó encantado con una boda sencilla pero nada común.
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