La boda de Eudald y Carla en Lliça D'amunt, Barcelona
Elegantes Invierno Blanco 3 profesionales
E&C
21 Dic, 2019El día de nuestra boda
Nos casamos el día del solsticio de invierno, una fecha mágica. La noche anterior apenas pude dormir, suerte que a las 8 de la mañana ya teníamos que estar en la peluquería con mi madre y mi hermana. Allí por fin conseguí relajarme un poco mientras nos arreglaban, ¡pero al volver a casa para vestirme los nervios resurgieron! Lo recuerdo todo como si hubiese pasado muy rápido, vino el fotógrafo, me acabé de vestir, el padrino me trajo el ramo y me leyó el verso, cuatro fotos en familia en nuestro diminuto piso (¡tan pequeño que ni la cola del vestido cabía abierta!) y al coche para la iglesia.Unos familiares llegaban tarde, así que nos tuvimos que esperar más de lo previsto para poder entrar, pero finalmente pude bajar del coche delante de esa preciosa iglesia románica del siglo XI en un precioso y soleado día que parecía casi de primavera. Durante la ceremonia los nervios quedaron reflejados en todas las fotos, me aterraba ser el centro de atención así que pasé todo el rato agarrada a la mano del que se estaba convirtiendo en mi marido. Solo al final, una vez los invitados salieron de la iglesia y procedimos a firmar que respiré tranquila por primera vez.Cuando salimos de la iglesia tuvimos la mala suerte de que cayeron cuatro gotas, eso no impidió que nuestros invitados nos sorprendieran con un arco de sables que me hizo una ilusión tremenda, pero no pudimos sacarnos las fotos allí como previsto.Así que nos fuimos hacia la finca, veinte minutos de coche en los que paró de llover y volvió a salir ese sol tan estupendo. Gracias a eso nuestros invitados nos pudieron recibir en el jardín, donde hicimos la entrada triunfal y subimos al balcón a colgar el cartel de "recién casados". Luego pasamos al aperitivo. La verdad es que mi marido lo disfrutó muchísimo igual que el resto de invitados, pero yo estaba tan pendiente de saludar a todo el mundo que ni siquiera vi la comida.Durante el aperitivo, mientras sonaban de fondo villancicos del estilo Frank Sinatra, nuestros invitados pudieron sacarse fotos besándose bajo el muérdago en un photocall que habíamos creado con mucho cariño, así como dejarnos un deseo colgado en el árbol de Navidad. Un recuerdo que sacaremos cada año por esas fechas para acordarnos de toda la gente a la que queremos y que hicieron nuestro día tan especial.Hacia el final nos escapamos un momento a los jardines de la finca para sacar las fotos en pareja que no pudimos hacernos al salir de la iglesia y luego volví al balcón para tirar mi ramo a las solteras que esperaban en el jardín, ¡siempre me había hecho mucha ilusión ese momento de película!Entramos al banquete en un gran salón acristalado y una vez sentados en la mesa presidencial por fin me tranquilicé y empecé a ser consciente de todo lo que estaba pasando y pude aprovechar cada minuto de lo que quedó de día. La comida estaba deliciosa y me casaría otra vez solo por volver a disfrutar ese menú.¡Cuando acabamos de comer, hicimos el corte de la tarta, se hicieron los discursos y sacamos los cafés y turrones fue el turno de sorprender a nuestros invitados! Primero un familiar que es mago nos hizo un par de trucos que pudimos realizar todos a la vez y luego mi marido presentó un Kahoot que fue un éxito rotundo. ¡Para pasar del salón a la discoteca, los invitados nos hicieron un pasillo de bengalas muy romántico y nos preparamos para el baile!Nuestra elección fue el Vals de las Flores, de Tchaikovsky. A pesar de no haber ensayado nos salió bastante bien, así que quedamos contentos. ¡Y llegó la hora de la fiesta! Pero aún no se habían acabado las sorpresas... ¡Después de una hora de baile mi marido y yo cogimos los micros y nos pusimos a cantar la canción de Un mundo ideal, de Aladdin, y con ello inauguramos el Karaoke! Habíamos preparado una lista de canciones que repartimos por las mesas para que nuestros invitados se sintieran como en un Karaoke de verdad, les encantó y no soltaron el micro hasta el final de la noche. Para acabar, salió un carrito de hot dogs hechos al momento que fue la recena perfecta.Y así acabó nuestro día soñado, una experiencia única que recordaremos para siempre.
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