La boda de Eduardo y Belén en Galapagar, Madrid

El día de nuestra boda

Fue un día maravilloso con la mejor gente que se puede tener. Un día lleno de emociones desde por la mañana, ya que firmamos ese mismo día y nos fuimos directos a prepararnos. Se celebró por la noche y me hubieran faltado como unas 24 horas más por lo menos. El tiempo pasó apenas sin darnos cuenta. La ceremonia fue muy emotiva, hubo momentos agridulces por no poder tener a mi padre a mi lado, pero miraba la vela que le representaba y sabía que estaba a mi lado de una forma u otra en todo momento. Las palabras que nos dedicaron mis dos amigos nos llegaron al alma y la ceremonia de la arena quedó preciosa. Recuerdo el momento de más nervios, cuando estaba esperando a subir al templete junto con mi hermano y me río cada vez que recuerdo sus intentos por tranquilizarme y no haber manera, pero fue ver a todos y a él desde arriba y se me olvidó lo nerviosa que estaba.

Los invitados, a cada cual veía más guapo, todos brillaban, sin duda, y él... Bueno, él estaba impresionante, no tengo palabras para describirlo. No puedes imaginar ese tipo de felicidad hasta el momento en que lo vives, te sientes arropada por todas las personas que más quieres y ves a tu marido, esa persona con la que vas a compartir el resto de tu vida, y te sientes tan afortunada.