La boda de Ferran y Marina en Sant Fost De Campsentelles, Barcelona
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F&M
05 Abr, 2019El día de nuestra boda
¡Mi boda fue el día más feliz de mi vida y eso que llovió! Me levanté el día B bien temprano y ya llovía... intenté tranquilizarme (dentro de lo que una novia se puede tranquilizar el día de su boda) y respiré hondo. Es pronto, Marina (pensé), aún quedan horas y puede despejar... empecé a prepararlo todo y cuando me disponía a salir por la puerta dirección al recinto... ¡pam! Se me rompió una de las uñas de porcelana... ¡no podía ser! Salimos corriendo hacia el centro de estética para que me la pusieran de nuevo y no paraba de llover.
Llegamos tarde al recinto donde la maquilldora ya nos estaba esperando. Yo era un mar de lágrimas... tanto tiempo preparándolo todo e iba a llover. El recinto tenía unos jardines preciosos donde había imaginado un millón de veces nuestra boda… intenté tranquilizarme, fueron pasando las horas y entonces, llegaron mis preciosas damas de honor, ahí fue, en ese preciso momento donde mi cabeza hizo un click.
Me miraron, lloramos todas y lo vi… ¿qué estaba haciendo? ¿Triste por qué? Estaba ahí… el día más esperando con mi familia, la gente que más quería y mi futuro marido esperándome... todo cambió en mí y de repente se me instaló una sonrisa en la cara que no se fue en todo el día.
Seguir leyendo »Llegó la hora y como un flan hice la entrada con mi padre... allí estaba todo el mundo y al fondo mi futuro marido (hecho un flan y con los ojos llorosos), me di cuenta de que nada podía salir mal y así fue. ¡Fue un día lleno de emociones, lágrimas, risas, y amor, sobre todo mucho amor!
Fuimos tan felices como se puede ser un cuento, todo era perfecto, los invitados estaban felices, la gente no paraba de sonreír... ¡fue mágico! ¡Incluso mi marido me hizo un baile con sus “damos de honor”, un baile! Mi marido es la vergüenza personificada y lo hizo, lo hizo por mí... (estaba harto de verme en youtube viendo bodorrios americanos donde el novio hacia un superbaile a la novia), así que después de todo, si me preguntan si cambiaría algo con tal de que no lloviera… mi respuesta es no, no, porque todo fue perfecto, porque ni la lluvia impidió que tuviera mi boda de princesa mucho más bonita de lo que había imaginado y me casé con el hombre más maravilloso del mundo, que cambió las quedadas con sus amigos para ver partidos de fútbol por quedadas para ensayar el baile que le haría a su futura mujer, y eso señores, ¡no tiene precio!
¡Así que sí, puedo decir que soy la mujer casada más afortunada del mundo, con boda lluviosa incluida!
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