La boda de Eduardo y Noelia en Alcobendas, Madrid

A los 10 minutos llegaron mi madre y mi tía, venga corriendo a vestirse y ponerse las últimas cositas y a los 5 minutos ya estaba la fotógrafa, genial, pero ya sólo teníamos 10 minutos porque el autobús salía y ellas 3 iban en él.

Qué nervios y qué estrés, pero enseguida hicimos las fotos y salieron corriendo. Fue un momento bonito, pero tenso a la vez.

Me quedé 5 minutos sola así que llamé por videoconferencia a mi mejor amigo que no pudo venir, ¡así que otra vez a llorar! Bendito maquillaje waterproof.

Vino mi hermana y se fue a poner la decoración del coche mientras yo deprisa y corriendo terminaba mis camafeos (mi padre y mi abuelo tenían que estar conmigo).

Momento de irme y… Cancán roto. Lo que faltaba, venga deprisa a correr para intentar subsanarlo.

En 20 minutos llegamos al salón y esperando para poder salir del coche veo que el cancán no había aguantado, venga a llorar, mi madre y mi tía corriendo a por mí y, al fresco el cancán. Me río, pero estaba de los nervios.

¡Llega el momento de entrar, doy un beso a mi niña y a mi sobrino y para dentro!

Mi cabeza estaba dando vueltas, solo escuchaba ruido, la gente aplaudiendo, risas, hasta que vi a mi chico, mirándome... Ya sólo quería llegar a él y abrazarlo. A partir de ahí fue una ceremonia muy emotiva y bonita, con muchas lágrimas de felicidad y muchas sonrisas.

Gracias a mi tía Sol y a mi hermana pequeña por esas bonitas palabras. Ceremonia de la arena, anillos, bonitas palabras y muchas sonrisas. ¡Ya estamos casados! Llega el momento de salir a que nos tiren el arroz, más risas y besos, y empiezan las fotos.

Llega el momento del cóctel, mucha comida, mucha bebida, muchos abrazos, miles de besos y felicitaciones y muchas fotos para el recuerdo. Mientras hacíamos las fotos y comíamos algo, la gente aprovechaba para poner su dedito en nuestro árbol de huellas.

Con todo el mundo ya sentado en el banquete, hicimos nuestra gran entrada, bailando, riendo y con una sonrisa eterna.

Hicimos un pequeño brindis y como había murmullos al no ver mesa nupcial, tuvimos que decir a todos (que no habían leído el seatin plan) que íbamos a estar sentados en todas las mesas con todos los invitados.

La comida fue genial, rica y abundante. Los invitados brindaban y sacaban fotos y a todos les encantó que estuviésemos con ellos comiendo.

¡Toca partir la tarta! Todo muy divertid y a repartir los regalitos.

Toca abrir el baile. Todo el mundo sabe que mi chico no baila, lo que no sabía nadie es que llevábamos 1 mes ensayando en casa un pequeño baile. ¡Si es que me lo tengo que comer! Empieza a sonar la música, cogemos posición y la gente alucinando, pero, de repente, la música salta y hay que volver a empezar.

Risas después empieza el baile y todo el mundo riendo y jaleando, chillando y gritando de felicidad. Todo genial y alucinaban con que hubiésemos bailado.

¡Empieza la barra libre y el baile, a darlo todo! Lo hemos dado todo, los invitados, los novios, los proveedores.... Fueron 4 horas de bailes, compañerismo, risas y mucha diversión.

Quiero dar las gracias a todos los familiares y amigos que estuvieron con nosotros en este momento tan especial.

Y agradecer de todo corazón a Salones Mily, a absolutamente todos y cada uno de ellos por hacer todo tan fácil, por acoplarse tanto a nosotros, por el trato humano y espectacular.

Gracias a Jorge de TomaVisual por aguantar tanto, estamos deseando ver el vídeo. Y a Lorena Digital Photography, por venir después de toda la noche en urgencias, por todo el aguante y por esas fotos tan estupendas.

Gracias a todos vosotros por leerme, y si me aceptáis un consejo; disfrutad más y agobiaros menos. Hay gente que no se dio cuenta de mil detalles, gente que no firmó en el libro, otros que no hicieron fotos... Lo importante es que están a tu lado ese día y esa sonrisa y esos besos que te dan ese día, son de verdad y valen oro.

Mil gracias.