La boda de Fernando y Tatiana en Fuenlabrada, Madrid

Llegamos hasta donde estaba mi chico esperándome, mi madre nos regaló unas palabras (consejos) que recibimos con mucho aprecio y emoción, al igual que el momento que mi hermano le dice a mi esposo que le entrega lo más preciado y da sus palabras también. Fue súper emocionante (no quería llorar para que no se me estropeara mi maquillaje jajaja), pero es imposible no hacerlo. Al terminar la ceremonia, vinieron los abrazos, las enhorabuenas de parte de todos nuestros familiares y amigos… Con esto vino el cóctel, todo de maravilla. Una atención fenomenal, lo recomiendo total. Luego pasamos al banquete. Una entrada al salón inolvidable. Entramos bailando un rock and roll de los años 70 por ahí. Fue súper divertido y nuestros invitados no se lo esperaban.

Después el brindis, las palabras bonitas, los agradecimientos… La comida deliciosa, que me encantaría volver a repetir. Lo mejor es que todos nuestros invitados quedaron igual de encantados. El postre exquisito. Luego vino el baile. Mi ya esposo me cantó una canción hermosa que no me esperaba, también fue sorpresa. Luego vino el baile y la barra libre hasta terminar el día perfecto. Nos tomamos muchas fotos, reímos mucho, lo disfrutamos a tope, al igual que nuestros invitados, que nos decían que todo había quedado al detalle. La verdad es que nos sentimos muy satisfechos de haber gozado nuestro día mágico como lo hicimos y lo soñamos.

Consejo: disfrútenlo desde una vez tomada la decisión de casarse, en cada detalle, en cada preparativo, porque este día fascinante pasa volando, pero igual quedan los inolvidables recuerdos. Siempre queda una anécdota en cada boda. Creo que la mía será que se nos retrasó el inicio de todo a la espera de los pajecitos... Pero, aun así, no fue impedimento para vivir ese día lleno de mucho amor, alegrías y, sobre todo, con la bendición de Dios.